La relación bilateral ¿cambiará?
¬ Luis Ángel García miércoles 20, Ene 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Se inicia una nueva era en la relación de México y Estados Unidos. Al cambio en el gobierno norteamericano, la política exterior que instrumente Joe Biden despierta la expectativa de cómo será con México, luego de que por cuatro años fuimos rehenes de los caprichos de Donald Trump, quien fue partidario de una política proteccionista de su economía que afectó a la industria mexicana, sobre todo a la maquiladora, y mantuvo como espada de Damocles la amenaza del retorno de las grandes empresas gringas, como la automotriz y la de componentes electrónicos, a su país, con el consecuente cierre de las plantas en territorio nacional. El tema migratorio fue otra exigencia del ex presidente que obligó a que nuestras autoridades desplegaran 27 mil soldados a lo largo de las fronteras para frenar los flujos migratorios centroamericanos, además de querer repatriar a los dreamers latinos.
Es muy pronto para saber cómo será en el plano internacional el demócrata, quien, esperemos, pronto defina su relación con México. Nuestro gobierno calificó de excelente la convivencia con la anterior administración, a pesar de los altos costos que tuvimos que pagar. Pero muchos esperan que el nuevo inquilino de la Casa Blanca sea más equitativo en su trato como vecino.
Su vicepresidenta, Kamala Harris, anunció, en entrevista, una reforma migratoria integral y la protección de los dreamers latinos. En consecuencia, México dejará de hacerle al inspector migratorio y regresarán las fuerzas armadas a otras funciones y no de rechazo a las caravanas centroamericanas. El tema migratorio tendrá otros enfoques como el tráfico de personas.
La nueva agenda bilateral se sustentará en la revigorización del T-MEC y sus aristas laborales, el respeto a los derechos humanos, los flujos migratorios controlados, la liberación de las visas de trabajo y para estudiar. Lo más espinoso serán ítems como las drogas y los nuevos acuerdos de colaboración con las agencias norteamericanas de inteligencia, narcóticos, seguridad nacional, la relación con el FBI y entre las Fiscalías de ambos países. Este nuevo entendimiento va más allá del caso del general Cienfuegos; a la administración de Biden le interesará saber cómo será el combate de los mexicanos contra el narcotráfico, si aceptamos la intervención de la DEA aquí, a pesar de las recién aprobadas disposiciones de México que regulan la actuación de las dependencias gringas.
Será interesante saber si se redirige la estrategia mexicana de seguridad, porque ahora sí les interese a los norteamericanos la captura de los grandes capos o imponer a la policía local una actitud más beligerante con los criminales. Seguramente a la nueva administración le preocupa más frenar el flujo de drogas que de migrantes.
Capítulo especial es el tráfico ilegal de armas y de personas. Detonante del incremento de la violencia y la inseguridad es precisamente la introducción de armamento procedente de los Estados Unidos y su venta ilegal que abastece al crimen organizado y a la delincuencia común. El tráfico de armas es uno de los tres negocios más lucrativos en el mundo, junto con las drogas y, precisamente, el comercio carnal, la trata de personas, ilícitos que flagelan a nuestra sociedad.
Siendo EU nuestro principal socio comercial y México el segundo para ellos, el T-MEC jugará un papel importante en la reactivación de la economía nacional, si el demócrata abandona las políticas proteccionistas y demanda más productos mexicanos para el consumo allende nuestra frontera.
El gobierno mexicano deberá abandonar su idolatría hacia el trumpismo y proponer una nueva política bilateral que enfrente los nuevos retos que impondrá Biden y negociar en la mesa de discusiones los temas que necesitamos atiendan los norteamericanos para no volver a ser sus rehenes. No esperemos que Biden sea muy distinto, recuerden que ellos -a pesar de lo que decía Trump del presidente- no tienen amigos, sino intereses.