Vacuna electorera
Alberto Vieyra G. viernes 1, Ene 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Nada más perverso que monopolizar la vacuna contra Covid-19 con fines electoreros. Con el pretexto de evitar que el crimen organizado y de pacotilla lucren con las vacunas contra el coronavirus y bajo la tiránica mentira de que debe ser el Estado mexicano y no gobernadores, ni ninguna otra autoridad la que lleve a cabo la vacunación, AMLO decidió que sea el Ejército mexicano el que lleve a cabo la vacunación en los diferentes cuarteles del país.
Nadie discute este noble papel de nuestros juanes, que es más honroso que hacer el papel de macuarros en la albañilería, pero todo eso se reduce a una sencilla explicación: AMLO militariza agigantadamente a México y desde las mañaneras de Palacio utiliza ese púlpito para vender la idea a los mexicanos de que “el milagro de las vacunas”, como lo dijo un lambiscon senador morenista, es de él y solamente de él, él es el dios, cuando que como representante del Estado mexicano tiene la obligación de proteger a la población para evitar que la catástrofe sea aún más macabra y pase a la historia como un mandatario cuya negligencia criminal no tiene precedentes.
La lógica es que si el gobierno federal tiene una estructura de salud pública a nivel nacional que conjuntamente funciona con los sistemas de salud estatal, debe ser en todos los hospitales de México donde se aplique la vacuna lo mas antes posible, para no administrarla electoralmente solamente a la población adicta al lópezobradorismo.
¿En cuántos años pensará AMLO que podría vacunar a 130 millones de mexicanos, sobre todo porque las vacunas llegan a cuentagotas? ¿Cuántos millones de mexicanos se quedarán sin vacunar o morirán por falta de ellas, pues hay compatriotas a los que los cuarteles les quedan a muchas horas de sus comunidades, sobre todo indígenas o personas de la tercera edad que difícilmente pueden caminar o desplazarse cientos de kilómetros?
AMLO no conoce lo que es la empatía y el humanismo, a pesar de que se compara con Jesucristo, pero no hace lo que hacía Jesucristo, AMLO es un gobernante perverso, lleno de odios, mentiras, simulación política y todo lo que se quiera para dividir al pueblo. Hace un par de semanas, desde el soliloquio mañanero el presidente dijo que existe “antipatía” o “simpatía”, pero no “empatía”, término que considera neoliberal. No, la cosa no es así:
La empatía es sentir el dolor que siente una persona o un pueblo que sufre, como ocurre con la mortandad por el coronavirus en México; simpatía es el equivalente a admirar a alguien por sus atributos físicos o intelectuales y antipatía es sentir odio contra un pueblo o contra alguien. No hay duda, AMLO se parece cada día más a Benito Mussolini y a Adolfo Hitler y en nuestros días a Donald Trump, quienes odiaban a sus pueblos, que los consideraban cobardes, manipulables y por lo tanto sacrificables.
Así considera AMLO al pueblo de México, un fenómeno digno de estudio sociológico, pero les dejo ese tema a los doctos en la materia. Por ahora, digamos adiós al macabro 2020 un año en el que murieron casi 2 millones de seres humanos por el coronavirus, casi 125 mil en México, a razón de una desastrosa estrategia gubernamental para el combate de la peste.
El 2020 nos cambió a todos hasta el modito de andar. A muchos millones nos mató también emocionalmente, a razón de un confinamiento equivalente a una prisión domiciliaria con un miedo que nos calcina, y el miedo en nuestro cerebro y estómago es equivalente al vidrio molido. El 2020 nos enseñó cuánto vale la vida y lo frágiles que somos, aunque también el rostro de la violencia contra las mujeres, a cargo de algunos detestables seres llamados hombres, se incrementa agigantadamente. Desde ese odioso confinamiento envío a mis 3 lectores y radioescuchas un abrazo desde el alma con el sincero deseo que en 2021 no seamos víctimas de la pandemia.