El presupuesto, para el cochinito electoral
Francisco Rodríguez martes 5, Ene 2021Índice político
Francisco Rodríguez
Apunta The Economist en su reciente edición en español: muchos gobiernos en Latinoamérica intentaron reducir el impacto económico de la pandemia con medidas como paquetes de estímulos, pero el Presidente de México resalta por “tacaño e indiferente”. Sólo invirtió una parte reducida para enfrentar un desastre, cuyo inicio había originado.
Es que, por lo que sabemos, todo va para el cochinito electoral. Un sin sentido que deberá cobrarse caro en las elecciones intermedias. No es posible que un desacato de ese tamaño quede impune. El voto de castigo hará su aparición más temprano que tarde. México registra un millón y medio de contagiados y 130 mil fallecimientos por coronavirus.
Bien decía Humphrey Bogart en El Halcón Maltés que “el problema con el mundo es que siempre anda tres tragos atrás”. Y eso se confirma aquí, pues los rasputines de Palacio manejan las maletas de dinero como si fuera de ellos. El “caudillo” finge enterarse al último, como dicen que pasa con los maridos engañados.
Pero ¿sabrá el Instituto Nacional de Acceso a la Información cuánto cuesta cada encuesta patito de las que halagan los sentidos del que manda? Debe ser muchísimo, pues las empresas demoscópicas han saltado la vara de la pandemia y lo exhiben en las caras rubicundas y satisfechas de sus propietarios.
Las elecciones internas de Morena, un zafarrancho
El de Mitof$ky sigue diciendo, cada vez que sale a escena, que Morena va a arrasar. No se muerde la lengua y tampoco se ve al espejo. A pesar de que la caterva de candidat@s son una bola de cartuchos quemados, atracadores de la población, financiadores de grupos de choque y chairos similares, con obvios nexos con delincuentes, el encuestador calla.
Para apoyar a candidat@simpresentables como Salgado Macedonio, Layda Sansores, Alfonso Durazo, Jaime Loera, David Monreal, Raúl Morón, Indira Vizcaíno, Miguel Ángel Navarro, Víctor Castro, Marina del Pilar Ávila, Lorena Cuellar, Celia Maya, Rubén Rocha y Clara Luz Flores es demasiado jugar en contra de los momios, tan desfavorables.
Las bajas pasiones en el caldo de cultivo, los intereses malsanos de los superdelegados electos, las intromisiones presidenciales, la falta de cohesión y lealtad en torno al partido oficial postulante, lograron hacer de las elecciones internas de Morena un zafarrancho.
La bendición de AMLO, como “el beso del diablo”
Todos juraban por ésta que el de Palacio les había dado su bendición para el cargo. Para las bases electorales, el apapacho presumido por los contendientes fue similar a aquel “beso del diablo” de LEA durante el lopezportillismo.
Ninguno de los candidatos oficiales electos tiene estructura básica, operadores hábiles, representantes en casillas, conocedores de las rutas camineras para la movilización electoral, abogados defensores del voto,ni perrito que les ladre. Están más solos que la una, sólo confiados a que las encuestas patito que hablan de la aceptación del Tlatoani se les refleje en su alforja de votos. De algo mueren los ilusos, no crea usted.
Y pa’cabarla de chingar, como se sabe, los candidat@s a gobernadores tienen que cargar con los resultados de los postulados a diputados en los distritos electorales de mayoría relativa, preferentemente. En las elecciones intermedias los dados cuentan a cargo del candidato al mayor puesto, toda vez que no hay sufragio presidencial.
Van a tener que responder hasta por los exiguos resultados que arrojen los candidatos a presidentes municipales, síndicos, regidores y alcaldes, por así algo hiciera falta. El cuadro de fusilamiento completo.
El destino de México, esta vez en juego
Por lo que se observa y se deduce, los días mayoritarios de Morena están contados. El país ya no debe cargar con una vergüenza de ese tamaño. Las urnas electorales serán auténticos juzgados populares. Y lo mejor es que se vayan de una vez. Mañana puede ser demasiado tarde para ellos. Han reventado a la población.
El destino inmediato de México y la mácula para varias generaciones está en juego en esta ocasión. La gente piensa que México ya no puede seguir confiando su destrozo a un voluntarista egocéntrico que guía sus actos públicos con ocurrencias insensatas y con moralinas hipócritas de la peor factura.
Un sujeto que ubica la lealtad de sus ayudantes y palafreneros por encima incluso de los intereses superiores de la Nación. Alguien cuyo desconocimiento y sorna de las leyes es preocupante, igual que los límites normales de estabilidad mental que sobrepasa cada minuto. Es imposible.
Revive iniciativas legales de hace noventa años
No se puede depositar el poder en manos de quien no tiene el timón, ni la brújula ni siquiera los grumetes. Que a lo mejor nunca sepa que el barco confiado a su cuidado tiene tiempo que naufragó.
Alguien a quien no le importa un comino la salud ni el bienestar de los mexicanos, conceptos estos últimos que sólo utiliza para las encuestas personales de aceptación que manda a hacer, y para presumir de populista y demagogo. En realidad, un pobre tiranuelo sin escrúpulos.
Alguien que cree que la hipocresía, el engaño y la mentira, la corrupción endémica y su complicidad con el narcotráfico, más el agandalle de los presupuestos públicos, son las virtudes que México requiere y aplaude.
Alguien que ordena a sus empleados de la Secretaría de Gobernación que copien iniciativas legales de hace noventa años para volver a imponer el estado de sitio a la expresión divergente, revivir los delitos de disolución social y llamamiento al motín, rebelión y sedición para todos aquellos que no concuerden con el despotismo rampante.
México, aquejado de una enfermedad terminal de miseria
Hoy parece que estamos ya ante la necropsia de un régimen que falleció mucho antes de nacer, desde que sus altanerías y petulancias fueron pensadas por un grupito de los peores hijos de esta tierra.
Entre las clases medias del país se reproduce el grito de alerta contra los autoritarismos deleznables, contra los golpes de Estado cotidianos y contra las invasiones intestinas de muchas guerras civiles que no se atreven a decir su nombre. ¡No pasarán!
México está aquejado de una enfermedad terminal de miseria, recesión, depresión económica, hambre generalizada y necesidades crónicas que parecen no tener fin.
A menos que el país, agobiado por tanta pesadumbre, tome en sus manos el control electoral y se decida con iniciativa fiera recuperar el 6 de junio de este año el manejo y el resultado del control sobre la mayoría de las Cámaras, las gubernaturas, los municipios y las alcaldías en juego y dé al mundo un mensaje de civilización y de supervivencia en medio del caos.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: La habilidad que mostró Morena para concretar una coalición rumbo a 2021 con otras franquicias electorales, no se ha visto al interior del partido. En la estructura morenista abundan los grupos, el golpeteo y las pugnas. De acuerdo con integrantes del Movimiento, que fundó el presidente Andrés Manuel López Obrador y desde 2015 es partido político, Morena no cuenta con una estructura consolidada y eso no abona a la unidad. Todo es imposiciones y eso, además, ahonda las divisiones y los enfrentamientos.
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