Y lo que falta
Freddy Sánchez martes 24, Nov 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Hay que tener cuidado con lo que se desea. Algo por el estilo podrían pensar algunos en el gobierno federal al tener que sopesar los pros y contras de haber logrado el regreso a México del general Cienfuegos.
Por una parte, según diversos analistas una tarea espléndida de relaciones exteriores, porque se defendió la soberanía nacional ante una gran potencia y se ganó esta batalla.
Se estaría dando un acierto diplomático pocas veces visto frente al poderoso imperio norteamericano, por haber “doblado las manitas” éste último frente las gestiones acompañadas de advertencias en caso de desoír una queja del gobierno mexicano.
La concerniente a lo incorrecto que fue actuar con sigilo y sin la más mínima cortesía de informar sobre las pesquisas en territorio mexicano por parte de un órgano de investigación secreta proveniente de Allende el Bravo que quién sabe quién le habría permitido actuar a sus anchas sin reportar de sus indagatorias a nadie en las esferas institucionales de nuestro país.
Y no sólo en la pasada administración de Peña Nieto, sino durante casi dos años del mandato presidencial de Andrés Manuel hasta que repentinamente y para asombro de propios y extraños surgió la captura del ex secretario de la Defensa Nacional en tierras del Tío Sam.
Un hecho que puso en movimiento a la diplomacia con apoyos federales diversos con el afán de promover que en la Unión Americana se adoptara una medida podría decirse compensatoria ante el notorio abuso de intromisión territorial de la DEA, lo que resultó como ahora se sabe en la insólita decisión del Departamento de Justicia de los Estados Unidos para retirar todos los cargos que se le imputaban al general Cienfuegos.
Se decidió por lo mismo que el expediente, (bastante “gordo” por cierto), acerca de las indagatorias que condujeron a los investigadores norteamericanos a proceder a la detención del general, se turnara a México junto con el anteriormente encarcelado y sujeto a proceso y libre para ese momento de cualquier cargo en su contra, al menos por ahora y sin que se haya anulado totalmente la posibilidad de volver a intentar una nueva acción legal sobre el sujeto liberado.
Toda una complejidad de resoluciones que no se sabe si fueron específicamente a petición del gobierno de México o por determinación independiente de la parte actora en el juicio suspendido contra el general Cienfuegos.
El caso es que la remisión a nuestro país del acusado y ahora sin cargos en su haber, se justificó por parte de los estadounidenses asegurando que lo acordado respondió a la valoración de que para el gobierno del señor Trump pesaba más el interés de privilegiar la relación con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y de ahí se ha desatado una y mil especulaciones. Unas de apoyo y otras para criticar los que sucedió con el general, quien apenas pisó territorio patrio y se le notificó que se estaba llevando un proceso de investigación sobre lo que tuvo que ver con el juicio trunco en el país del norte, y en función de las indagatorias se procedería a realizar futuras acciones legales.
Se entiende que el militar no está exonerado de las acusaciones que se hicieron en su contra, pero tampoco existe por conducto de la fiscalía un señalamiento acusatorio que lo involucre con narcotraficantes como lo hicieron los norteamericanos.
Cebe mencionar que si bien los acusadores gringos remitieron un expediente con supuestas evidencias que incriminaban al general, tales certezas de culpa deberán ser revaloradas con meticulosidad y sin ningún prejuicio, entre otras razones porque aquí ni siquiera se tenían idea de todo aquello de lo se intentó acusar a Cienfuegos.
Qué curso tomarán las pesquisas y cuánto habrán de durar, seguramente no será poco tiempo, porque apurarse a exonerar o acusar al general podría despertar suspicacias que de por sí surgirán cualquiera que sea la ruta a tomar para maniobrar con esta virtual “papa caliente” que ha quedado en manos del gobierno. Así están las cosas pues con el general. Y lo que falta.