Coronavirus, incontenible
¬ Augusto Corro lunes 1, Feb 2021Punto por punto
Augusto Corro
Sin duda el mundo se encuentra aterrorizado ante la invasión del coronavirus y la impotencia para vencerlo. En México la estrategia contra la Covid-19 no funcionó y ayer fue el tercer país con más decesos a nivel global. Con 155 mil 145 muertes superó a la India, que acumula 153 mil 847, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins.
Cabe señalar que cinco países superan la barrera de los 100 mil decesos: Estados Unidos, Brasil, India, México y Reino Unido. Aunque ya se aplican vacunas contra el Covid-19 la pandemia continúa incontrolable.
Los números de personas fallecidas son suficientes para saber que en nuestro país no se enfrentó a la pandemia como se esperaba. Por ejemplo, el uso del cubrebocas nunca fue obligatorio porque así lo decidieron las autoridades sanitarias.
Y ahora resulta que no solamente debe usarse la mascarilla de manera sencillas, sino que se debe recurrir a dos cubrebocas para hacer más efectiva su utilidad. Desde el inicio de la pandemia, el gobierno fue errático en la aplicación de medidas prácticas para evitar los contagios.
Las autoridades dejaron que la población se encargara de llevar a cabo el aislamiento para evitar los contagios. No toda la gente cumplió. Algunos estaban necesitados de salir a la calle a conseguir comida. Otros, irresponsables, rompieron la cuarentena para salir a las calles a pasear.
Al no haber reglas severas para combatir al virus, la gente, muchas veces harta del encierro, no lo pensó dos veces para irse de vacaciones. Eso sí, los gobiernos se apoyaron en el respeto a la libertad para no restringir los derechos humanos, a pesar de los altos índices de contagio que permanecen en amenaza constante.
Además, un sinnúmero de factores se unió al paso letal del virus. Las fiestas de la temporada decembrina y las vacaciones relajaron las reglas contra el contagio. ¿Resultado? Aumento en las cifras de decesos y de enfermos. Hospitales llenos, funerarias y crematorios sin espacios, mercado negro de insumos contra la Covid-19, así como fraude en la venta de cilindros de oxígeno.
Vivimos, pues, una amarga pesadilla cargada de incertidumbre. Hace varios meses se presentaba la vacuna como una solución real al problema, pero la situación cambió. Ya se descubrió el antídoto, pero diversas circunstancias no permiten que se vacune a todos, ni todos los países cuentan con el antiviral.
En México ocurrió una especie de algarabía con el anuncio de la llegada de las vacunas que luego se opacó. Pues los laboratorios demoraron las entregas y como es ya una tradición, las autoridades se hicieron bolas en los programas de vacunación, incluida la participación de los llamados “servidoresde la nación”, que “hacen campaña electoral con la vacuna”, según el dirigente panista, Marko Cortés.
Conforme se avance rumbo a las elecciones más grandes registradas en México, el panorama electoral se contaminará y el coronavirus jugará un pape importante. Aún no hay pronósticos de lo que sucederá. Tendrá que analizarse el balance de la lucha contra la pandemia y de la aplicación de la vacuna que va muy lenta. En México no se tiene idea alguna de cuando terminará la campaña de vacunación que involucra a más de 80 millones de personas. Las propias autoridades dan bandazos que nos tienen aterrorizados.
Las cifras de decesos por Covid-19 obligan a cambiar la estrategia para enfrentarlo y abatirlo. Sin embargo, las autoridades no quieren entenderlo. El semáforo epidemiológico no funcionó, o funcionó a medias. Cuando se efectuaba la aplicación del color rojo, es decir la limitación en cierto tipo de actividades, la población entendía el mensaje al revés y abandonaba el aislamiento para salir a la calle.
En fin, la pandemia nos golpea y en el presente la crisis de salud nos agobia. Es total nuestra indefensión. ¿Usted qué opina amable lector?