Crisis morenista
Freddy Sánchez martes 17, Nov 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Si fueran los viejos tiempos, realmente nada tendrían de que preocuparse los que tengan bajo su dominio el mando de Morena, a pesar de lo que señala aquella sentencia en el sentido que “aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”.
Lo anterior viene a cuento ante el anuncio hecho por Porfirio Muñiz Ledo acerca de su intención de crear al interior del partido morenista un movimiento democrático, después de que se declaró en desacuerdo con el triunfo de Mario Delgado, avalado por la tercera encuesta organizada por el INE.
De concretarse, pues lo que se propone Porfirio, el surgimiento del movimiento en cuestión, prácticamente se estaría dando vida a una expresión como la que en los ochenta propició el inicio de lo que significaría años después la gran debacle del PRI al quedar fuera de la presidencia con la victoria de Vicente Fox.
Cabe señalar, naturalmente, que entre el nacimiento de la que fue llamada “Corriente Democrática” al interior del PRI y la rotunda derrota electoral que sufrió este instituto en el dos mil, trascurrieron muchos años, aunque vale la pena recordar que de aquella escisión priista surgió la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, quien cerca estuvo de ganarle el mando presidencial a Carlos Salinas, si no es que como algunos aseguran, la presidencia le fue robada con las manipulaciones de Manuel Bartlett en la Secretaría de Gobernación.
El caso fue que a consecuencia de la controvertida sucesión presidencial de aquellos tiempos, emergió a la vida democrática en el país lo que en sus orígenes llevó el nombre de Instituto Federal Electoral, actualmente conocido como el INE.
Es de hacer notar en ese tenor, que la “Corriente Democrática” de Cárdenas y Muñoz Ledo, en la época del viejo priismo abrió la llave de futuras y constantes disidencias, aunque pese a ello, el PRI con la presidencia salinista logró conservarse seis años en el poder y un sexenio más con Ernesto Zedillo, antes de que el panismo lograra entrar a Los Pinos durante dos periodos presidenciales.
Así las cosas, bien podría suponerse que los efectos demoledores para el otrora imponente y poderoso Partido Revolucionario Institucional no fueron en forma inmediata a la creación de la corriente democrática, sino casi tres lustros después.
Y dado el antecedente mencionado, igual podría llegarse a creer que un movimiento democrático en Morena de surtir efectos debilitadores de su actual poder, eso necesariamente tardaría mucho tiempo en ocurrir.
Cosa que podría suceder, aunque los recientes procesos de sucesión presidencial que abarcaron los mandatos de Fox, Calderón y Peña advierten una nueva dinámica en la voluntad electoral nacional con la capacidad de modificar radicalmente la transmisión del poder de un partido político a otro en poco tiempo.
Casi setenta años de increíble paciencia con el PRI tuvieron los electores hasta que una nueva generación de votantes decidió darle la oportunidad al Partido Acción Nacional, pero esa confianza al blanquiazul se limitó a un par de sexenios dándose posteriormente la impensable decisión mayoritaria electoral de devolverle a priismo la presencia.
Y tan sólo un sexenio más tarde, ocurrió algo aún más difícil de creer, porque el llamado “PRIAN” fue rotundamente derrotado por Andrés Manuel que además de ganar ampliamente la contienda presidencial con su arrastre popular repentinamente al alza como nunca antes en su pasado electoral, se dio el lujo de hacer que Morera se adueñara de un amplio poder en las dos cámaras federales, además de varios estados, municipios y congresos locales que se renovaron el día de la elección presidencial.
Algo queda más que claro entonces, si bien el poder hegemónico de este tiempo podría seguir en manos de la 4T, nada ni nadie puede garantizar que tal situación se mantendrá intacta durante todo el sexenio y mucho menos al terminar el periodo de Andrés Manuel.
De ahí, los riesgos de minimizar o ignorar la crisis morenista.