Mitomanía presidencial
Armando Ríos Ruiz miércoles 25, Nov 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Dicen los expertos que la mitomanía es un trastorno del comportamiento. Juan Moisés de la Serna, con un sinnúmero de casos tratados, opina que el mitómano busca con sus engaños la aceptación de los demás. Compensar sus bajos niveles de autoestima. La diferencia entre éste y el mentiroso, consiste en que el primero se vuelve adicto a mentir.
Parece el caso de nuestro primer mandatario, quien, no conforme con mentir todos los días y a todas horas, utiliza inclusive el púlpito mañanero para que sus mentiras tengan mayor alcance, ya que se difunden entre los diferentes medios a los que pertenecen los que acuden a escucharlas. Sus chairos no cuentan. Aunque no fallan, no hacen comentarios en ningún informativo.
La verdad es que ha logrado la resonancia que tal vez busca. Toda vez que hasta en publicaciones de otros países del mundo ha sido criticado por este motivo y por muchos otros. El mundo, ahora globalizado, es capaz de registrar lo que se dice en cualquier parte. Los secretos se han reducido tanto, que lo que ocurre en cualquier lugar lejano, se conoce de manera casi instantánea en diferente latitud, por distante que esté donde se produjo el acontecimiento.
Obviamente, cuando se trata de la persona que dirige el destino de un país, el defecto se torna preocupante.
Por comentar una de las últimas mentiras, hace poco aseguró que México está entre los países con menos muertes por Covid en América, en proporción con su población. Resulta que la Organización Mundial de la Salud, la Universidad Johns Hopkins y la publicación Our Wolrd In Data, de investigaciones de la Universidad de Oxford, lo desmintieron.
No es la primera vez que ocurre. Cada vez que profiere un dato falso, como los que siempre dice que tiene, diferentes a otros, alguien sale a decirle que no es verdad. ¿Hay alguna necesidad de exponerse a los constantes desmentidos? ¿O la necesidad es el prurito por mentir? ¿Una fuerza inevitable de decir cosas que no son ciertas, para obtener notoriedad?
La Organización Mundial de la Salud acaba de reportar, apenas hace tres días, que México ocupa el sexto lugar en América Latina, con una tasa muy alta de más de 97 mil muertes a causa del virus –Hoy más de 100 mil− y casi 800 muertes por cada millón de habitantes.
La Universidad Johns Hopkins nos ubica en quinto lugar. Nos superan Brasil, Chile, Argentina y Perú. Pero somos superiores en muertes a Estados Unidos, que ya es mucho decir. Que Ecuador, Colombia, Bolivia, Costa Rica, Panamá, Canadá, Honduras y otros lugares de menor importancia, que seguramente no figuran en el conteo.
Our World in Data coincide en que ocupamos también el quinto lugar, con algunos datos diferentes. En otra información que considera las cifras en bruto, sin hacer el cálculo de muertes por cada 100 mil o millón de habitantes, asegura que México tiene el honroso cuarto lugar mundial, sólo por debajo de Estados Unidos, Brasil y La India. En esta aseveración coinciden las otras dos instituciones. Si nos aplicamos, podemos irnos al primer lugar.
Las tres hicieron sus estudios y conclusiones con base en una afirmación que el Presidente mexicano hizo en una de sus conferencias mañaneras. De esas improvisadas (como todas), en las que suelta lo primero que se le viene a la cabeza, sin reparar en la exageración o en la incongruencia y sin inmutarse cuando profiere información aberrante.
Los datos proporcionados por las tres instituciones son nuevos, de escasos tres días, como reacción a las palabras del mandatario disparadas el 20 de noviembre. Seguramente con la intención de ubicar de manera más certera a los habitantes de México, para infundirles ideas aproximadas a lo que es realmente el problema, que por regla general minimiza el gobernante.