El repudiado empresario Alonso Ancira está a punto de recuperar su libertad
Miguel Ángel Rivera viernes 20, Nov 2020Clase Política
Miguel Ángel Rivera
- Otro “pez gordo” que se les va a las autoridades judiciales mexicanas
Prácticamente desde el inicio del actual gobierno de la llamada Cuarta Transformación se presentó la compra por parte de la anterior administración, encabezada por Enrique Peña Nieto, de la planta productora de fertilizantes llamada Agronitrogenados como un ejemplo del contubernio entre funcionarios públicos y empresarios privados para obtener recursos ilegales.
Por el lado oficial, el principal implicado inicialmente fue el ex director de Pemex Emilio Lozoya Austin, quien fue deportado de España por tal motivo, pero que hasta ahora se ha salvado de la cárcel por el sistema de testigo protegido, al ofrecer denunciar a los verdaderos responsables de la que se supone operación fraudulenta de la planta de Agronitrogenados.
Pero esa es otra historia. A lo que vamos es a las denuncias contra el sector privado, en particular contra el presidente de Altos Hornos (AHMSA), Alonso Ancira Elizondo, quien supuestamente se benefició de la operación fraudulenta al obtener beneficios injustificados por unos 200 millones de dólares.
Desde su tribuna mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó desde casi el arranque de su mandato este caso como uno de los ejemplos de la corrupción en los anteriores regímenes “conservadores” y “neoliberales”.
En consecuencia, a partir de los señalamientos del primer mandatario, el gobierno federal y, en particular, la autónoma Fiscalía General de la República obtuvieron una orden de aprehensión contra Ancira Elizondo, que se tradujo en una solicitud de extradición, pues el rico empresario -quien además goza de doble nacionalidad, pues es también ciudadano de los Estados Unidos- residía en España.
Desde el primer momento, Altos Hornos y Ancira Elizondo, en lo particular, rechazaron la existencia del supuesto delito, ya que como comprueba la documentación aportada al tribunal, los fondos involucrados en las transferencias provenían de cuentas bancarias regulares de AHMSA y obedecieron a un contrato de servicios entre particulares.
En especial señalaron que, en su momento, AHMSA solicitó un avalúo independiente de la compañía Barclays, el cual resultó con valor superior y la operación de compra-venta de Agronitrogenados fue sancionada por todas las instancias que establecen las leyes y normas para la administración pública, incluidos los testigos sociales.
No obstante los alegatos de inocencia, todo parecía desarrollarse dentro de los cauces que se pueden considerar normales en estos casos, pero ocurre que por deficiencias en la integración de las averiguaciones y por omisiones en la presentación de los cargos en contra, Ancira Elizondo está a punto de recuperar la libertad -actualmente está preso en España- y de echar abajo la demanda de extradición.
La protección, el amparo, al empresario proviene de jueces mexicanos.
Esta sentencia no significa la inmediata y total liberación de Ancira, pues hay otros recursos en su contra, pero evidencia fallas en la FGR y el Ministerio Público mexicano, ya que no han podido sostener jurídicamente una acusación que el presidente López Obrador había presentado de manera reiterada como un hecho incontrovertible.
Desde hace muchos años -y, al parecer, esto no ha cambiado en la llamada Cuarta Transformación- se dice que, por lo general, la incapacidad de mantener en la cárcel a delincuentes peligrosos es consecuencia de errores u omisiones del Ministerio Público al hacer las consignaciones y, claro, también se acusa a los jueces de sucumbir ante sobornos.
Sea lo que sea, el amparo al empresario Ancira deja mal parado al presidente López Obrador quien ya daba por hecho que procederían las denuncias contra el principal accionista de Altos Hornos y hasta había comentado en tono humorístico que si deseaba que concluyeran las acciones judiciales en su contra debería devolver 200 millones de dólares que se supone son el excedente que obtuvo ilegalmente por el acuerdo con Pemex, respaldado o auspiciado por el gobierno de su antecesor, Enrique Peña Nieto, quien por cierto reapareció en público al enviar a López Obrador sus condolencias por el fallecimiento de su hermana Candelaria Beatriz.
