Retroceso de vergüenza
Armando Ríos Ruiz miércoles 2, Dic 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Hay un meme en las redes sociales, que en una brevedad simple, pero ingeniosa, describe al Presidente. Dice, en boca de él: “qué rápido se fue el año. No me dio tiempo de hacer nada.” Sólo que se trata ya de dos años durante los cuales, México ha caminado hacia atrás. En los que el país con todo y sus habitantes ha cosechado pérdidas y miserias que no se recuperarán sino en muchísimos años más.
Dos años durante los cuales, una cantidad elevada aún de sus simpatizantes continúan omnubilados, con la venda apretada en sus ojos y además, con la necedad que impone la ignorancia, en la defensa a ultranza de su dios macuspano, quien se manifiesta sonriente, con esa sonrisa sarcástica imposible de ser borrada, ante lo que no ha hecho de por sí y ante lo que prometió y ha hecho absolutamente al revés.
No está por demás insistir en lo que se dice a diario, frente a los oídos sordos del que manda, porque no tiene ningún deseo de cambiar las cosas, salvo perseguir la corrupción del pasado para obtener el aplauso de sus seguidores, que vitorean asimismo, el hecho de que permanezca inalterable ante la corrupción del presente.
La criminalidad está por las nubes en todas partes. Ha crecido der manera sostenida ante la mirada impasible del gobernante y gremio que lo acompaña con la cerviz baja. Con la inteligentísima estrategia de dar abrazos a los delincuentes, que no cambiará mientras el mandatario continúe en el poder.
Obviamente, el pueblo no se traga ni tantito que se trate de una estrategia seria, inteligente, que conducirá a México a la tranquilidad. Cada día se conoce de crímenes masivos, ya “normales”, sin que el Presidente y las autoridades que deberían actuar frente al problema, muevan un dedo. Los abrazos no sirven ni para reírse de ellos. Los empresarios ya han puesto el grito en el cielo, porque tienen que pagar impuestos y además la renta a las que están sometidos.
Ya han dicho que si tienen que escoger, tendrán que optar por pagar a los criminales, porque a las autoridades, a quienes pagan por proveerlos de cuidados, de seguridad y por otros servicios, no sirven para nada. No sirven siquiera para quitarles de encima a los que les cobran por respetar su integridad. Pues preferible pagar a estos, por lo que el gobierno se niega a hacer, pese a cobrar por ello.
Hace dos días, el Presidente dijo cínicamente que no han sido fáciles los primeros dos años de gestión. Esto es revelador de su incapacidad para gobernar, que en una queja absurda nos hace ver por qué a sólo dos años de su gobierno estamos como estamos: con una economía que causará estragos sin precedentes, con una inseguridad alarmante que crece día a día, con una zozobra por la pandemia que nos tiene arrinconados y ganadores del último lugar mundial, por el pésimo trato que se le ha dado al problema, con gastos absolutamente infructuosos en sus proyectos sociales.
En menos de un año acabó con los remanentes multimillonarios que dejó el corrupto gobierno anterior. Ha tenido que deshabilitar otras instituciones que operaban para bien de los mexicanos, porque necesita ese dinero para la compra de votos. El 2021 en que se celebrarán elecciones está ya bastante cerca y hay que obtener dinero hasta debajo de las piedras para comprar sufragios.
Hay que dejar morir a los niños con cáncer, porque ese dinero está mejor invertido en lo mismo, en los programas sociales que no son más que un paliativo para sus huestes paupérrimas a quienes desea convertir en limosneras para siempre, para tenerlas comiendo de su mano.
Hay que aniquilar a como dé lugar a la clase productiva del país, a la que hace latir el corazón de México, acicateada y vilipendiada ya de por sí por el virus mortal, porque, a diferencia de lo que han hecho países avanzados, como Alemania y otros, aquí el dinero sólo sirve para la compra de conciencias
México debe ser un país de pobres, de menesterosos. Porque esos son los que obedecen ciegamente la voz del amo. La ecuación es: sin obediencia no hay limosna. Sin limosna no hay votos. La intención del amo es lo de menos. Lo importante es la dádiva bimestral. Los votos estarán seguros.