Pese a todo, necesario
Armando Ríos Ruiz viernes 11, Dic 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Las elecciones de 2021, las más grandes de la historia de México, se han convertido en el mejor ejemplo de lo que están hechos nuestros políticos, dispuestos a revolverse con todas las ideologías, para derrotar a Morena, el partido en el poder, que en 2018 arrasó en las elecciones presidenciales, con Andrés Manuel López Obrador como candidato.
Las autoridades electorales tienen previsto imprimir casi 95 millones de boletas para igual número de ciudadanos en edad de sufragar, aunque en la realidad, la tercera parte permanece inalterable, sin enterarse siquiera de que existe un proceso electoral o un día destinado para que los mexicanos elijan a los candidatos a diferentes nominaciones.
En cada oportunidad, los militantes de los diferentes partidos han dado muestras de su ideología camaleónica, que cambia de acuerdo con sus necesidades. Por ello, Morena está ahora compuesto por todos los colores, cuyos militantes corrieron a formar parte del mismo cuando advirtieron de su inminente llegada al poder, hace dos años.
Hoy no es diferente. Los llamados partidos grandes: PRI, PAN, PRD, han decidido ir juntos, para evitar que Morena continúe apropiado, principalmente del Congreso, en donde durante éste ciclo se han aprobado todos los caprichos del primer mandatario, la mayoría considerados de una incongruencia tal, que se ha tornado amenazante de la paz social que hasta hoy se ha mantenido en el filo de la navaja, con el acicate que rueda en los tacones del Presidente.
Fiel a su forma de hacer señalamientos, éste ha dicho que la alianza busca regresar al modelo neoliberal, en desacato al llamado del INE, de que se abstenga de realizar comentarios respecto al proceso. Manifestó: “ya quedó al descubierto que son lo mismo, defienden la misma política antipopular, entreguista y ahora que se está llevando a cabo una transformación, un cambio, pues no se aguantaron, los dominó el ansia y deciden quitarse la máscara y unirse”.
De sobra se sabe que tiene una memoria que en nada le ayuda. Que hoy dice una cosa y mañana se desdice. Olvidó por completo que Morena está peor: conformado con toda la escoria que se alejó lo más rápido que pudo de los organismos políticos que conformaban, cuando advirtió que su barco hacía aguas. Muchos fueron inclusive rescatados de manos de la justicia.
Ahora, como siempre, recurrirá a todas las artimañas disponibles y ya aburridas, como el ataque a la corrupción del pasado (no de los suyos), al neoliberalismo, al recurrente señalamiento de conservadores y a todo tipo de descalificaciones. El chiste es repetir su discurso de oprobio, porque eso le dio buenos resultados en la elección pasada.
Aunque la alianza significa por una parte, la pérdida de identidad de los valores ideológicos, para muchos mexicanos se trata de una medida necesaria, para evitar la destrucción del país, que en apenas dos años de nuevo gobierno, corre a toda velocidad hacia un nuevo régimen, el menos deseable, o hacia la dictadura, creadora indiscutible de la miseria y devastación de pueblos y del enriquecimiento sin límite del gobierno que la ejercita.
Ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo. Dice que “Se unieron para imponer el modelo neoliberal, para privatizar, saquear, imponer un régimen antidemocrático, corrupto que llevó al país a una grave crisis económica, social, una crisis de pérdida de valores, porque durante todo el periodo neoliberal en que ellos dominaron, lo principal era el triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole. Era robar, robar y robar”
Las palabras se revierten como ola que regresa con más fuerza. Habla de un período neoliberal de pérdidas, que por cierto duró muchos años. Cuando al actual le han bastado apenas dos en adueñarse de las mismas situaciones que critica y para rebasarlas: triunfar a toda costa, crisis económica, social, de pérdida de valores. Robar, robar, robar. ¿Y la familia? ¿Y el crimen? ¡Pobre México!