Indomable, la pandemia
¬ Augusto Corro lunes 11, Ene 2021Punto por punto
Augusto Corro
En el nuevo año 2021 ni se doma ni se controla la pandemia del coronavirus Covid-19. La suma de decesos y contagios creció con el relajamiento de las medidas sanitarias y la irresponsabilidad de la población. Así, las fiestas, las vacaciones en las playas y las compras de fin de año tuvieron un papel muy importante en la temporada decembrina. El periodo de festejos llamado Guadalupe-Reyes marcó récord de muertes y enfermos por la pandemia.
Las gráficas de la peste, que a nadie interesan, confirmaron que aún estamos muy lejos de vencerla. Sin medidas más duras para controlar los contagios, la pandemia avanzará incontenible. Hoy nos encontramos en una situación compleja, difícil, con los hospitales llenos de enfermos, las funerarias con demanda exorbitada de servicios, así como crematorios saturados. La gente, pues, hizo lo que se le ocurrió el fin de año.
Ahora, las autoridades continúan con sus acciones parciales para sobrellevar una crisis económica que cada vez se hunde más y más. Recurren, al semáforo epidemiológico como la tabla salvadora. En la Ciudad de México y en el Estado de México (Edomex) se extenderá la aplicación del color rojo una semana más; es decir que continuará del 11 al 17 de enero.
No funcionaron las exhortaciones de las autoridades a quedarse en casa. Si los responsables de dirigir la guerra contra el virus no lo hicieron, ¿por qué habría que esperar una respuesta favorable de la población. El mariscal que lucha contra la pandemia se tomó sus días de descanso para visitar las playas oaxaqueñas, mientras sus colegas, exhaustos, luchaban contra la muerte en los hospitales.
Mientras la aplicación del color rojo cumple parcialmente con su función de frenar la pandemia, no toda la gente se encuentra dispuesta a quedarse en casa. México es uno de los países con más pobreza en el mundo, y, desafortunadamente, quienes carecen de recursos necesarios para sobrevivir tienen que salir a las calles a conseguir su alimento diario. A este sector nadie lo detiene.
Y no se ven medidas prácticas y oportunas para apoyar a los millones de personas que viven en pobreza, y un número considerable en pobreza extrema. Ellos tendrán que esperar mejores tiempos, porque los presentes no les auguran mejores condiciones de vida. En contraste con otros núcleos de la población ellos arriesgan la vida al buscar comida, mientras otros grupos de indolentes optan por las fiestas y las reuniones familiares, sin importarles contagiarse.
El último informe sobre la invasión de Covid-19 registró 133 mil muertos y un millón 524 mil 036 contagiados. Las cifras nos mostraron que las medidas sanitarias contra el coronavirus no se cumplieron y los resultados ya los vimos. Y lo peor de la situación es que también la gente no quiere entender que al coronavirus sólo lo matará la vacuna que ya empezó a aplicarse con un sinnúmero de obstáculos. Si bien es cierto que se ve una luz en el túnel, aún no se puede cantar victoria.
Las autoridades se encuentran con las posibilidades de realizar una labor excepcional en las campañas de vacunación, pero sí se dejan llevar por el burocratismo y la desorganización, mal nos irá a todos. No deben olvidar que debe aplicarse el antídoto contra el virus a más de 130 millones de personas. La meta es que en marzo esté inmunizado el sector de adultos mayores.
Para empezar alrededor de 15 millones de adultos de la tercera edad serán los vacunados, con lo que se reducirá el 80 por ciento la mortalidad por el virus. Por otro lado, debido a la falta de solidaridad de la gente que no quiere entender que debe quedarse en casa, no hacer fiestas y aplicar todas las medidas sanitarias correspondientes, la pandemia continuará indomable. ¿Usted qué opina amable lector?