Una lucha laboral que empoderó a la mujer
¬ Luis Ángel García lunes 8, Mar 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Del reclamo por jornadas laborales más cortas, mejores condiciones de trabajo, salario digno y derecho al voto, las mujeres pasaron en una centuria a la exigencia de la igualdad de género, de mayores espacios, de respeto a su dignidad y de reconocimiento a su trascendencia social.
Este lunes 8 de marzo no se celebra, se conmemora, una de las luchas feministas más trascendentes en la historia. El sacrificio de casi 130 mujeres en un incendio provocado en la fábrica de camisas Cotton en la zona industrial de Nueva York en 1911 provocó la movilización de 15 mil trabajadoras que exigieron justicia para sus pares que habían iniciado una huelga en la factoría de ropa reivindicando sus derechos laborales y políticos.
Las Naciones Unidas oficializaron la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en 1975. Sin embargo, desde entonces, la efeméride sólo es una fecha en el calendario cívico. La sociedad está en deuda con el sexo femenino, al cual le ha regateado sus prerrogativas y menoscabado su dignidad como persona en la realidad social. A la mujer se le ve como ciudadana de segunda. Se le reconoció el derecho al voto hasta 1953, no como garantía social, sino graciosa dádiva presidencial.
Por décadas, la mujer ha sido violentada en la casa, la escuela, el trabajo, la pareja, la familia, la religión y la política. Ha sufrido de racismo, discriminación, bullying, explotación, menoscabo de sus derechos políticos, laborales y sociales, acoso y violencia sexual, desigualdad y falta de oportunidades. La mujer, relegada de las esferas del poder y del reconocimiento social.
El año pasado, el 8M y el 9M fueron una llamada de atención social; las mujeres, que hoy están en pleno empoderamiento, se hicieron presentes y gritaron ¡Ya Basta¡ contra la violencia, los feminicidios, la explotación laboral, la incomprensión familiar, la desigualdad en el trabajo, la indiferencia gubernamental y la falta de políticas públicas en materia de victimización y apoyo a la mujer.
Fue una manifestación numerosa y espontánea, sólo manchada por las anarquistas y ultras violentas, pero dejaron sentir el músculo del sexo femenino que representa el 51.2 por ciento de la población. El grito enérgico y justo de la mujer se escuchó y cimbró al país, menos a la estructura gubernamental, que desprecia los reclamos feministas. Así sucedió con el 9M, cuando la huelga espontánea de brazos caídos -no trabajo, no consumo, no cuidos- fue aprovechada por el gobierno para reprimir a sus funcionarias y a la no primera dama para que se abstuvieran de sumarse al movimiento y en el caso de las empleadas, otra vez como dádiva graciosa, se informó que no se les descontaría el día si faltaban.
En esta nueva edición, no se espera una manifestación multitudinaria, la cual ya fue estigmatizada por el gobierno y curándose en salud amuralló Palacio Nacional con el pretexto de prevenir actos violentos.
Ningún gobierno ha sido tan omiso ni recriminatorio con las mujeres como éste; sin embargo, han promovido infinidad de conferencias, premiado a mujeres policías, aprobado la ley de menstruación digna y otras lindezas como paliativos para satisfacer a la mujer.
Este 8 de marzo, apoyemos verdaderamente a la mujer y, aunque es difícil cambiar la idiosincrasia del mexicano, exijamos al gobierno un compromiso real de reivindicación femenina.
Solo por no dejar: Honor a quien honor merece. Bien por el IMSS que, en un acto de justicia y equidad, consideró a los policías auxiliares que resguardan las instalaciones hospitalarias del Instituto como personal de primera línea y también comenzaron a aplicarles la vacuna contra la Covid-19. Reconocen a los elementos policiacos que también son personal de alto riesgo y por ello les aplican el antígeno. Sucedió en el Centro Médico Nacional La Raza. Esperemos que este ejemplo se replique en todas las instalaciones médicas del país, no sólo las del IMSS, ya que los cuerpos de seguridad que vigilan tan estratégicas instalaciones corren el mismo riesgo que el personal sanitario.