Miles retan a la Covid-19
¬ Augusto Corro lunes 7, Dic 2020Punto por punto
Augusto Corro
El fin de semana las autoridades informaron de la situación crítica que se vive por el incremento de muertes y contagios por Covid-19. Además, hicieron un llamado para que la ciudadanía se quede en casa y salir a lo necesario; pero resultó que miles de capitalinos no escucharon la exhortación a cuidarse y optaron por realizar sus compras navideñas en la zona céntrica de la Ciudad de México y en tiendas de autoservicio.
En la capital no se tomó en consideración de la alerta que se enfrenta por la pandemia que tiene a la población en el color naranja del semáforo epidemiológico casi a punto de caer al color rojo, como ocurrió en mayo. La gente actuó como si ya se viviera lejos de los contagios, con el verde como señal de que fue superado la Covid-19 y que no habría necesidad de aplicar las medidas sanitarias.
Pero la realidad es otra. Las mezclas de problemas derivados del coronavirus involucran, principalmente, al relacionado con la salud, pues coloca en alto riesgo a la población de contagiarse; que debido al número de enfermos podría rebasarse, sino es que ya ocurre, la capacidad de atención en hospitales, como ocurrió en otros países. A esa condición de alerta sanitaria se suman los asuntos económicos.
El mes de diciembre se caracteriza por sus innumerables fiestas a lo largo y ancho de México. Incluye los festejos guadalupanos, las posadas, la Nochebuena, la despedida del año viejo y la llegada del nuevo y el Día de Reyes con la partida de rosca, etc., tiempo del “maratón Guadalupe-Reyes”. Como vimos, ya empezó la preparación de las celebraciones y la gente se fue de compras al primer cuadro de la capital.
Los capitalinos, pues, demostraron que no tienen miedo al coronavirus y se olvidaron de las medidas sanitarias: en las grandes avenidas no todas las personas llevan el cubrebocas, tampoco guardaban la sana distancia. Eran ríos de gente que caminaba sin preocupación alguna y muchos de los peatones cargaban toda clase de mercancía, desde cajas pequeñas hasta árboles de Navidad y los adornos respectivos.
No menos importante es el problema de la economía, pues amplios sectores de la población resultaron afectados al cerrarse negocios, así como cambiar, de la noche a la mañana, la actividad económica del país; y la forma de vida de miles de personas que en el afán de evitar el contagio decidieron por el confinamiento; pero no ocurrió lo mismo con todos, debido a que tuvieron que salir a las calles a conseguir los recursos económicos para sobrevivir en la crisis.
Crecieron la pobreza y el desempleo. La economía que venía mal se agravó con la llegada de la pandemia. Ocho meses de resistencia al coronavirus es muy tiempo para aquellos que viven al día, como los taxistas, vendedores ambulantes, pequeños comerciantes, etc. Lo difícil de esta situación es que no terminará en poco tiempo como uno quisiera. Ya dijimos que son los pobres quienes más resintieron en su economía los efectos demoledores del virus.
Son las personas de escasos recursos quienes no pueden darse el lujo de mantenerse encerrados en casa. Es en esos medios de pobreza donde las autoridades deben brindar mayor atención para esos sectores que viven abandonados, sin la esperanza de mejores condiciones de vida. Se trata de gente, que con pandemia o sin ella, no alcanza a contemplar un mejor futuro.
En fin, vamos a ver como continúa la respuesta de la población a los llamados a quedarse en casa, guardar la sana distancia y aplicar las medidas sanitarias para evitar contagios. En el caso de los capitalinos, que habitamos una de las ciudades más grandes del mundo, nuestra actitud debe ser reflexiva. Entender que mientras no se cuente con la vacuna, lo única que tenemos para enfrentar la pandemia son las medidas sanitarias. ¿Usted qué opina amable lector?