El PRI y su nuevo desafío
Ramón Zurita Sahagún jueves 11, Feb 2021De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La idea de un PRI nuevo, alejado de los escándalos, de la corrupción y del sello que lo marcó por los 70 años de dominación nacional y los seis de corrupción total que los anteceden, es la propuesta que lanza el partido tricolor con rumbo a los comicios del 6 de junio.
Se trata de una propuesta conjunta en que los tres partidos de la alianza por México (PRI-PRD-PAN) buscan permear entre la ciudadanía y que dé vuelta a la hoja de los errores y abusos del pasado.
La intención conlleva que la alianza arrebate el dominio de Morena en la Cámara de Diputados y que el control de la misma recaiga en los tres partidos aliancistas, más los que se sumen a su propuesta.
Y con esa idea van en alianza en una decena de estados que elegirán gobernadores y en más de la mitad de los distritos electorales federales, en un esfuerzo conjunto que, confían, arroje los resultados esperados.
La conformación de la Cámara de Diputados fue de una aplastante mayoría priistas hasta 1994, donde los tricolores se despidieron de su última mayoría abrumadora, ya que la siguiente la de 1997, inesperadamente quedó relegado con menos de 240 diputados, mientras los opositores reunían en su totalidad a cerca de 260. Eran tiempos en que el PRI marchaba sin aliados, ya que sus satélites, el Popular Socialista y el Auténtico de la Revolución Mexicana, habían pasado a ser una verdadera oposición.
En aquellos no tan lejanos tiempos, el Verde no pintaba siquiera para mantener el registro y el PRI se había quedado sin aliados, incondicionales o rémoras y tenía que nadar solo en busca de la otra orilla.
Para el año 2000, el PRI se sostuvo con el mayor número de diputados, pero quedó relegado a ser la primera minoría, condición que guardó en 2003, pero en 2006, sufrió un gran bajón, con tan sólo 106 diputados federales que había sido el número más pequeño de legisladores en toda la historia de ese partido, al que algunos condenaron a muerte.
2009 significó un nuevo repunte y ya en 2012 con la recuperación de la Presidencia de la República, los priistas volvieron a sonreír, al igual que en 2015, con un gran número de diputados.
Sin embargo en 2018, vino la debacle y se presentó lo inimaginable, los priistas quedaron reducidos a una minoría pírrica, con menos de 50 diputados, lo que hizo que los detractores del partido se movieran para impedir que la presidencia de la Mesa Directiva quedara en sus manos, como tercera fuerza política, lo que finalmente no se concretó.
Es cierto que los priistas ya habían sido una oposición completamente minoritaria en 2006, pero nunca al nivel que quedaron relegados en 2018, con menos de la mitad de las 106 curules de aquel entonces.
Ahora van con todo y nuevo proyectos y alianzas insospechadas por conquistar nuevamente las glorias del pasado, aunque arrastran todavía historias del pasado que son reescritas en los días recientes.
Tratan de que no les afecte el último gobierno priista, el de Enrique Peña Nieto y que no impacten en sus campañas los escándalos de esa administración, ni que un nuevo gobernador de esa ideología, Mario Marín Torres, acaba de ser detenido, aunque no lo fue por lo que es común entre los ex gobernantes priistas, la corrupción, sino por el abuso y la tortura psicológico en contra de una escritora.
En la mente de muchos ciudadanos se encuentran todavía los abusos y desvíos de dinero y beneficios propios y de sus colaboradores de los entonces gobernadores priistas del sexenio pasado, Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge, entre otros y de miembros del gabinete como Rosario Robles, Emilio Lozoya Gerardo Ruiz Esparza (finado) y otros más que han sido señalados.
Esas historias y otras más pretenden borrar los priistas y que quienes las recuerden no dejen que incida a la hora de sufragar por los candidatos de este partido.
Posiblemente esto no suceda en la presente elección, la del 6 de junio, pero podría ser el inicio de un nuevo comienzo para el tricolor que quiere reverdecer laureles, aunque depende de la voluntad ciudadana.
Al PRI se le dio por muerto en ocasiones anteriores 2000, 2006 y 2018 ¿podrá reaccionar ahora que se le escribe un nuevo epitafio?
No falta mucho para corroborarlo, pero mientras respiren, los priistas harán lo posible por reactivar al partido.