Un aguado edén
Alberto Vieyra G. lunes 16, Nov 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Las históricas inundaciones en Tabasco que han dejado alrededor de 20 muertos, destrucción de más de 40 mil viviendas y damnificados en general por más de 184 mil se debió a “un error de cálculo”, según la confesión del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. A ese infame error de cálculo se debe a que Tabasco esté convertido en un aguado edén. ¿De quién fue el “error de cálculo” de AMLO, del cínico Bartlett, del gobernador de Tabasco, Adán Augusto López?
La cínica confesión de “un error de cálculo” nos habla de una negligencia criminal, suficiente para que AMLO fuese sometido a un juicio político por haber calculado mal los estragos que causarían los torrenciales aguaceros, herencia de los frentes fríos 9 y 11, tanto en Chiapas como en Tabasco, donde los damnificados han sido abandonados a la buena de dios o a su suerte, toda vez que el fideicomiso llamado Fonden para desastres naturales, se lo acaba de echar AMLO a la bolsa seguramente para proseguir en cuestiones electorales y en sus obras faraónicas como el trenecito Maya, el Transístmico, el Aeropuerto de Santa Lucía y Dos Bocas que hoy está anegada y paralizada, lo cual representa otro error de cálculo del señor Presidente.
Ya le habían advertido a AMLO, pero “don terquitas” no ve, ni oye, ni menos entiende. ¿Si no fuese el juicio político contra AMLO, el titular de la CFE, Manuel Bartlett, funcionarios de la Conagua y autoridades estatales de qué otro modo, los mexicanos y especialmente los habitantes del sureste del país podrían castigar a ese gobierno que todo lo calcula mal?
Sin lugar a dudas que mediante un castigo ejemplar a través del voto en las próximas elecciones federales de 2021 para que, en lo sucesivo, los ineptos gobernantes que cometan errores de cálculo se vayan sin mayores preámbulos a su casa para que no propinen mayores ultrajes a la dignidad de los mexicanos.
¿Para qué sirven los partidos políticos y los gobiernos, sólo para cobrar impuestos y convertir a los ciudadanos en viles objetos de uso electoral? ¿Es esa la democracia que debe imperar en México y que, por cierto, no se traduce en los bolsillos, las panzas ni en las mesas de millones de compatriotas? ¡Hermosa democracia del atolito con el dedo!
Y le decía que también por un error de cálculo, la refinería de Dos Bocas que se construye en el lugar menos apropiado entre Tabasco y Veracruz está inundada y no hay para cuando se reanuden los trabajos.
El desastre es muy simple, pues el error de cálculo de AMLO es que las aguas que tienen inundada a Dos Bocas desembocan de manera muy lenta al mar, toda vez que la alta densidad de sales que existe en la zona de la refinería hacen que las moléculas de esas aguas se mezclen lentamente con la salinidad del agua de mar; ocurre en Dos Bocas el mismo fenómeno que desde hace siglos se vive en Almoloya de Juárez, Estado de México donde existe la famosa “raya en el agua”, que muchos atribuyen a cuestiones mágicas. No, en Almoloya existen 108 pequeños arroyos cuya densidad de sus sales es diferente, por lo que al juntarse en un gigantesco estanque se forma una raya en el agua, especialmente al medio día, toda vez que la mitad del estanque, el agua es apacible y la otra mitad es un agua turbulenta. Ese fenómeno natural ha sido largamente estudiado por científicos y televisoras mundiales. La densidad de las sales que hay en Almoloya permite la momificación de los cuerpos, igual que en panteón de las momias de Guanajuato.
Pero ¿qué me dice usted, de los infames errores de cálculo de AMLO?