¿Qué pagamos tan caro?
Armando Ríos Ruiz viernes 18, Dic 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
En el actual gobierno se ha vuelto una constante mentir sobre todos los temas, para hacer ver a los mexicanos, más a que a otros, a los simpatizantes del que gobierna, que México ya fue encumbrado al primer lugar en el mundo, en todo lo bueno. Que no padece nada que haga daño y que todos los problemas ya se superaron, con la sola presencia de los que hoy mandan.
Estas falsedades han redituado aplausos hasta el éxtasis y por eso resulta necesario sostenerlas. Indudablemente, la actitud provoca un perjuicio inmenso, porque encamina al país hacia un modelo deleznable, que se traducirá en una dictadura que, una vez alcanzada por no encontrar la forma de impedirla, se quedará hasta que algún día, la gente al fin reaccione.
La ceguera ha cundido tanto, que lejos de prestar oídos y tratar de entender, las voces de alerta que todos los días se levantan en muchos medios informativos son criticadas y tildadas de molestia de los “enemigos” por haber perdido privilegios. La razón se ha ausentado para ser suplida por su ausencia total, que somete a muchos mexicanos a repetir lo que escucha, sin el más pequeño alcance para hacer aunque sea el mínimo análisis.
En virtud de que la mentira se ha convertido en un ejercicio cotidiano, proferida desde el más alto nivel político, se ha vuelto también normal en todos los que tienen que ver en la actual administración. Como la necedad, también hoy es una virtud. Por ello, quienes ostentan un cargo público presumen de todos los títulos habidos y por haber, con apenas algún tipo de educación.
Esto no es importante. En voz del propio Presidente de México, la instrucción académica no es necesaria. Obtener petróleo es lo más fácil del mundo. Basta con escarbar en el suelo hasta encontrarlo. No se necesita ser arquitecto para construir una casa, ni economista para ver por el bienestar de un país en esa materia. Él mismo es un ejemplo de excelente administración.
Pero, hay personas conscientes de que, mientras mejor preparados quienes gobiernan, mejor le irá a cualquier país. Hoy no es éste el caso de México. Los que están incrustados en el actual gobierno han dado muestras claras de ser los más incapacitados. Pero curiosamente es así como convienen al mandatario. Si es posible, que no sean capaces de manejar su encargo. Él es todólogo y puede hacerlo sin nadie que ayude. Los nombramientos son para llenar huecos.
Todo lo anterior viene a colación porque en el estado de Guerrero se dice que Pablo Amílcar Sandoval será su gobernador a partir del año entrante. Es una entidad en donde el Presidente tiene un ascendiente enorme sobre sus habitantes y éstos carecen de capacidad para analizar quién es el que más conviene. Los que piensan aseguran que simplemente acudirán a darle su voto.
El político sureño ha dicho que es licenciado en Economía, con estudios de posgrado en la Universidad de Yale. Dice además que es un “experto en democracia, federalismo y política económica”. Sin embargo, le acaban de descubrir que ni siquiera tiene el título que presume. Tampoco los estudios superiores. Pero eso poco importa para sus propósitos, como ya dijimos.
Debería importar para los habitantes de uno de los estados más atrasados del país, que necesita de veras de alguien que tenga preocupación real de sacarlo de la extrema pobreza que sufren muchos habitantes del lugar.
Como a su hermana, secretaria de la Función Pública, también le encontraron bienes cuya propiedad no pudo justificar. Esto tampoco importa, aunque se hable hasta por los codos de una enorme preocupación por desterrar la corrupción, pero de otros, no la de los agraciados con el que dice despreciarla.
La lente de un celular también dio cuenta de que descendió de una camioneta nueva −seguida por otra igual−, dotadas con el máximo blindaje y vigilado por un ayudante que le cargaba el saco. Quiso justificar con los argumentos más burdos, como diciendo a los mexicanos: “estos estúpidos, con esto tienen”.