Desigualdades de género en industria turística
Mauricio Conde Olivares viernes 19, Mar 2021Hora 14
Mauricio Conde Olivares
En materia de desigualdades por razones de género dentro de la actividad del turismo, las mujeres enfrentan al menos 15 rubros negativos que van desde la discriminación salarial, contratación atípica, imposición de estándares físicos, acoso y explotación sexual, desvaloración social e invisibilización, así como insuficiente atención de las representaciones sindicales, entre otros.
Además, hay un gran vacío de conocimiento sobre las personas trabajadoras de la industria turística con discapacidades, ya que no se tienen en cuenta sus necesidades. Del mismo modo, el colectivo LGTBIQ es escasamente representado en los estudios del mercado laboral turístico.
A la hora de analizar las desigualdades de género presentes en el mercado laboral turístico, también es necesario comprender qué dinámicas ampliamente conocidas a nivel social no se ven reflejadas en el estado del conocimiento actual.
Por lo tanto, es preciso recoger la investigación de diversas fuentes de información más allá de la producción científica, como los informes y estudios de instituciones, agencias, sindicatos u organizaciones no gubernamentales, conocida como “literatura gris”.
Por otro lado, es esencial reconocer las dificultades de la investigación del mercado laboral turístico, por lo que respecta al acceso a información o incluso a su inexistencia, ya que es un sector que presenta una elevada privatización y fragmentación. Asimismo, históricamente se han analizado casos muy concretos que no permiten generalizar sobre ciertos fenómenos que ocurren en la industria.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2017) se identifica como trabajo turístico aquél que es generado en los sectores de la hostelería, la restauración y el entretenimiento, la gestión de viajes y las atracciones turísticas.
Le comento que desde una perspectiva amplia y crítica, se analizó el mercado laboral turístico, teniendo en cuenta una de sus características inherentes actualmente: la elevada feminización. Asimismo, el género es contemplado como el eje principal del nuevo informe, que da pie a esta columna, una variable a través de la que se detectan grandes vacíos de conocimiento.
Este nuevo informe bajo el sello Alba Sud Editorial fue elaborado por Núria Abellan Calvet, Carla Izcara Conde, Alejandra López Ballart y Marta Salvador Almela.
Déjeme contarle que las mujeres de todo el mundo, de manera generalizada, se han visto sometidas a una serie de roles tradicionales basados en el género que las sitúan como aquellas personas que deben encargarse de las tareas del hogar, el cuidado de las criaturas, de las personas mayores y de la familia en general. Estas tareas tienen la peculiaridad de que no están reconocidas con una remuneración económica. Este aspecto representa un obstáculo en medio del recorrido profesional de las mujeres, conocido como doble presencia, y que se entiende como la necesidad de responder a las demandas del trabajo asalariado y del doméstico-familiar de manera sincrónica.
La asociación de las responsabilidades domésticas con las mujeres no sólo existe dentro de los retos de la conciliación laboral o de naturalización de su encasillamiento en diferentes tareas y profesiones. También tiene un gran peso en aspectos como la contratación, el salario percibido o la capacidad de moverse jerárquicamente dentro de la escalera profesional.
En la industria turística, las mujeres ocupan posiciones de categorías y salarios bajos y, además, las de origen inmigrante se encuentran en desventaja por la falta de familiaridad con el trabajo, las limitadas redes personales y las cualificaciones no reconocidas.
La feminización del trabajo turístico, y más concretamente en su intersección con la raza, implica que las tareas desarrolladas por las mujeres en el mercado laboral sean una extensión de las tareas de cuidado, es decir, del trabajo doméstico.
Es por este motivo que las mujeres ocupan posiciones como camareras de piso, limpiadoras de alojamientos turísticos, recepcionistas de hotel o agentes de viaje, entre otros; trabajos que requieren una especial atención por la limpieza, el trato personal y la planificación.
Por otro lado, ciertos puestos de trabajo turísticos son masculinizados, tanto por motivos históricos como físicos, y dificultan el acceso a las mujeres, como sería el caso de los pilotos de avión o la figura del botones. Esta dinámica también está presente en la escasa representación femenina en posiciones relacionadas con el turismo y la tecnología.
Un ejemplo concreto de segregación por etnicidad, raza y género se encuentra en los cruceros turísticos. Los datos muestran que un 80% de los trabajadores en un crucero son hombres, ya que son tareas percibidas como muy duras físicamente. Es por este motivo que antes y durante los procesos de selección de personal se naturaliza esta desigualdad, con hombres presentándose para tareas de más esfuerzo físico y mujeres buscando puestos de trabajo orientados al servicio al cliente.
También se discute la idea de que los empresarios prefieren contratar a personas con más probabilidades de quedarse durante más tiempo, es decir, los hombres, ya que generalmente estos no se ven en la necesidad de conciliar su trabajo con las responsabilidades domésticas o con las tareas de cuidado.
Por otro lado, en muchos casos perdura la idea de que los hombres son los que deben mantener económicamente a sus familias, mientras que las mujeres trabajan para complementar el salario de su marido, concebido socialmente como prioritario.
Otro factor que afecta a las diferencias salariales entre hombres y mujeres proviene de la misma naturaleza de los contratos. Sin considerar la estacionalidad general del sector turístico, se observa una mayor presencia de contratos a tiempo parcial entre mujeres.
La contratación atípica, que incluye contratos temporales, a tiempo parcial y externalizaciones, es un conjunto de fórmulas que buscan ajustar la disponibilidad de las trabajadoras a las necesidades de la empresa.
Destaca que la mayoría del trabajo a tiempo parcial, temporal e informal en el sector de la hotelería lo realizan mujeres, motivo por el que se puede afirmar que la contratación atípica es una desigualdad de género en el mercado laboral turístico.
Este es el caso de las asistentes de congresos y eventos, un grupo sometido a una elevada flexibilización laboral y feminización. Otro ejemplo son las guías a bordo de los camiones turísticos, que se encuentran con contratos a tiempo parcial, ya que la empresa recurre al hecho de que el servicio funcione sólo de día dificulta la organización de dos turnos de ocho horas cada uno.
Con tal de ajustar las horas contratadas y no tener que pagar horas extras o evitar tener personal contratado sin una demanda suficiente, la empresa combina el contrato a tiempo parcial con el uso de horas complementarias, provocando oscilaciones en el horario de las trabajadoras y en consecuencia su malestar.
Una de las razones por las que las mujeres ven obstaculizado su ascenso a posiciones de dirección es porque estas posiciones requieren un mayor compromiso y exigencia que se consideran difícilmente compatibles con las responsabilidades domésticas que les son atribuidas.
Además, aunque finalmente estas mujeres lleguen a ocupar cargos de responsabilidad, estarán ejerciendo sus capacidades profesionales y personal en un mundo laboral masculinizado. A la vez, su liderazgo está asociado a valores cercanos a los estereotipos de género femenino tradicional como, por ejemplo: el pensamiento relacional, la colaboración, la comunicación inclusiva, la emoción, la empatía y la capacidad de multitarea.
A estas y otros obstáculos se enfrentan las mujeres en el sector turístico, empero, lo anterior será motivo de posterior análisis en otra entrega de Hora 14.
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