Demonios del poder
Alberto Vieyra G. lunes 8, Feb 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En 2005, la periodista Lydia Cacho publicó la primera edición de su libro Los demonios del edén en el cual pondría al descubierto una poderosa y ponzoñosa mafiosa red de pederastas, encabezados por el tristemente célebre ex gobernador poblano, Mario Marín el góber precioso; el llamado “rey de la mezclilla”, Kamel Nacif Borge y el entonces líder del Senado de la República, Emilio Antonio Gamboa Patrón, entre muchos otros demonios del poder. Hoy, Mario Marín está preso por haber torturado a Lydia Cacho al más puro estilo de las mafias. Marín podría enfrentar hasta 20 años de cárcel y con él muchos más irán a calentar cemento de su propio costal en algún reclusorio de los hombres ilustres.
El libro en cuestión, provocaría un terremoto político que condujo a que el PRI estuviese a punto de desaparecer del escenario político nacional. En las elecciones presidenciales de 2018, los electores mexicanos vomitaron al PRI el hartazgo era monumental por culpa de esos demonios del poder y muchos otros que traicionaron los principios de la Revolución Mexicana, ultrajando la dignidad de millones de mexicanos, pues lo que no eran vulgares ladrones, eran demonios del poder que usaron sus cargos para enriquecerse ellos y sus familias.
Esos demonios del poder encabezaron auténticos “gobiernos del diablo”, como Mario Marín; Humberto Moreira Valdés, ex gobernador de Coahuila; Javier Duarte de Veracruz; Roberto Borge, ex gobernador de Quintana Roo; César Duarte Jáquez, ex mandatario de Chihuahua; Tomás Yarrington, ex gobernador de Tamaulipas; Arturo Montiel Rojas, del Edoméx y muchos otros nefastos gobernantes que se convirtieron en la tumba política del PRI y lo redujeron al tamaño que hoy tiene. Esos demonios del poder y muchos otros más son los que han provocado la actual crisis por la que atraviesa la ilustre partidocracia mexicana y el demerito en el quehacer político, ausente de ciencia política y sensibilidad humana.
Por cierto, tanto en el PRI como en el alto mando del PAN parece ser que no aprendieron la lección que les dio las elecciones presidenciales de 2018, pues hoy vuelven a postular por la vía plurinominal a las mismas caras que ya probaron sobradamente su ineptitud en regímenes pasados como Santiago Creel Miranda, Margarita Zavala, Roberto Gil Zuarth o Morerira Valdés en el PRI y muchas otras familias poderosas que llevaron a esos partidos al descrédito total y ante la desesperación y el desprestigio de esos partidos, más de 30 millones de mexicanos votarían por Andrés Manuel López Obrador con el cual resultó peor el remedio que la enfermedad, pues con él llegaron al poder auténticos demonios del poder como Manuel Bartlett, el autor de la caída del sistema electoral y fraude en 1988; Félix Salgado Macedonio, ese borracho, violador, pendenciero, jugador y muchos otros asegunes que acaba de ser postulado por Morena para convertirse en el próximo aliado de las mafias criminales como gobernador de Guerrero o el inepto Alfonso Durazo, un grisito ex titular de la Seguridad Pública Nacional que estaría en vías de ser votado a la rechintola por los sonorenses y sin faltar Carlos Lomelí, ese farmacéutico que fue inhabilitado por la Secretaría de la Función Pública por un conflicto de intereses, pero que sospechosamente acaba de obtener la candidatura de Morena para la alcaldía de Guadalajara, Jalisco. Corrupción e influyentismo puro es lo que han postulado esas lacras sociales llamados partidos políticos. Todos son iguales. Todos los partidos favorecen únicamente a oligarquías poderosas económicas y políticas.
Las nuevas lacras sociales que debutarán en las próximas elecciones federales han optado por candidatos famosos de la farándula o del deporte que probado está, son igual de corruptos y maletas que los demás. ¿Ejemplos? Ufff baste mencionar a ese gobernador de la patada de Morelos, Cuauhtémoc Blanco o la guapísima, Ana Guevara en la Comisión Nacional del Deporte y muchas mas que salieron unas chuchas cuereras para robar o como decía el ilustre Palillo, unas auténticas “chinches chupeteadoras”, pero como gobernantes han sido ineptos hasta la pared de enfrente.