¿Nos vacunamos?
Armando Ríos Ruiz miércoles 6, Ene 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Existen muchos habitantes del mundo que creen que el virus que se regó en toda su redondez desde principios del año pasado, es parte de una guerra entre los países más poderosos. Es el arma letal inventada por alguien que participa en la tercera guerra mundial y económica, con una nocividad capaz de alcanzar a cualquiera y en la que ya no es necesario disparar balas.
Respecto a la aparición del virus, parece que la imaginación se ha desbordado y le ha indilgado su origen en las mentes perversas de personas que tienen tanto dinero, que les sobra tiempo para crear un arma de ese tipo, en pos de aminorar el número de personas que pueblan el planeta.
En otros casos, su creación obedecería a utilizar la vacuna en contra de los males que causa, para ejercer un absoluto control en la vida de los seres humanos, que se convertirían prácticamente en autómatas obedientes de otros, porque la cura contiene elementos microscópicos que sirven para someter a quienes la utilicen.
En las teorías conspiracionistas han aparecido los nombres de dos personas, de las más acaudaladas del mundo, como el de George Swartz o George Soros, quien se hizo multimillonario en la práctica de la especulación en la bolsa de valores y el de Bill Gates, el gigante de Microsoft.
Pero la imaginación va más allá o más atrás. Abarca la época en que florecieron los sumerios en la parte sur de la gran Mesopotamia y los acadios en la parte media, llegados de otro lugar de la galaxia en busca de oro, el elemento que serviría para restañar la atmósfera de su vivienda, echada a perder por prácticas desconocidas.
Ellos crearon al homo sapiens, a quien utilizó como esclavo para llevar a cabo esa tarea y luego se cruzaron con él. Dieron origen a los anunnaki y luego se regaron por todos lados, con el propósito de apoderarse del mundo. No han parado y ahora son los probables creadores del virus, para acabar de plano con la especie humana y quedarse con todo.
Con la aparición de la Covid-19, las teorías han cobrado auge y ahora, personajes ligados al mundo de la ciencia sostienen que lo anterior es verdad y aconsejan que no es conveniente utilizar las vacunas, porque eso no serviría más que para someter a sus usuarios. Además causan un efecto irreversible que no tiene cura. Una vez que sus elementos sin insertados en el torrente sanguíneo.
Las teorías de la conspiración han llegado lejos. Hoy, millones de jóvenes que las conocen desconfían de la cura que ha comenzado a aparecer en diferentes latitudes del planeta y que también han comenzado a ser inoculadas. Conocen otras prácticas que han servido para desaparecer personas, como las empleadas en diferentes lugares de África, que han servido para “asesinar” a miles y miles de negros. De ahí la enorme desconfianza.
Se habla de que los mandatarios de diferentes países saben del efecto destructor de la vacuna. Conocen la verdadera intención y están obligados a callar, para cooperar con quieres han decidido el futuro del mundo.
En muchos casos, como el de México, por ejemplo, se dice que el efecto devastador es igualmente conocido por los mandatarios. Sin embargo, hay que procurarla a la población como un agente salvador y para la obtención de votos en momentos electorales, como el que se avecina.
Hace dos semanas, El Presidente dijo tajantemente que no permitiría que los gobernadores la suministraran, porque la emplearían para fines electorales. Como si hubiera querido decir que sólo él tenía ese derecho. Sin embargo, luego se desdijo y planteó que cualquier hospital podía adquirirla.
Después de difundidas las teorías, queda en manos de los ciudadanos, decidir si se la aplican o no. Hay empleados del gobierno que han dicho: “yo no me la voy a poner. Ojalá y no sea obligatorio”.