Mercenarismo político
Alberto Vieyra G. viernes 8, Ene 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En 1988 fue la última vez que la Cámara de Diputados, erigida en Colegio Electoral calificó las elecciones presidenciales, de senadores y diputados.
En una de esas tormentosas noches del Colegio Electoral, un individuo prieto, con cara de pocos amigos, mal vestido y con un pobre lenguaje, llegó hasta la máxima tribuna de la nación cargando dos costales de boletas quemadas o a medio triturar las cuales, según él, eran los pelos de la burra y también la burra del fraude electoral que le hiciera un priista guerrerense que en ese momento era un influyente líder obrero llamado Filiberto Vigueras Lázaro.
El joven aspirante a político defendería su caso rabiosamente desde la más alta tribuna de México, demostrando que no tenía oficio político, pero era muy astuto y como porro político haría mucho daño a sus opositores.
Las evidencias agarrarían a los priistas con los dedos con la puerta y se verían obligados a reconocer el triunfo de ese joven aspirante a político llamado Félix Salgado Macedonio, quien desde entonces recibiría motes como el diputado Macetonio o el diputado costales, que al obtener el fuero constitucional se volvería toda una celebridad entre la clase política y se daría a la tarea de abrazar deportes como el motociclismo, donde sufrió un accidente que le desfiguró aún más la cara y luego, se daría a la tarea de interpretar con sus míserias, canciones típicas como “Por los Caminos del Sur” y hasta grabaría un disco que solamente obsequió a sus amigos y correligionarios de varios partidos en los que ha militado como todos los mercenarios del poder.
Félix Salgado Macedonio, el otrora diputado costales se convertiría incluso, en alcalde de Acapulco, Guerrero, entre 2006 y 2008, empujado por el PRD, a partir de cuya gestión las mafias criminales sentaría sus reales en el paradisiaco puerto de Acapulco.
En sus vaivenes de mercenario de la política en 2018 se fue a la cargada con Andrés Manuel López Obrador, quien lo convirtió en senador de la República, ahora empujado por Morena y también patrocinado por el mismo color y sabor, el ex diputado costales busca convertirse en el próximo gobernador del estado de Guerrero, donde enfrentará a siniestros personajes con oscuros intereses como los que representa Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, hermano de la ex titular de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, y otros personajes que rinden culto a la ignorancia.
Don Félix Salgado Macetonio es un individuo, de esos rupestres, que desde siempre han vivido de nuestros dineros públicos, los cuales se disputan rabiosamente, si es necesario comprando sus cargos en la corrupción que impera en las cúpulas partidistas.
En 2017, convertido ya en senador variopinto por Morena, Félix Salgado sería denunciado por el fiscal priista, Xavier Olea Peláez por cuestiones de abuso sexual contra varias mujeres guerrerenses, pero por esas artes de las mafias en política, el gobernador priista Héctor Astudillo dio órdenes de que no se ejecutará la orden de aprehensión y sigue protegiendo al rupestre y frívolo politicastro. El asunto judicial ha llegado incluso hasta la Fiscalía General de la República, pero ahora por órdenes de quien quita y pone en Palacio Nacional no se ejecuta la orden de aprehensión. Así se las gasta la nueva “mafia en el poder”.
Hasta la sede del Partido Morena, diversos colectivos de mujeres llevarían en diciembre pasado 5 cabezas de marrano protestando por la posible nominación de tan detestable personaje político al gobierno de Guerrero. Todo fue en vano y como en los tiempos del viejo PRI, Félix Salgado es ya el candidato oficial de Morena. La gran interrogante es: ¿Serían capaces los guerrerenses de rendir culto a un mercenario del poder tan sucio y detestable eligiéndolo como el próximo gobernador?
Vale la pena recordar aquella máxima de Mahatma Gandhi, cuando decía “Si en el poder existe un idiota, es porque quienes lo eligieron están bien representados”.