Haciendo filas
¬ José Antonio López Sosa miércoles 17, Feb 2021Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
No es cosa de la Covid-19 y su vacunación, vivimos en el país de las filas. Quizás por identidad cultural, por falta de creatividad o por mera costumbre, pero desde nuestro nacimiento debemos hacer fila para todo. Mucho tiene que ver los millones de habitantes que somos, frente a los paupérrimos servicios que tenemos.
Hay que diferenciar con claridad para comenzar este análisis: una cosa es hacer fila por gusto, es decir, por ir a un concierto, sacar una visa, comprar una novedad de Apple o asistir a una premier y otra cosa, es hacer fila por un derecho adquirido o por un recurso que proviene de nuestras propias contribuciones y donde el Estado es tan solo un administrador.
El lunes y martes hubo de todo en la vacunación contra la Covid-19, adultos mayores que tardaron 6 horas bajo el sol y otros que en una hora y media estaban vacunados y en sus casas. Estos hechos desataron toda una serie de debates con relación a las filas, la salud pública y los creyentes de la Cuarta Transformación.
Algunos consideran que hacer fila de horas es tener contacto con la salud pública y, por supuesto que sí, esa rezagada que tenemos desde hace medio siglo en nuestro país, otros consideran que la fila es necesaria y no hay razón para quejarse de ella, como si fuésemos desagradecidos (con nuestro propio bolsillo) por quejarnos ante la recepción de una vacuna.
El hecho es que en pleno siglo XXI, una vez que tienen el registro de millones de adultos mayores, por lo menos en la Ciudad de México, ni pudieron diseñar (o comprar) un sistema que mediante algoritmos, pudiera citar a los adultos mayores en horarios diferidos, a efecto de no tenerlos 2, 3, 4, 5 o 6 horas formados en la calle.
Sí, es una salvajada tener a un adulto mayor de 70 años ese tiempo en una fila.
Ahora la premisa para la vacunación al parecer es soportar las filas y, quien se queje es un irresponsable, de acuerdo a los creyentes del gobierno en turno.