¡Ponte las pilas! y deja la pachanga
¬ Sócrates A. Campos Lemus viernes 18, Dic 2020¡Que conste,.. son reflexiones!
Sócrates A. Campos Lemus
“MÁS VALE PERDER UNA FIESTA DE NAVIDAD Y NO PERDER LA VIDA POR UNA NAVIDAD…”
Pues parecen ternuritas llamando a que nos portemos bien, me parece que los llamados son como los que hace ese junior regio que habla del sufrimiento que tuvo cuando su padre lo obligaba a ir al golf, si no, no le pagaba su semana y por ello odio el jueguito de la pelotita y los hoyitos o cuando habla de que los jodidos que tienen sueldos de pinches cuarenta o cincuenta mil pesos le sorprenden cuando los ve felices. Pues si, los llamados del Presidente, hombre de buena fe y de buenas intenciones que no quiere molestar con el pétalo de la represión a los votantes y miembros del pueblo sabio a que nos guardemos en casa, que no salgamos a las pachangas y que no hagamos reuniones familiares de Navidad, posadas y Año Nuevo, son como las llamadas a misa, solamente van los que quieren, no los que deben.
Lo mismo sucede con los llamados de doña Claudia Sheinbaum para que no la jodamos y se saturen los hospitales por la irresponsabilidad de los capitalinos que andan de compras en el Centro Histórico, lleno de vendedores ambulantes, buscando mejores precios que en las tiendas departamentales. pues sí son como lo hemos visto como los llamados a las madres y abuelitas para que no dejen que sus hijos y nietos se vayan a engrosar las filas de la delincuencia organizada o las calles de vendedores ambulantes que sin protección de todo, desde lo prohibido hasta lo indebido, también le entran al contrabando que supuestamente se controla ya por militares o por las copias que se hacen y vienen desde China o venden drogas, armas y demás pequeñeces que sirven para aumentar la delincuencia y la inseguridad, se unen a las bandas que cobran piso o que controlan los mercados y a los vendedores ambulantes en las calles por medio de su cobro por protección, en fin de que la cosa anda del carajo nadie lo duda y de que no respetamos y nos vale la seguridad nuestra y de los demás, pues es la verdad, tan es así que se ven las colas para que los parientes de enfermos que andan siendo tratados en las casas puedan comprar los tanques de oxígeno porque, pues no hay y en las farmacias escasean y encarecen los medicamentos utilizados para los tratamientos y en los hospitales pues la cosa anda del color de hormiga y todos temen ser contagiados o no recibidos cuando enferman, y entonces si se siente que la calaca anda cercana y se puede llevar a varios de la familia, y es cuando comienzan a reflexionar y a medio entender que no se debe andarle rascando los huevos al tigre del coronavirus porque cuando llega, pues llega y contagia y se contagia a inocentes y culpables de andar en las pachangas, las reuniones o las compras.
Hace muchos años, cuando estábamos en el inicio de la juventud, volteábamos mucho por el rumbo de las calles del “Órgano”, donde se juntaban las prostitutas y como chavos andábamos muy calientones y tratando de descubrir la sexualidad, así que cuando uno de mis primos fue contagiado por los chancros y gonorrea, mi padre que en ese tiempo trabajaba en la Secretaría de Salubridad, hizo una gestión para que nos dejaran asistir a lo que se conocía como el Hospital de la Mujer, allá por los rumbos de la Alameda y ahí pudimos ver las fotografías de gentes contagiadas de sífilis o de chancros y otras enfermedades y pues nos dieron unas clases reales para que no anduviéramos de calientones y podernos contagiar, a lo mejor, sería bueno filmar a los enfermos terminales del coronavirus y mostrarlos al público para que muchos de los necios miembros del “pueblo sabio” se den cuenta real de los peligros que les advierten y dejan de andar en las reuniones pensando en que a ellos no les pasa nada y que así es como se contagian y contagian a los demás.
Parecería una brutal y cruel forma de que vayan entendiendo la gravedad de las cosas pero será la verdad, la realidad es que andamos en la mera pendeja y no hay más, pensamos que estamos cansados y fastidiados de estar encerrados en las casas y que además andamos cortos de finanzas y tenemos que salir a la “talacha” diaria y es cierto, pero eso es mejor que andar contagiado y contagiando, corriendo el riesgo de perder la vida por tonterías y actos que no son vitales para la sobrevivencia. Es mucho más importante que no nos contagiemos y contagiar, que andar en compras y reuniones. Hace unos días tenía malestares que por fortuna ahora sigo teniendo pero están controlados por un gran cardiólogo y puedo esperar a que me atiendan en el hospital para un implante de Stern en una arteria, sí es importante hacerlo y no se debe dejar a la ligera, pero creo que si estamos controlados lo mejor es no distraer la atención de médicos y trabajadores de la salud porque ellos están en la lucha diaria para salvar vidas de enfermos graves y no queremos sufrir un proceso de contagio por andar en esas prisas, todos tenemos que tener el derecho a la salud y al tratamiento gratuito impuesto por el Presidente en el sector salud, pero hay que tener formas de hacerlo y tener la confianza en que podremos esperar mejores tiempos y circunstancias y sobre todo cuidarnos para no ser contagiados contagiar.
Hace algunas semanas mis compañeros de conducción en programas de radio y televisión, Jaime Velázquez y Omar Aguilar, sufrieron el contagio del coronavirus, pero gracias al tratamiento adecuado y la capacidad de los médicos oaxaqueños salieron, dicen ellos mismos, de las cavernas del infierno y del terror a la muerte y el dolor y sufrimiento que tenían en su cuerpo y el sufrimiento de sus seres queridos, la libraron, y ellos contaban en la radio y televisión sus experiencias y fueron testigos del impacto real que tuvieron muchos de los que escucharon o vieron las experiencias y esto sirvió, pero a los pocos días se les olvida y tendríamos que repetirles la dosis de las experiencias porque a lo mejor somos tan necios que no entendemos que no debemos de andar en reuniones y tenemos obligación de cuidarnos para no ser contagiados y contagiar, no se vale ser mensajeros de la muerte, ya entiendan de verdad o nos lleva el tren y la fregada.