Responsabilidades
¬ Javier Cadena Cárdenas miércoles 6, Abr 2011Termómetro
Javier Cadena Cárdenas
En el blog “Buscando los píes al gato” de la pedagoga Teresa Carreón, se puede leer que la semana pasada se presentó en Ginebra, Suiza, un documento titulado “México: desplazamiento forzado a consecuencia de la violencia de los cárteles de la droga”, en el cual se consigna una cifra verdaderamente aterradora.
El estudio, presentado por el Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos, dice que a partir de que de manera unilateral el actual gobierno federal le declaró la guerra al narcotráfico, en el país se ha provocado el desplazamiento de 230 mil personas, cifra casi similar a la que tanto el PAN como el PRD ponderan que participó en la consulta para ver si se aceptaba o no la alianza entre estos dos institutos políticos para la contienda en el Estado de México.
Según lo consigna Teresa Carreón, la mitad de estos 230 mil desplazados “se encuentra exiliada en Estados Unidos y el resto migró a otras partes de México”, y la autora sigue: “lo que significaría que en el país hay unos 115 mil refugiados internos, la mayoría provenientes de Chihuahua y Tamaulipas, aunque este fenómeno también ha comenzado a afectar a los habitantes de Nuevo León, Baja California, Sinaloa y Michoacán”.
Según la misma fuente, esta situación vivida por habitantes de algún lugar tiene más emblemático en lo acontecido en “Ciudad Mier, Tamaulipas, pequeño municipio fronterizo con Estados Unidos, donde a fines de 2010 el cártel de “Los Zetas” amenazó con asesinar a todos sus habitantes. Ya la disputa entre esa banda y el cártel del Golfo había provocado el exilio de muchos de sus pobladores, pero la advertencia obligó a los 400 que aún permanecían allí a buscar refugio en el vecino poblado de Miguel Alemán. Quienes tenían recursos huyeron a Roma y Hancock, Texas”.
En el mismo blog se puede leer que “como era de suponerse, es en Ciudad Juárez y las comunidades vecinas donde el fenómeno ha sido más intenso”.
Y la autora sigue: “Según el investigador Rodolfo Rubio de El Colegio de la Frontera Norte, en los últimos cinco años cerca de la mitad de los municipios de Praxedis G. Guerrero y Guadalupe, abandonó sus casas por miedo a la violencia. El impacto del exilio forzado se nota: el consumo de agua, electricidad y la generación de basura ha bajado sensiblemente en esas zonas, la actividad económica es mínima y los pocos agricultores que había se fueron”.
La también periodista comparte que quienes hicieron el estudio se basaron en otros estudios realizados por investigadores nacionales y que, además, dicho centro “señaló que el gobierno mexicano no compila cifras sobre la gente que ha tenido que dejar sus casas por las luchas de poder entre las bandas del narcotráfico”, pero recomienda “que las autoridades tienen la responsabilidad de proteger y brindar ayuda humanitaria a los desplazados por la guerra contra el narcotráfico. Se asegura que la mayoría de los desplazados sortean su situación con recursos propios, ante la inexistencia de medios oficiales para apoyarlos”.
Teresa Carreón comparte otras cifras al respecto: “El censo realizado a mediados de 2010, ofrece cifras sorprendentes: 111,103 de las 488,785 viviendas en Ciudad Juárez, estaban abandonadas, equivalente al 23%. Además, casi un tercio de las 160,171 casas de Reynosa estaba desocupado”.
Por último, la periodista deja otro dato importante: “Así, afirma, la cifra de desplazados en el 2010 en México, es mayor que la de Afganistán durante el mismo periodo”.
Importante información la que se puede sustraer al consultar dicho blog, y sólo habrá que consignar que a estas cifras habría que sumarle otras también producto de la guerra contra el narcotráfico: la de los ciudadanos de a pie muertos, la de los desplazados de profesión y de oficio, entre los que se encuentran sobre todo los de los ámbitos de la salud y de la seguridad pública, la de las pérdidas económicas, entre otras.
Y a estas cifras se acaba de sumar otro desplazado, pero de la poesía: Javier Sicilia, quien a diferencia de los otros desplazados, no lo hace por miedo, sino por indignación y coraje, y con la claridad que le ha caracterizado desde siempre, dice con certeza: “Creo que Calderón es responsable, no culpable. Es responsable fundamental porque él decidió ir a esta guerra, y es responsable porque la planteó mal, desató a los demonios. A partir de ese momento todos los demás somos responsables porque no lo hemos impedido, no hemos dicho, a ver una cura de humildad, vamos a sentarnos a pensar esto”.
Javier Sicilia nos invita a pensar, entonces, pues, todos pensemos y compartamos nuestros pensamientos.