La voz del diablo
Freddy Sánchez jueves 18, Feb 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“Qué barbaridad tan bárbara”…
Quizás a algunos les parezca exagerada la expresión, aunque otros coincidirán en que es lo menos que merece lo que dijo un obispo tamaulipeco acerca de que usar el tapaboca, “es no tener confianza en Dios”.
Una afirmación que provocó diversas reacciones de indignada molestia.
Y es que tal perece que lo dicho desde un púlpito fue un aserto descabellado.
Que escandalizó a un sinnúmero de oyentes, no tanto por lo que se dijo, sino por quien lo dijo.
Porque, más que la aparente intención de transmitir un mensaje divino, lo que algunos han llegado a pensar es que al prelado católico lo asaltó una ocurrencia diabólica, que imprudentemente compartió con sus feligreses en la misa del domingo pasado en Ciudad Victoria.
Haber señalado pues, que usar el tapaboca es un acto de desconfianza en Dios, sin lugar a dudas fue un terrible disparate.
Y de hecho podría ser el equivalente a la convocatoria a un suicidio colectivo entre quienes dejándose llevar por las palabras del obispo de Tamaulipas, optaran por renunciar a una protección fundamental en plena pandemia por Covid.
En ese aspecto, justo es mencionar que usar el gran poder de la fe, en lo que podría ser un sentido contrario de amor al prójimo, (alentando un atentado contra la salud propia y la de los demás por no usar el tapabocas bajo el supuesto de estar confiando en el poder divino), se antoja de lo más aberrante.
En especial si muchos llegaran a pensar que tampoco estaría confiando en Dios, aquel que recurra a las vacunas para protegerse de distintas enfermedades y los que sintiéndose enfermos acudieran a un hospital esperando salvar su vida, en vez única y exclusivamente de invocar la protección del cielo, sin hacer nada más.
Acaso entonces, bajo tal hipótesis habría que suponer que todos los que no se cuidaron, sufrieron contagio y murieron de coronavirus, confiaron en Dios y fueron abandonados a su suerte.
Eh ahí lo disparatado de la reflexión, puesto que ahora resulta que de “allá arriba” habría llegado la orden de quién debió morir o salvar su vida, como resultado de la pandemia que ha afectado a la humanidad en los tiempos que corren.
Eso que dijo el Obispo de Tamaulipas, consecuente, parece alejarse a muchos kilómetros de distancia de un razonamiento mínimamente sensato e incluso de una reflexión espiritual digna de fe.
Y más, por lo que el propio representante del clero mencionó en su homilía al recordar que en la creencia popular Dios dice al que le tiene adoración: “ayúdate que yo te ayudaré”.
Lo que se antoja más cuerdo que la tácita incitación del obispo a no usar el tapaboca, que sobradamente se ha dicho y repetido debe utilizarse como medio indispensable de protección esencial para evitar los contagios.
Y justamente por ello es que aunque un obispo disienta de las distintas formas más eficaces para no sufrir de un contagio y otros representes de la iglesia compartan el mismo parecer más vale seguirse cuidado con el uso de las distintas protecciones recomendadas para hacerle frente al mal de males que hoy por hoy padece la humanidad con desastrosas consecuencias.
Entre otras razones, precisamente, por imitar conductas imprudentes, desatendiendo las medidas indispensables de seguridad personal en materia de salud, olvidando que el sentido común suele ser como se dice el mejor método para la autoprotección.
Cuidado entonces de no dejarse llevar por malos consejos.
No vaya a ser que por pensar que uno pudiera estar escuchando a Dios en realidad lo que atienda sea: la voz del diablo.