“Prostitución” de nuestro idioma
Alberto Vieyra G. viernes 5, Mar 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En aras de una mal entendida “paridad de género”, la clase política de México al más alto nivel ha “prostituido” el idioma español y nuestro lenguaje, deporte que se ha agudizado en los últimos 20 años con acentuación en épocas electorales.
¿Cuál es la razón principal de esa “prostitución” de la tercera lengua a nivel mundial con más de 500 millones de hablantes en el mundo, después del inglés y del chino mandarín?
Los lingüistas no dudan en que esa “prostitución” se debe a la ignorancia de un pueblo que no lee y está en ayunas de una memoria visual, sobre el uso de las palabras y términos como “las y los”.
Entonces, ¿qué lee la clase política azteca? ¿Cuántos libros lee en promedio un mexicano egresado de alguna carrera universitaria o los compatriotas de a pie, como este modesto átomo de la comunicación?
Perplejo me dejó un joven que terminó su carrera de abogado, hace 14 años cuando me reveló que desde entonces no ha leído un solo libro. Obvio, está sin trabajo y totalmente desactualizado en materia de leyes, comenzando por la Constitución. Así no se puede.
Bueno sería que mis colegas periodistas en la república mexicana hicieran durante estas campañas electorales un pequeño ejercicio preguntando sorpresivamente a los politicastros, ¿qué libros han leído en el último año? Nos encontraremos con muchos Peña Nieto que no recordarán ni siquiera el nombre de los autores o los confundirán.
Aturden y enfadan los promocionales con eso de “las y los diputados”, “las y los magistrados”, “las y los niños”, “las y los perros”. En el error lingüístico incurren el Poder Judicial a nivel nacional, gubernaturas, Presidencia de la República, partidos políticos; y lo más triste que he escuchado es que muchos colegas, la mayoría seudo periodistas se van con la finta y le hacen segunda a una ignorante clase política que cada 3 años lucra a más no poder para obtener nuestros dineros públicos mediante los cargos de elección popular, importándoles un comino la prostitución de nuestro hermoso idioma español.
Desde el punto de vista de estética lingüística, esos artificios de “las y los”, son innecesarios. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas, de acuerdo con los cánones que marca La Real Academia Española. Le doy un ejemplo, cuando hablamos de los mexicanos, los norteamericanos, los españoles, los escoceses y tal y tal nos referimos en genérico al plural, con el cual se entiende que hablamos de hombres y mujeres, de diputados y diputadas, gobernadores y gobernadoras por lo que es absurdo hablar de “las y los”, que lo único que refleja es una miseria intelectual de las instituciones y en general de una clase política que no lee, ni el Memín Pinguín, esa historieta con tantos valores o El Libro Vaquero de la predilección de Vicente Fox, el mismo que aconsejaba “a todos los mexicanos”…“no lean” y comenzaría a “prostituir” el idioma español con términos como “las chiquillas y los chiquillos”, esto debe evitarse porque genera dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos. Algo que ya ni los rancheros de mi pueblo hacen.
No podemos tolerar que una inepta e ignorante clase política siga “prostituyendo” más nuestro lenguaje. Tenemos que educarlos, usted y yo. ¿Cómo? Pues mandándolos a la nocturna o algún Instituto Patrulla para que aprendan el uso de las reglas gramaticales, pero sobre todo que lean, porque leyendo tendrán una memoria visual para no incurrir en la mala escritura de palabras que lo único que muestran es que tenemos una clase política que rebuzna, como todos los burros, que por cierto ya sílo quedan en México unos 250 mil ejemplares de aquellos cuatro que nos trajo Cristóbal Colón.