Paridad de género • I
Alberto Vieyra G. viernes 18, Dic 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
(Primera de dos partes)
El término matriarcado es tan antiguo como la propia humanidad. Viene del latín māter, madre, y del griego archein, gobernar, es un tipo de sociedad en la cual las mujeres, especialmente las madres, tenían un rol central de liderazgo político, autoridad moral y control de la propiedad y de la custodia de sus hijos. Estamos hablando del origen de la familia.
En tiempos inmemoriales, en el matriarcado, era la mujer la que partía el queso. Ella decidía con qué hombres hacía su vida sexual y los hijos quedaban bajo su tutela. No se sabía quién era el padre.
Pero cuando las tribus nómadas y recolectoras se sedentarizaron, a orillas de los ríos, en lugares donde abundaba la vegetación y las tierras eran fértiles, ocurrió una revolución silenciosa en la que no hubo muertos, heridos ni desaparecidos. Esa revolución daría origen al patriarcado, lo que hoy conocemos como machismo y esclavitud. Sí, la palabra familia viene del vocablo famulus que quiere decir esclavo doméstico y familia es el conjunto de los esclavos pertenecientes a un mismo hombre.
¿Por qué hago historia?
Mire usted. Hoy, las mujeres juegan un rol determinante en la sociedad y no hay duda de que vivimos en la era del patriarcado y matriarcado, aunque al ritmo que vamos, la mujer pronto podría volver al matriarcado, lo que daría lugar a un mundo de divorciados, pues la mujer quiere estar en todo: En política, en la industria y hacer cosas o trabajos reservados exclusivamente para los hombres. El feminismo está a todo lo que da y el machismo también. Para este átomo de la comunicación, no debería existir ni machismo, ni feminismo, sino humanismo para vivir armónicamente en un mundo de equilibrio.
En Europa, la mayoría de las grandes empresas son lideradas por las mujeres y en México nos acatarran con eso de la paridad de género y términos tan chocosos como “las y los diputados”, “las y los senadores”, “las y los mexicanos”, “las y los ciudadanos”, “las y los niños”; “las y los animales”, “las y los burros”, Que en cuestiones lingüísticas resulta una terrible aberración, pues con el sólo hecho de usar el término o los términos en plural de los mexicanos, por ejemplo, quiere decir que nos referimos a los géneros masculino y femenino, es decir a todos los mexicanos. Pero los movimientos feministas quieren a fuerza que se use el término “las y los”.
Tengo la percepción de que las mujeres son muy inteligentes, por naturaleza. Pero con todo respeto, han invadido o quieren invadir roles para los que aún no están preparadas. Por ejemplo, todas quieren estar en política, sin ser políticas y en muchas ocasiones sin preparación alguna. La política es sucia y en su gran mayoría las mujeres suelen ser honestas, pero en política corren el riesgo de corromperse también, tanto como los hombres, usadas por estos para hacer los trabajos sucios.
En la actualidad, los partidos políticos deben postular a cargos de elección popular con eso de la paridad de género, 50% de hombres y 50% de mujeres. Claro que hay hombres que también rebuznan y de lo lindo. Pero la mayoría de las mujeres y de los hombres carecen de algo que es fundamental: Ciencia política y sensibilidad humana para servir a la gente en puestos públicos. La mayoría buscan el “hueso” porque la política es una industria que dá de comer a muchos ineptos y corruptos.
El INE, ha determinado que, en esa tónica de paridad de género, cuando menos 7 de las 15 gubernaturas que estarán en juego en 2021, siete deben ser mujeres y lo mismo ocurre para presidentes municipales, diputados federales, locales y alcaldías. Esto ha metido a los partidos políticos en grandes aprietos y dilemas, pues en muchos casos no tiene mujeres para postularlas a esos cargos, lo cual ha trastocado la vida interna de los partidos, pero de éste tema le hablare en nuestra próxima “Paridad de género (segunda parte)”.