¿Escuchará la advertencia, Morena?
Ramón Zurita Sahagún lunes 15, Mar 2021De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los partidos políticos y las autoridades son los casos más representativos de sordera ante los reclamos populares, ya que no los consideran, ni toman en cuenta y reaccionan solamente cuando ya no hay remedio.
Siempre ha sido así, por lo que no es novedad que las alarmas no se enciendan ante los señalamientos a Félix Salgado Macedonio, su ratificado candidato al gobierno de Guerrero.
El autonombrado toro sin cerca fue avalado una y otra vez por la dirigencia nacional del Movimiento Regeneración Nacional, sin tomar en consideración las alertas y peticiones de mujeres del propio partido, de colectivo de mujeres y otras más que se sumaron a la petición de cambiar de candidato, antes las graves acusaciones que se ciernen sobre el ahora senador con licencia.
Las denuncias no son simples, se trata de acusaciones sobre violación y otros delitos contra mujeres que lo han señalado públicamente y levantado denuncias ante las autoridades judiciales, sin que hasta el momento obtengan respuestas de ninguna clase.
Los oídos sordos de unos y otros son lo más cercano a una respuesta y la definición de las encuestas basadas en popularidad y conocimiento de los personajes que fueron incluidos en dichos sondeos.
Cada uno de ellos fue ganado por Salgado Macedonio lo que deja en claro que, para Morena, lo importante siempre fue, quien le proporcionará los votos para ganar la gubernatura.
En ese rubro, Félix se pinta solo, ya que ha dado ejemplo de combatividad y que no se arredra ante ningún obstáculo, aunque transgreda todos los límites.
Félix es popular, ni duda cabe, es un ejemplo de político populachero, que como Juan Charrasqueado es valiente y arriesgado en todos los lances que se propone.
Su objetivo y el de su partido son ganar los comicios y confían en que nada ni nadie los detenga en esa misión.
Con todo y ello, diversos colectivos de mujeres traen el empuje suficiente para no dejar a Félix solo durante la campaña electoral, pidiendo una y otra vez que Morena cambie de candidato, pero también motivando a los ciudadanos guerrerenses a que no sufraguen por él.
Igual que ha sucedido en otros casos, las autoridades hacen caso omiso y los dirigentes del partido eluden responsabilidad.
Así pasó con Javier Duarte, cuando como gobernador de Veracruz, era señalada su administración por los abusos cometidos por él y sus colaboradores y lejos de integrar una averiguación, hasta el entonces presidente Peña Nieto lo puso de ejemplo como el prototipo de los jóvenes priistas que le estaban cambiando el rostro a este partido.
El colmo que cuando se mostraron pruebas de sus desvíos, Javier Duarte acudió a un programa de televisión en que negó todos los señalamientos, solamente para salir huyendo, dejando inconcluso su gobierno.
Con Roberto Borge y César Duarte, gobernadores de Quintana Roo y Chihuahua, respectivamente, sucedió algo similar. Varias veces se denunciaron los abusos cometidos y la concentración de riqueza de ambos, sin que nadie escuchará o atendiera esos reclamos.
Y aunque ninguno de los dos dejó tirado su gobierno, si salieron huyendo al término del mismo y cuando las denuncias fueron atendidas era demasiado tarde y los personajes en cuestión ya habían volado hacia otros destinos, fuera del país.
Cuando la justicia decidió actuar, el desfalco fue tremendo, las acusaciones se multiplicaron y la dificultad de recuperar lo sustraído es casi imposible.
Con Salgado Macedonio no es cuestión de desvío de recursos, ni sustracción de los mismos, cuando menos hasta ahora, el asunto es que resulta moralmente imposible que un partido y hasta su máximo dirigente (el Presidente de la República) solapen la conducta de un personaje que ha sido señalado por cuando menos tres mujeres de violación.
Es cierto que no ha sido procesado, pero mal caería si en plena campaña, la justicia decide actuar en consecuencia y entonces Morena deberá cambiar de candidato, con el consiguiente riesgo de perder la elección y de los reclamos que les hagan sus propios militantes por no atender en tiempo y forma los señalamientos hechos con anticipación.
La alarma se encuentra encendida, los focos amarillos están intermitentes y aunque Morena tiene las preferencias con el candidato que postulen, no se atreven a cambiar a Salgado Macedonio, sin importar lo que suceda a futuro o el ejemplo que están lanzando para futuras competencias electorales, donde no tendrá cara para reclamar a los otros partidos que propongan candidatos con historial delictivo o sombra de duda sobre su moral y ética.