El poder gringo
Alberto Vieyra G. miércoles 20, Ene 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Entre los republicanos o demócratas cuáles son los más amigos o enemigos de México? ¿El lunático y deschavetado Donald Trump fue realmente amigo de AMLO y de México?
Son intrigantes preguntas que me formulan mis tres lectores y radioescuchas, y con gusto doy respuesta.
No, mire usted los gringos no tienen amigos, los presidentes yankees sólo defienden los intereses de las más poderosas compañías norteamericanas y a sus ciudadanos que estén en cualquier parte del mundo. Algunos inteligentes presidentes de Norteamérica han engañado a los mexicanos con muchos simbolismos y nos hacen creer que son “amigos” de México o de tal o cual tlatoani mexicano. Republicanos y demócratas están cortados por la misma tijera y si de amigos o enemigos se trata, veamos quiénes han sido nuestros peores enemigos:
En 1846, el demócrata James Knox Polk, el onceavo presidente norteamericano, nos declaró la guerra y el 2 de febrero de 1848 descuartizó a México, apoderándose de 2 millones 547 mil 242 km2 de nuestro territorio original, el 62% del mapa que entonces tenía la forma de un cuerno de la abundancia. Los gringos se apoderaron de la abundancia y nos dejaron el puro cuerno.
En 1914, el también demócrata Thomas Woodrow Wilson invadió a México hasta en dos ocasiones tomando en ese año el puerto de Veracruz para impedir que los submarinos alemanes descargaran armas para atrincherar al usurpador Victoriano Huerta y en 1917 invadió Chihuahua para buscar hasta por debajo de las piedras al llamado bandolero divino, Pancho Villa, pero le hicieron lo que el aire a Juárez y tuvieron que salir los norteamericanos a reforzar a sus aliados europeos que estaban a punto de perder la Primera Guerra Mundial.
En 1938, el también demócrata Franklin D. Roosevelt apoyó perversamente la expropiación petrolera que llevó a cabo el general Lázaro Cárdenas del Río a sabiendas de que, corriendo de México a las compañías petroleras inglesas, tarde o temprano, los norteamericanos serian dueños del petróleo mexicano y ello ocurrió en el sexenio peñista. Incluso, el demócrata, Delano Roosevelt que padecía poliomielitis y del cual figuran solamente dos fotografías que lo exhiben con aparatos ortopédicos en ambas piernas, advirtió a Napoleón III que, si no retiraba a su ejército de México, Estados Unidos invadiría la Francia. El resto de la historia ya se conoce.
Los republicanos no han invadido a México militarmente, pero en la nación azteca, sentarían sus reales los grandes capitales norteamericanos hasta terminar en 1994 con el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, firmado por el republicano George Bush padre y Carlos Salinas de Gortari, un tratado que fue tan desigual como haber metido en un gallinero, hambrientos coyotes.
Pero antes en 1867, el republicano Abraham Lincoln apoyó rabiosamente a Benito Juárez para expulsar de México a los franceses que con Fernando Maximiliano de Habsburgo pretendían hacer de México una colonia o protectorado francés. Niguas, Estados Unidos no lo permitiría jamás, pues la doctrina Monroe de 1825 no tenía vacilaciones: “América para los americanos”.
Como usted puede ver, los presidentes norteamericanos, republicanos o demócratas no tienen amigos, sólo defienden los intereses norteamericanos.
Por ello me pregunto: ¿Qué ocurrirá con Joseph Biden y su achichincle en México AMLO, ese que hoy está como “Valente Quintero” queriendo echar mano a sus “fierros” como queriendo pelear para sacudirse la tutela gringa y en busca del amparo o patrocinio de Rusia y China? ¿Biden lo permitirá o lo mandará a la rechintola?
En las últimas dos semanas, AMLO le ha jalado los bigotes al tío Sam con el asunto de las compañías de las energías limpias que habían invertido millonadas en México y tan luego llegó AMLO al poder y les canceló los contratos en clara violación al Tratado de Libre Comercio con Norteamérica.
Por si fuera poco, AMLO en forma por demás absurda reveló públicamente el expediente que el gobierno norteamericano le proporcionó a México sobre el general Salvador Cienfuegos para que fuese juzgado en México, pero a última hora “dijo mi mamá que siempre no” porque según AMLO Estados Unidos fabricó los supuestos delitos, pero el punto medular es que, con la publicación de ese expediente, AMLO violó los acuerdos ultra secretos en materia de cooperación bilateral entre México y Estados Unidos. Eso es un bofetón para Biden y Donald Trump que usó a AMLO como su “amigou” para que le ayudara a resolver la imparable migración centroamericana hacía Estados Unidos, utilizando casi 30 mil efectivos de la recién creada Guardia Nacional. Así que AMLO no será santo de la devoción de Biden y lo siento por México, que será el que tendrá que pagar los platos rotos.