Traidores y lambiscones
Alberto Vieyra G. lunes 18, Ene 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Cuando Plutarco Elías Calles era el poder tras el trono -el famoso Maximato-, llevó a cabo en su Hacienda de Texcoco, en el Estado de México una animada tertulia en la que los lambiscones hicieron historia. Después de la comida vinieron los chupes, los postres y los leguleyos discursos.
El general Calles agradecería a diputados y senadores su visita, y en especial se dirigió a un detestable y cínico personaje llamado Gonzalo N. Santos, el alazán tostao, de quien dijo: “Es el alma de las Cámaras de Diputados y Senadores”. Ante semejante halago, un diputado que se encontraba hasta atrás, impulsado como un resorte se levantó gritando: “¡Y usted, mi general es el jefe máximo de la Revolución Mexicana!”. Calles, jamás olvidaría aquella lambisconería a cargo del diputado michoacano, Melchor Ortega y en cuanto pudo premio aquella lambisconería haciéndolo gobernador, pero no de Michoacán, sino de Guanajuato.
¿Se da usted cuenta de cómo los politicastros se tienen que arrastrar para ganarse los principales puestos de elección popular?
Como el ejemplo de Melchor Ortega hay politicastros lambiscones y traidores que dan para escribir y varios libros. Entre esos lambiscones figura el actual Presidente de La República, quien le hacía la barba a su maestro, el tabasqueño el ilustre, Enrique González Pedrero, su principal impulsor político, cuando ambos militaban en el PRI, pero quienes todo lo saben hablan de que AMLO traicionó a su maestro; Otro lambiscón de 7 suelas resulta ser el impresentable precandidato al gobierno del estado de Guerrero, Félix Salgado Macetonio, quien tiene dos caminos: Que le pongan el tercer sello que diga ¡nacido para perder! o ir a la cárcel por violaciones sexuales a mujeres que hoy se multiplican y lo exhiben como un cerdo y lamebotas del presidente de la república.
López Obrador acatarra y ataja a sus críticos diciendo que “vámonos respetando, no somos iguales, que no me confundan porque eso sí calienta”. Efectivamente, no es igual o no son iguales los morenistas, sino peores que el resto de la clase política, puesto que en ese partido confluyó toda la basura política y todas las ratas que saltaron de otros barcos políticos cuando se estaban hundiendo.
Entre esos detestables personajes figuran los llamados “piratas de Palacio”, esos que cobran como lambiscones disfrazados de periodistas que le ponen todos los días a López Obrador el balón para que chute a ¡gol!, sí le hacen las preguntas a modo para que arremeta contra sus enemigos políticos como ocurrió el 23 de diciembre pasado al concretarse la alianza PRI-PAN-PRD rumbo las elecciones federales del 2021, AMLO dijo: “La alianza PRI, PAN y PRD es algo natural y obvio. Los que mandan en ese grupo, los machuchones, lo que quieren y lo que más les importa es quitarles el presupuesto a los pobres”.
La línea estaba dada desde Palacio y otro lambiscón del presidente, Mario Delgado, el llamado Robin que cobra como líder del partido color de hormiga arremetería diciendo: “¡Se quitan las máscaras! #TUMOR confirma su alianza tóxica y se reparte los distritos federales como si se tratara de un botín”.
Hoy, AMLO premia a los lambiscones que le hacen las preguntas a modo como Paul Ernesto Velázquez, ese mismo que fingía ser pirata, un día cubriéndose el ojo derecho y al otro día cubriéndose con el mismo parche el ojo izquierdo. Así ese pirata se convertirá en candidato a diputado federal por Morena y por la vía plurinominal, es decir que no hará campaña electoral y es seguro que usted y yo le tendremos que pagar a ese detestable personaje con nuestros dineros públicos y además le daremos fuero constitucional para que ese lambiscón nos saque los ojos con fuero constitucional y tengamos que usar nosotros sí, dos parches. ¿Qué le parece, de pirata a diputado?
¿No que no somos iguales, señor presidente? ¿No que “la pureza democrática” andando? ¿Premiar a un lambiscón con una candidatura plurinominal a diputado, no es corrupción o cómo se le llamara a eso? ¿Y qué nos dice la corrupción de su hermano Pío, metido ahora en negocios beisboleros y los hijitos de AMLO como flamantes empresarios? ¿Otro milagro sexenal?