Mucho ruido y pocas vacunas
Alberto Vieyra G. martes 16, Feb 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El mundo vive en la guerra de las vacunas contra la Covid-19, que cada vez se vuelve más correoso con la diversificación de nuevas mutaciones que tienen a la ciencia mundial en aprietos y desconcertada.
Las llamadas farmacéuticas trasnacionales de la muerte se hinchan vendiendo vacunas a gobiernos, en lo que podría calificarse ya, como una economía de guerra sanitaria o como la era de un nuevo saqueo descomunal colonialista.
Ahora, casi diariamente nos enteramos del nacimiento de una nueva vacuna, pero la gran interrogante de científicos, medios especializados en materia de virus y enfermedades y gobiernos en general, desconocen si la oleada de vacunas ¿será capaz de detener la pandemia del siglo que ya dejo más de 2 millones de muertos y amenaza barrer con gran parte de la humanidad?
Nadie tiene la certeza de que el puñado de vacunas sirvan ante las nuevas mutaciones cada vez más mortíferas del coronavirus.
En la escena sanitaria mundial han hecho su aparición la helada vacuna de Pfizer; Moderna, CanSino, Sputnik V, Johnson & Johnson, una segunda vacuna China, otra rusa y aunque usted no lo crea, hasta Cuba debuta con una vacuna llamada Soberana y ¿México que tiene un largo historial como productor de vacunas, incluyendo la vacuna de la viruela de Balmis, ahora solamente es dependiente del imperio neoliberal? ¿No que el Presidente de la República es enemigo público número uno del neoliberalismo? ¡Pura mentira contumaz! Con las vacunas se hace mucho ruido, pero la realidad es que hay muy pocas.
En Estados Unidos, Joseph Biden anunció que comprará 600 millones de vacunas, pues ya inmunizo a más de 33 millones de ciudadanos y planea vacunar en sus primeros 100 días de su gobierno a más de 100 millones de norteamericanos, incluyendo migrantes. Por cierto, se sabe que más de 5 millones de mexicanos han sido ya vacunados en Estados Unidos. Inglaterra ya suma 10 millones de vacunados, al igual que Chile, en América Latina. Sólo México aparece hasta la cola con el 0.5% de la población vacunada, es decir solamente unos 725 mil 447 vacunados con la primera dosis.
Ah, pero eso sí AMLO le saca mucha raja electoral a cada puñito de vacunas que nos manda el imperio. En México estamos en una campaña nacional de vacunación, pero sin vacunas. Los mexicanos ya descubrieron que, desde Palacio Nacional, AMLO protagoniza la farsa de las mentiras, mientras la mortandad llega a casi 180 mil oficialmente y si tomamos como base la ecuación de López-Gatell de multiplicar por 2.8%, estamos hablando de medio millón de muertos, es decir alrededor de 5 estadios Azteca repletos de fanáticos.
Para la mayoría de la población mexicana, sobre todo para los que están en edad productiva y para unos 15 millones de ciudadanos de la tercera edad, es decir los jóvenes de ayer, la farsa de la vacunación anunciada por AMLO se convirtió en una terrible desilusión, igual que su gobierno.
Hace ya dos semanas que el gobierno amlista echó a andar una página electrónica bajo el nombre de “Mi Vacuna” para que los viejitos se registren, y la queja generalizada que recibo es que muchos de ellos no llegan ni a computadora y otros que no tienen quien los ayude a efectuar el registro y menos saben a dónde demonios los convocará AMLO para que se vayan a vacunar.
La lógica es que las brigadas de zánganos morelitos vayan casa por casa, peinando ciudades, pueblos y rancherías para llegar a cada uno de los miembros de esa vulnerable población. Ah, pero AMLO quiere que vayan a ser larguísimas filas, a sortear terribles calores y vendavales durante el febrero loco y marzo otro poco, como ocurre con esos viejitos que cada dos meses tiene que acudir a recibir las dádivas de los apoyos gubernamentales a comunidades muy apartadas, de los cuales me ha tocado ver a hombres y mujeres de edad avanzada que apenas y pueden caminar para llegar a recibir esas dadivas electorales. ¡Qué ultraje a la dignidad humana!
Por lo pronto, el “rey de la mentira de Palacio” cacarea que reinicia la vacunación y no se parará. Ya veremos dijo mi compadre Casimiro apodado el poca luz, porque hasta hoy “mucho ruido y pocas vacunas”.