¿Se configura otra salida del gabinete presidencial?
Las críticas o las protestas contra la forma como trabaja el gabinete presidencial han ocasionado la salida de por lo menos tres miembros del equipo cercano del presidente López Obrador, ya sea por decisión personal o porque de plano se les pide dejar el cargo.
Los casos sobresalientes son los del ex presidente nacional del PAN, refugiado en Morena, Germán Martínez Cázares, quien dejó la dirección general del IMSS; otro fue el ex secretario de Hacienda Carlos Urzúa, quien salió del gabinete presidencial acusado de pensar como los “conservadores” de anteriores gobiernos, y el de Víctor Manuel Toledo, titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
También cabe recordar que dos de esos ex funcionarios responsabilizaron al jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza, de entrometerse en los asuntos de sus respectivas dependencias.
En particular Toledo reveló que al interior del gabinete del presidente López Obrador hay “luchas de poder” y apuntó directamente al regiomontano Romo Garza, al que definió como el “hombre fuerte” de la actual administración.
Para Toledo, Romo Garza es prácticamente el “vicepresidente” de México, un hombre que concentra el poder del gabinete que tiene entre sus colaboradores más cercanos al secretario de Desarrollo Rural (Sader), Víctor Villalobos; y a la titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, quienes además fueron acusados de tener negocios que cuidan desde sus puestos gubernamentales.
Con estos antecedentes sorprende la declaración del jefe de la Oficina de la Presidencia, el empresario Romo Garza en el sentido de que el gobierno maneja la crisis económica como si el PIB creciera al 9 por ciento y sostuvo que la inversión privada es la esperanza para salir de la crisis en México.
Todavía más, el empresario que es considerado precandidato al gobierno de Nuevo León, declaró que México se encuentra en claro decrecimiento y que no se toman las medidas necesarias para fomentar la inversión privada que, dijo, es la esperanza para salir de la crisis.
Al participar en la inauguración de la 48 Convención Nacional del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), Romo Garza indicó que el mundo vive un contexto excepcional con históricos desafíos, donde México no es la excepción, por lo que se necesita una economía más inclusiva, respetuosa con la naturaleza y que la ciencia y la tecnología contribuyan a superar los retos.
Afirmó que la inversión de la iniciativa privada es la esperanza para salir de la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus. “La mejor vacuna que tenemos para luchar contra la crisis económica es la inversión privada”, indicó.
También manifestó que la crisis impactó a México de una forma diferente a otros países, y en varias dimensiones, “primero, la crisis sanitaria de Covid-19; segundo la caída del precio del petróleo; tercero la fuga de capitales y una política muy conservadora, así la definiría yo, una política monetaria muy conservadora”.
En esos comentarios aparecen muchos aspectos que podrían considerarse verdaderas blasfemias frente a los postulados de la llamada Cuarta Transformación.
Para empezar, aunque Romo Garza ha desempeñado, desde la campaña electoral, la función de enlace del presidente López Obrador con la iniciativa privada, parece fuera de sitio el destacar preponderante la participación de los inversionistas privados en la recuperación económica de México, pues el primer mandatario ha procurado destacar la distancia entre su gobierno y los empresarios, al grado de casi señalarlos como enemigos o por lo menos como obstáculo para concretar los proyectos de mejor reparto de la riqueza que se propone su administración.
“Mi mensaje toral es invitar al país, y al gobierno al que yo pertenezco, a que tengamos una cultura de que tenemos prisa; y que no podemos manejar un país que está decreciendo cercano al 9.0 por ciento, y lo estamos manejando como si estuviéramos creciendo al 9.0 por ciento”, aseveró.