Dinero corrupto
Freddy Sánchez martes 2, Feb 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“Con dinero o sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley”.
¡Esa no, porque me hiere¡.
Esto último tendrán que decirse mutuamente los políticos en cuanto perciban que alguno de sus adversarios ose convertir en realidad aquel canto de José Alfredo Jiménez, echando mano de algún medio ilícito para allegarse ayuda subrepticia, en especial dinero ilegal o supuestamente legal para el financiamiento de sus campañas electorales.
Y es que en eso de recibir y andar pidiendo apoyos financieros para tareas electorales, resulta difícil de creer que no haya nadie que se deje subyugar por la tentación del dinero que proviene de distintas voluntades codiciosas y prestas a comprarse influencias entre futuros representantes populares con cargos burocráticos.
Aquello que llegó a decir el político panista popularmente conocido como “el Jefe Diego”, acerca de que “el poder corrompe y pervierte”, tal parece que comienza su influjo, incluso antes de que los interesados en asumir un cargo legislativo o gubernamental, consigan lo que buscan y, justamente, en aras de obtener lo que quieren, normalmente necesitan mucho dinero para el costeo de sus campañas políticas.
De ahí, los dichos en el sentido de que para ganar una elección es menester tener “la bolsa llena”, por la sencilla razón de que “con dinero baila el perro” y el que carece de capacidad financiera suele “bailar como perro”.
O lo que es lo mismo, según otra aseveración popular, “un político pobre es un pobre político”.
Por eso entonces es indispensable que lleguen lo amigos y los que no lleguen hay que ir a buscarlos para que se sumen a la obligada solidaridad entre los que se afanan por conseguir un cargo de representación popular y quienes se esmeran en ofrecer su apoyo, concibiendo la posibilidad de disfrutar de ciertos favores que pronto llegarán o por lo menos, imaginárselo.
El caso es que entre políticos cada que hay campañas electorales, (como es de sobra sabido que sucedía en el pasado y todo indica que sigue ocurriendo en el presente en materia de financiamiento mal habido), lo precavido es que todos procedan a “cuidarse las manos” por aquello de que unos son muy habilidosos para “pasarle la charola” a los que tengan la intención de contar con “libertad de picaporte” en las oficinas de aquellos que serán los nuevos jerarcas del poder camaral o administrativo.
Así las cosas, es preciso que las distintas autoridades electorales se esmeren en no dejar pasar sin la debida sanción, cualquier conducta fuera de la ley de los contendientes electorales.
Porque, dados los antecedentes de priistas, panistas, morenistas y perredistas, cualquiera podría incurrir en conductas deshonestas al aceptar o pedir financiamiento subrepticio para sus campañas.
De modo que los encargados de la fiscalización de actividades electorales no deben pecar de ingenuos o de ciegos permitiendo que fluya impunemente dinero ilegal en billetes dados descaradamente de mano en mano, envueltos en papel periódico o servilletas y desde luego tampoco “escondidito” en los típicos portafolios de la corrupción política.
Sea cual fuere el manejo de dinero “sucio” o supuestamente” limpio”, (aportaciones o como quiera que se les llame a los dineros recibidos “debajo de la mesa”), aquellos que lo reciban siendo de dudosa procedencia y manifiestas intenciones de comprar influencias con el poder, deben ser castigados puntualmente.
Las elecciones tienen que ser un ejemplo de incorruptibilidad.
Es por ello que los órganos de control electoral y los propios militantes partidistas se deben esmerar en evitar que a las campañas electorales se les llegue a financiar con dinero corrupto.