La mala hierba del populismo • II
Alberto Vieyra G. lunes 22, Mar 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
[ Segunda de dos partes ]
¿La mitomanía y el engaño, son la principal característica de un politicastro populista? No, la mentira y el engaño, que son propias de satanás, forman solamente una parte de una carretada de características de los gobernantes populistas.
Aunque el populismo en América nos fue heredado por los españoles, el populismo actual es un movimiento ideológico ruso que se envuelve en las clases populares para perpetuarse en el poder.
El populista encarna a los más fregado de un pueblo y por regla general, suele confrontarlo con los grupos oligárquicos dominantes, es decir los ricos. El populismo lo encarna supuestamente un líder supuestamente carismático e impoluto, pero la realidad es que estamos ante liderazgos engañosos que se presentan como ovejas, cuando en realidad son lobos feroces o como palomas, cuando en realidad son hambrientos halcones.
Más de dos de mis tres lectores y radioescuchas no bajan a AMLO de populista, y otros siguen creyendo que estamos ante un líder popular, que es otra cosa. Y para disipar dudas, aquí les diré las principales características de los politicastros populistas, incluyendo a AMLO.
Los populistas siguen al pie de la letra la máxima del emperador romano, Julio César de “divide y vencerás”, es decir que dividen y confrontan a sus pueblos para vencer y perpetuarse en el poder; son mitómanos, sí mentirosos por naturaleza, destructores de las instituciones nacionales, siguen al pie de la letra la ideología nazi de “hacer que una mentira pronunciada cientos de veces, se convierta en una verdad” y siempre buscan a un enemigo común para echarle la culpa de sus hierros y metidas de pata, son gobernantes payos, pues no conocen de ciencia política, engañan a la gente con ratoneras filosofías asegurando que “vamos requetebién” o que “estamos mal, pero vamos bien” y de pilón se hacen las víctimas y chillan hasta porque una mosca voló y les echó a perder una transa.
El populista usa y abusa de la palabra y se apodera de ella como si fuera el poseedor de la verdad absoluta. Ese “líder” interpreta la voz del pueblo y la voz del pueblo es la ley por aquello de la vox populi, “la voz de Dios”.
El populista gasta como le viene en gana los presupuestos del pueblo, finge encabezar un gobierno austero, negrero o cuentachiles y reparte dádivas de poder a quienes le garanticen fidelidad electoral.
El populista alienta la división y el odio entre el pueblo y moviliza permanentemente a sus grupos sociales.
El populista odia y desprecia el orden legal, es decir las leyes que juró cumplir y hacer cumplir, haciendo sentir que la ley es él, sí el pueblo, y el pueblo lo encarna él, quien desprecia las instituciones. ¿O que no AMLO exigió a los mexicanos “mandar al diablo a las instituciones”?…
El populista busca concentrar en sus manos todo el poder del Estado sometiendo a los demás poderes: El Legislativo y el Judicial; Enmascara los desastres que provoca, culpando a la prensa, al imperio económico y a todos los enemigos comunes del pueblo. Para dominar, los gobiernos populistas deben corromper a los grupos oligárquicos con los cuales han hecho previamente alianzas. Léase un Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego o un corrupto Napoleón Gómez Urrutia, una Elba Esther Gordillo y tal y tal. Como se puede ver somos mal gobernador por la mala hierba del populismo.