“Supremo poder conservador”
Armando Ríos Ruiz miércoles 31, Mar 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Hoy, muchos partidos políticos quisieran ser filiales de Morena para brillar mientras dure el resplandor del partido del Presidente y en un descuido perdurar más allá. Lo anterior, alentados por el triunfo de 2018, en el que obtuvo absoluta mayoría en los comicios del hartazgo, que pulverizó el ánimo de los votantes, negados a volver a darle un voto a los organismos tradicionales: PRI, PAN, PRD y otros.
En los estados eminentemente morenistas, todos aspiran a conquistar un puesto de elección popular, seguros de que sólo esta agrupación podrá dar el triunfo al portador de sus colores. Aunque existe un pero. Ahora, el hartazgo por las mentiras, por la incapacidad demostrada, por la incultura expuesta y por los desplantes notorios del Presidente, de llevar a México hacia un gobierno que nadie quisiera y en el que sólo sus simpatizantes no creen: a la dictadura.
En 2018, nadie reparó en que Morena se convertiría en detentador absoluto del Congreso, gracias a los demás partidos que lo acompañaron en la jugada, que después sumaron a sus legisladores al primero. Hasta después se razonó en que debió impedirse esta estrategia mañosa, mediante la cual, Morena, que obtuvo mucho menos del 50 por ciento de representantes populares, haya crecido como por arte de magia a más de 60 por ciento.
Hasta después se razonó –que no ahora que estamos en la antesala de las elecciones más importantes de nuestra historia−, que el número de legisladores morenistas creció gracias a que muchos de sus hombres fueron postulados por otros y una vez ganada la elección, regresaron a su origen.
Las organizaciones políticas optaron por no respetar lo que establece el artículo 54, fracción V de la Constitución, que establece que un partido no podrá contar con un número de diputados que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votación. Con base en lo anterior, los consejeros del INE acordaron construir una resolución que impida la sobrerrepresentación de partidos políticos y coaliciones en el Congreso.
Pero esta disposición no gustó nada al mandatario y a muchos morenistas que de inmediato le hicieron eco. El primero determinó que por esa razón, el INE, que anteriormente no le había merecido ningún calificativo descalificativo, ganaba el bautizo de “supremo poder conservador”. Adjetivó la actitud del Instituto de “juego sucio” y de “atentado a la democracia”. Cuando es exactamente al revés.
La democracia debe manifestarse a través de todas las asociaciones políticas que contienden en una votación. Desde que nació, hace más de dos mil años en Grecia, no dice en ninguna parte que los representantes populares deben ser aportados por un solo organismo. Se refiere al equilibrio de ideas, de voluntades, de tendencias, que coadyuvan a constituir un mejor gobierno. Que contribuyen a evitar que éste haga lo que quiera. Como ocurre hoy.
Duele que la resolución del INE pueda evitar que Morena vuelva a ser la aplanadora en las cámaras, que le conceden todos los desatinos, todos los abusos, todos los caprichos. No hay que ir lejos. Dos años han bastado para darnos cuenta de que la tendencia es ir al precipicio, a una velocidad nunca alcanzada anteriormente.
El PRI tardó demasiados años en hartar. Sus competidores menos. Pero Morena logró demostrar en escaso par de años, que no es remotamente el partido por el que 30 millones de mexicanos ilusos votaron. No tardó en mostrar sus verdaderos sentimientos disfrazados de aflicción por la pobreza. Esta es sólo utilizada para fines electorales, a un costo igualmente, nunca visto antes, con las dádivas bimestrales que ya acabaron con todos los presupuestos.
Lo que sí es un atentado a la democracia y una forma de intervenir en las próximas elecciones, son los señalamientos hechos al INE desde la Presidencia. Como bien observaron los ex presidentes de este organismo. Uno de ellos, José Wondelberg, lamentó inclusive que la situación aprovechada por Morena para llenar el Congreso, no se hubiera regulado antes. “Pero mejor tarde que nunca’’, expresó.
Lo verdaderamente lamentable, será que el TRIFE eche abajo las medidas, toda vez que se ha visto proclive a la obediencia ciega.