Un Presidente en capilla
Alberto Vieyra G. miércoles 27, Ene 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿No que AMLO no era una “fuente de contagio”? Eso dijo el merolico del coronavirus, Hugo López-Gatell, pero ya se vio que el Presidente sí es una poderosa fuente de contagio y la prueba es que ya está en capilla por la Covid-19.
¿La brincará AMLO, toda vez que es hipertenso, cardiaco y por supuesto está entre las personas vulnerables con las que la pandemia se ensaña y ha enlutado a casi 150 mil familias en México, gracias a una criminal y desastrosa estrategia para combatir la macabra pandemia del siglo? ¿Cómo queda López Obrador y su corifeo Hugo López-Gatell, uno de los más abyectos funcionarios del gobierno amlista? Quedan como el cohetero de mi pueblo: Mal con todo el mundo y lo peor es que pasarán a la historia como un par de mentirosos.
¿No que “no pasa nada”, “no tengan miedo, es un simple catarrito”, “salgan a los restaurantes”, “abrácense”? Eso juraba y perjuraba AMLO y en el colmo de su mitomanía presumía que a él no le daría el coronavirus porque traía sus amuletos que lo protegían, por cierto, un triste trébol de cuatro hojas y un billete verde de dos dólares.
Los enemigos de AMLO han reaccionado de manera virulenta y no pocos, en las redes sociales le han deseado hasta la muerte, pero habrá que decir que, en la vida, se cosecha lo que se siembra; AMLO ha sembrado odio y división entre los mexicanos y también habrá que decir que todo puede pasar, pero, si nos atenemos a los porcentajes de mortandad que son bajos al atenderse oportunamente, todo indica que saldrá airoso.
Pero además, AMLO no se atenderá en casa, como la mayoría del “pueblo bueno y sabio”, los jodidos, que luego de deambular por hospitales y recibir la infame noticia de que no cabe ni un alfiler en ellos, prefieren regresar a morir en su casa.
No, AMLO no tendrá problemas para conseguir oxígeno ni mucho menos los medicamentos anticoagulantes, antinflamatorios, antibióticos, etcétera; él será atendido en el Hospital Militar o por personal de ese nosocomio en alguna de las enormes habitaciones de Palacio Nacional y no tendrá ninguna posibilidad de que su dignidad sea ultrajada en algún hospital por personal médico o administrativo que ya están hasta el gorro de hacer llamados y más angustiosos llamados a la población para que usen el cubrebocas y sigan al pie de la letra rigurosos protocolos para evitar ser víctimas por el coronavirus y saturar los hospitales.
Pero, desgraciadamente la culpa de todo ello la tienen AMLO y López-Gatell, por su pésimo ejemplo, pues siempre se ha negado a usar el cubrebocas y el dizque científico, “el funcionario más capaz del mundo”, según AMLO, hasta se daba el lujo de vacacionar en una playa oaxaqueña sin cubrebocas como si nada pasara y el Presidente seguía como chivo en cristaleríaen campaña electoral contaminando por todos lados.
En la última semana, el señor Presidente viajo a San Luis Potosí y Nuevo León para operar en ambos estados las designaciones de candidatos de Morena a los gobiernos estatales. Desde luego que AMLO ya era fuente de contagio y seguramente que ya lo sabía, pero, aún así, se encaramaba en los aviones comerciales con una monumental irresponsabilidad como ocurrió en el vuelo de Aeroméxico de San Luis Potosí a la capital mexicana. ¿A cuántos sencillos habitantes contaminaría y también de sus aduladores funcionarios que andan con él a donde quiere que va y cuántos de ellos seguirán la cadena de contagios? ¿Podrían, por ejemplo, los viajeros de ese vuelo de Aeroméxico que hayan resultado contaminados demandar legalmente a AMLO por su irresponsabilidad?
Se le desea a AMLO una pronta recuperación, pero tendrá que silenciarse por lo menos 40 días para no seguir siendo una irresponsable fuente de contagios. Con los cuidados que él tendrá la librará y además recuérdese de la máxima de nuestros mayores “la hierba mala, nunca muere”.
La mejor noticia es que, por fin descansaremos de AMLO en las mañaneras.