¿Ahora sí, López Obrador felicitará a Biden?
Miguel Ángel Rivera martes 15, Dic 2020Clase Política
Miguel Ángel Rivera
“Para el final del día (en referencia a este lunes) sabremos si el señor Biden será (declarado presidente) electo. ¿Es hoy el día correcto para que el señor López Obrador levante el teléfono y felicite al señor Biden?”.
La pregunta estaba dirigida a la embajadora de México en los Estados Unidos, Martha Elena Bárcena Coqui, durante una videoconferencia con integrantes del Instituto Baker, de la Universidad de Rice, ubicada en Houston, Texas, institución a la que se le reconoce por distinguirse en educación liberal y en la investigación científica.
Contra una vieja tradición que atribuye a los diplomáticos de todo el mundo utilizar un lenguaje poco claro, con el cual se evita particularmente comprometerse con un sí o un no rotundos, esta vez la embajadora mexicana dio una respuesta concreta y directa: “Ésa ha sido mi recomendación”.
Bárcena Coqui también comentó también que, “desde la campaña y hasta ahora, ha sostenido que la gente no debe tener dudas sobre la integridad y la fuerza de las instituciones estadunidenses”.
En efecto, ayer sesionó el Colegio Electoral de los Estados Unidos y avaló el triunfo del candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, mientras el presidente saliente y abanderado del Partido Republicano para repetir en el cargo, mantiene su denuncia de que fue despojado de la victoria mediante un gran fraude electoral.
Como es ampliamente conocido, para la elección de presidente de los Estados Unidos, los votos de los ciudadanos no se cuentan directamente, sino que sirven para decidir a quién se entregarán los votos que corresponden a cada uno de los estados, que son los decisivos y esa es la responsabilidad del colegio electoral: anunciar a qué candidato corresponden los votos de cada estado. Para que un candidato sea declarado triunfador, debe reunir un mínimo de 270 votos del colegio electoral que tiene un total de 538 integrantes.
Biden ganó en los dos aspectos, en materia de votos individuales recibió más de 74 millones, la mayor cantidad que haya reunido presidente alguno de los Estados Unidos y recibió 360 votos de los electores, con lo cual superó ampliamente el mínimo de 270.
Estos antecedentes son necesarios porque nuestro Presidente, Andrés Manuel López Obrador, es uno de los contados mandatarios del mundo que hasta el momento no ha felicitado a Biden por su victoria.
Con amargas experiencias por supuestos fraudes electorales a lo largo de su carrera política, López Obrador tiene motivos para negarse a reconocer el resultado de unas votaciones antes de que se pronuncie la autoridad correspondiente. Pero el problema que en Estados Unidos no hay un INE o un Tribunal Electoral Federal que proclamen al vencedor.
Lo más cercano es la reunión del colegio electoral, donde se oficializa la suma de votos para cada candidato, pues anteriormente lo único disponible son los recuentos realizados por los principales medios de comunicación del país. Y, si se trata de formalidades, falta todavía que el Congreso ratifique el resultado que le remita el colegio electoral, lo cual ocurrirá hasta enero.
En consecuencia, el Presidente mexicano —que hasta ahora se ha cobijado en la doctrina Estrada de no reconocer o desconocer a un gobierno extranjero— tiene fundamentos para decir que espera a que haya una decisión oficial.
Lo malo es que —sobre todo por la visita a Trump en plena campaña electoral de los Esta— para muchos observadores la posición del mandatario mexicano no es por respeto a la legalidad, sino una manifestación que respalda la rebeldía de su “amigou” Trump.
Por eso, diplomáticos y políticos nacionales han recomendado a manera reiterada al presidente López Obrador extender su felicitación a Biden lo antes posible, como un gesto que servirá a fomentar las buenas relaciones con el futuro gobierno de la Unión Americana, que entrará en funciones el cada vez más cercano 20 de enero.
Por cierto, la sugerencia de la embajadora Bárcena Coqui se da en un contexto en el que la diplomática anunció también su próxima jubilación luego de 43 años en el Servicio Exterior Mexicano, como cónsul, embajadora y representante ante organismos de la ONU.
Al cuarto para las doce, diputados revisarán reformas al Banco de México
En el último día de sesiones de este año -la Constitución fija como límite el 15 de diciembre- los diputados federales tendrán una agenda muy pesada, en donde sobresalen la Ley de Seguridad Interior —que obliga a agentes extranjeros que operan en nuestro país a informar de sus actividades a las autoridades nacionales— y, sobre todo, las reformas a la Ley Orgánica del Banco de México.
Esta última iniciativa, previamente aprobada por el Senado, generó una larga serie de protestas porque supuestamente pone al banco central en riesgo de convertirse en “lavadora” de dinero ilegal y lesiona su autonomía.
Pero la modificación también tiene sus decididos partidarios. Así como hemos dado voz a quienes se oponen, enseguida reproducimos un recuento de los partidarios del cambio:
“El coro de voces contra la reforma a la Ley del Banco de México muestra que la defensa de poderes fácticos e intereses creados aún persiste en nuestro país para mantener el régimen de privilegios del pasado reciente.
“En el estado de cuenta más reciente, Banco de México reportó que las reservas internacionales ascienden a 194 mil millones de dólares que, si usted quiere saber dónde están, se topará con un clan de funcionarios públicos que siguen acostumbrados a vivir en la opacidad.
“La razón de este secreto es que las reservas de todos los mexicanos no están en nuestro país, sino resguardadas en bancos estadounidenses. Así, el entreguismo del Banco de México pone la riqueza mexicana en manos de extranjeros.
“A cambio, México recibe apenas 0.25% de interés anual, una cifra muy baja con la que los bancos estadounidenses hacen negocio redondo al contar con financiamiento barato para prestar caro.
“Los directivos del Banco de México ocultan esta verdad al pueblo, que sus reservas están en manos de Citibank y del Bank of America, cuyos personeros en México han encabezado la ofensiva contra la reforma para preservar sus cotos de poder y negocio.
“No es casualidad que estos dos bancos ejerzan presión contra el Poder Legislativo para frenar la reforma, y sobre la ABM a través de sus aliados, los bancos extranjeros BBVA, Santander, HSBC y Scotiabank.
“La campaña del Banco de México y los bancos internacionales se basa en mentiras; la más notoria es que Banxico se convertiría en lavador de dinero de procedencia ilícita. Este argumento se cae por su propio peso, pues ya existen controles muy estrictos contra el lavado de dinero que todos los bancos en México están obligados a cumplir.
“Y, además, Banxico no captaría los dólares en manos de individuos, sino que lo haría a través de las instituciones del sistema financiero regidas por los mismos controles para garantizar su origen lícito.
“Si, como lo prevé la reforma, las reservas internacionales dejaran de estar en poder de los bancos estadounidenses y pasaran a manos del Banco de México, está claro que los perdedores de un lucrativo negocio serían Citibank y Bank of America.