Atraco con vacunas
Freddy Sánchez martes 26, Ene 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La decisión oficial de abrir a la iniciativa privada y los gobiernos estatales la posibilidad de adquirir vacunas para su manejo directo y aplicación entre los que tengan posibilidad de acceso a la vacunación por esta vía, es una medida que tiene buena cara, pero habrá que evitar que se ensucie con tropelías.
De modo que las autoridades competentes deberán cuidar que la intervención privada y estatal en la vacunación funcione como refuerzo eficaz para la ardua tarea pública de alcanzar a toda la población que requiere ser vacunada en el menor tiempo posible.
Porque, justamente, lo que apoya la opción de que particulares y gobiernos de los estados, en forma independiente al gobierno federal se sumen a la vacunación, es que tal cosa ampliara la capacidad de vacunación nacional.
Y ese sentido no hace falta convencer a nadie de que entre más rápido avance el programa para vacunar a los habitantes de este país, menores serán las secuelas mortales a sufrir todavía con la pandemia del coronavirus y su más que nociva repercusión económica por la pérdida de miles y miles de fuentes de empleo.
Enhorabuena entonces que el gobierno de la república haya dado el paso de solicitar que la vacunación se realice por cuantos medios lo hagan posible con la participación de las gubernaturas locales y los hombres de empresa que se animen a hacer lo propio en este desempeño que urge apresurar para el bienestar de la salud y la economía familiar.
Ahora que, no se puede dejar de prever lo que usualmente acontece cuando los afanes de codicia, aunados a conjuras inmorales y rapiñas invariablemente presentes en manejos públicos o privados a gran escala, pudieran hacer que el nuevo programa de vacunación se preste a abusos y desviaciones.
Eso que se dijo que no debería permitirse por ningún motivo, en manos institucionales de la administración central del gobierno federal en turno, deberá ser objeto de acciones preventivas y correctivas.
Por ningún motivo debe tolerarse que los gobiernos de los estados, utilicen la vacunación como un medio de manipulación electoral o para cometer consabidas maniobras tramposas para la adquisición de las vacunas, acariciando la posibilidad de obtener pingües ganancias con los proveedores extranjeros.
Algo que debe impedirse es que haya acaparamiento para esconder y después especular con las vacunas, poniéndolas a la venta del mejor postor.
Las operaciones de compra y venta tanto por parte del gobierno federal como de la iniciativa privada y los gobiernos de los estados, sería de fundamental importancia que estuvieran sujetas a un procedimiento escrupuloso de trasparencia, a fin de que se sepa exactamente quiénes son los que adquieren el medicamento, en qué cantidad y precio, con cuales proveedores habrán de negociar y bajo qué condiciones aplicarán las vacunas a los interesados en recibirlas.
En ese aspecto, quizás valdría la pena que las organizaciones sociales que comúnmente participan en calidad de observadores del acontecer nacional, asumieran la iniciativa de actuar como observadores de la vacunación, sin otro fin que el de evitar que se afecten intereses de los ciudadanos, ya sea pretendiendo utilizarlos como “clientes electorales” de tal o cual propósito partidista o bien pudiendo ser objeto de engaños y abusos de distinta naturaleza.
Es de desear por lo mismo que lo que tiene visos de una buena decisión institucional, no se trasforme en una “pesadilla” social a causa de que las autoridades federales se dediquen a manejar a su arbitrio y conveniencia la vacunación que ha quedado bajo su esfera de acción, despreocupándose irresponsablemente de lo que pueda ocurrir con las vacunas en manos privadas y de los gobiernos estatales.
De modo que es indispensable evitar que pueda darse toda forma de engaño o de atraco con vacunas.