Ayuda el que no estorba
Freddy Sánchez jueves 11, Feb 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
El apoyo nunca está de más y si es de buena fe, mucho menos.
En ese sentido es plausible que a las campañas de vacunación en todo el país se sumen estudiantes universitarios.
De hecho, si hubiera otros grupos sociales dispuestos a colaborar en estos menesteres, qué mejor.
Entre más rápido y eficazmente se logre aplicar el plan nacional de vacunación contra la Covid, menores efectos negativos habrá en materia de salud y economía, por lo que sin lugar a dudas la participación universitaria debe ser vista con “buenos ojos”, en vez de suspicacias.
Aunque, naturalmente, la reservas que algunos se hacen al respecto, igual deben ser tomadas en cuenta para garantizar que el programa de vacunación se desarrolle sin otro fin que el de procurar una atención médica diligente y óptima en favor de los habitantes de este país.
Y por lo mismo, convendrá incorporar cuantas medidas favorezcan la trasparencia en el proceso de vacunación.
Que nadie tenga motivos para sospechar que en torno a la participación de los conocidos “servidores de la nación”, y ahora estudiantes de universidades ligadas al gobierno federal, se pudiera estar maniobrando dolosamente con fines electorales.
El más mínimo afán de lucro con la salud de los pobladores de México, no sólo constituiría una inmoralidad imperdonable, (sea de parte de autoridades federales, locales o militantes y dirigentes partidistas), sino que ameritaría una ejemplar y severa sanción en contra de los que se quieran aprovechar de la vacunación con propósitos de carácter electoral.
Así que en aras de ciudadanizar al máximo posible los apoyos externos para los responsables institucionales de las compras, distribución y aplicación de las vacunas, podría convocarse a distintas organizaciones de la sociedad civil para que se adhieran a las acciones oficiales de vacunación con dos finalidades: ofrecerse como voluntarios en diversas tareas y al mismo tiempo actuar como supervisores para observar y denunciar posibles irregularidades cometidas por personal oficial o particulares llamados a colaborar con la vacunación.
De tal suerte que el gobierno federal esté en condiciones de operar con la debida prontitud que está demandando la emergencia social en relación con las vacunas, pero sin que se dejen “manos libres” a los participantes en el proceso, puesto que como reza un refrán: “en arca abierta hasta el justo peca”.
Por eso mismo, hay que garantizar la obligación gubernamental de asumir y demostrar un comportamiento ético con el manejo de las vacunas, lo cual se facilitara en la medida en que se permita una evaluación constante por parte de ciudadanos independientes.
Vale la pena añadir al respecto, que algo como eso conjurará las murmuraciones acerca de que el gobierno obra con sigilo, objetando de una y otra forma la trasparencia en sus actividades, porque de conocerse lo que deliberadamente se oculta en la presente administración sexenal “medio mundo” se daría cuenta de la doble moral con la que se conduce la 4T.
Qué mejor manera, pues, de “taparles la boca” a los críticos del gobierno actual que dando apertura total a la revisión de lo que desde el aparato burocrático se está haciendo con la vacunación, puesto que así los ciudadanos podrán estar tranquilos al saber que quienes ordenan y operan los operativos de vacunación en cada palmo del territorio nacional, no son otra cosa que salvaguardas honorables de su salud.
Y aquellos que faltando a su deber institucional o traicionado la confianza depositada en ellos, se presten a manipulaciones electorales o manejos corruptos de cualquier índole con las vacunas, simple y llanamente que se los exhiba y castigue con todo rigor.
Porque en torno la vacunación los aportes solidarios de parte de quienes los proporcionen, no deben provocar abusos ni obstrucciones perjudiciales a la sociedad, puesto que como dice el dicho: “mucha ayuda el que no estorba”.