Dos mundos perjudiciales
¬ José Antonio López Sosa lunes 28, Dic 2020Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
LA VACUNA PRIVADA.- No hay algún país en el mundo, donde al día de hoy se esté vendiendo la vacuna a particulares, es decir, donde una persona pueda llegar a una farmacia u hospital y comprar la vacuna contra el SARS-CoV-2, por lo menos de forma legal.
Sin importar el modelo económico del país, en todos -hasta donde sabemos- se está privilegiando la aplicación de la vacuna al personal médico de hospitales y a la población vulnerable.
En México leo en plataformas sociales, gran indignación porque no se pueda comprar la vacuna contra Covid-19 con dinero. Estados Unidos, el país donde se anunció ya que la vacuna estará a la venta, no tiene fecha para tal suceso, las páginas de la autoridad y de quienes la venderán (como la cadena de farmacias CVS), aseguran que de acuerdo a los lineamientos federales de aquel país, hasta que no se haya vacunado pública y gratuitamente al personal médico, de hospitales y población vulnerable, no se podrá vender y para eso, no hay ni siquiera una fecha estimada. Además aseguran que el gobierno de los Estados Unidos, regulará el número de dosis que podrán estar a la venta.
En otro orden de ideas, no hay un lugar en el mundo donde el libre mercado sea parte de la distribución de la vacuna en cualquiera de sus modalidades o marcas.
Las investigaciones para llevar a una vacuna deben pagarse, son laboratorios privados que a eso se dedican, para eso, los gobiernos cobran impuestos, la salud no debe ser un negocio, si pretendemos vivir en un mundo medianamente civilizado.
LA VACUNA PÚBLICA.- El otro mundo perjudicial será si en México, llevan a cabo la vacunación como suele manejarse el sistema público de salud: con largas filas de espera en las calles, con días de filas y con personal del sistema de salud pública (llámese IMSS, ISSSTE, Pemex, Sedena o Ssa), que pareciera estarle haciendo un favor al ciudadano que acude por su vacuna. Lo narro con la experiencia de las vacunas infantiles, de la influenza estacional y otras del sector público.
Me parece correcto que el estado garantice la vacunación universal y gratuita (que al final es pagada con nuestros impuestos), pero lo que me temo, son las formas, esas que son el común denominador en el sistema de salud pública en el país.
En febrero, marzo, abril, mayo y el resto del año, ¿habrá largas filas en las calles afuera de las clínicas?, ¿habrá enfermeras gritándole a la gente que una sola fila y que no hay suficientes vacunas?, ¿tendrán a la gente formada días bajo el sol como si fuese un favor el que le están haciendo?. Sí, quizás es especulación, pero es la experiencia con otras vacunas que no han sido masivas como lo será la vacuna contra Covid-19.
EN AMBOS MUNDOS.- En ambos mundo perdemos, el primero el de la irracionalidad social, el segundo, el de la incapacidad gubernamental. Sueno ambicioso, pero ojalá ninguno de los dos se concrete y podamos todos vacunarnos en tiempo y forma, sin fines políticos y con la eficiencia que el caso merece.