Vivimos la era digital
¬ Mauro Benites G. martes 23, Feb 2021Municiones
Mauro Benites G.
Es innegable el poder de las redes sociales y es que la influencia de éstas, está aplicada en toda la vida cotidiana de la humanidad y de los países y esta situación confirma que la información es poder y la comunicación que nos dan las redes en esa información, ante la rapidez con que avanzan los programas digitales crece la amplitud del poder de la información política, social, económica y técnica. El conocimiento y la información es, lo repito, poder.
Pero lo ha sido desde las guerras médicas. La computadora trae locos a los hombres, como al escritor Alvin Toffler y a quienes, tomando su tesis, basan sus comentarios para orientar a los posibles inversionistas. Los sistemas de comunicación y de computación son un prodigio, nadie lo duda, y pueden proporcionar la información enciclopédica en cuestión de segundos. Pero la computadora no piensa. En último caso, no decide la opción, aunque de los elementos.
Cuando Toffler dice que esta tercera vía, y al parecer definitiva ola, van a hacer desaparecer del mundo de la mecánica para convertirlo todo en electrónico hace una aseveración muy cuestionable. La producción tendrá que seguir adelante, siempre, para alimentar y conservar a la raza humana. Un ejemplo dramático: cualquier computadora le dice a usted cuántos miles de millones de bocas hay en el mundo.
Ya se cuenta con los medios de control natal. ¿Por qué sigue creciendo el número de bocas, que terminarán comiéndose unas a las otras? Algunos lo sabemos, pero eso no cambia las cosas. El milagro de la radio, el mayor de la televisión, y ahora la de los sistemas computacionales, sobre todo las redes sociales, podría servir a la humanidad para inmensos avances y beneficios. ¿Por qué sólo han servido para incrementar el ansia de comprar, de consumir y de especular en el ámbito financiero?
Falta, no información, sino un uso adecuado de esa información y de sus instrumentos, los últimos los producidos por la alta tecnología electrónica, especialmente en Japón y Estados Unidos, han estado al servicio para el fraude y la mentira.
El cerebro humano será siempre la cúspide de la vida, puesto que piensa. Frente a la tremenda realidad de la inteligencia que todo lo domina, se han estrellado todos los idealismos y las utopías, aunque algunas, como las actuales, hayan sido creaciones malignas diabólicas. La computadora guarda información. El hombre piensa y decide.
Por todo lo anterior es ridículo y perverso que un senador con orejas de burro con apellido Monreal trate de agredir a la libertad de expresión poniendo candados a las redes sociales, esto además de ser, repito, perverso es trágico.