Investigadores mexicanos desarrollan vacuna contra Covid-19
Elsa Rodríguez Osorio, Salud lunes 16, Nov 2020Cápsulas de la salud
Elsa Rodríguez Osorio
- En México, cada año nacen más de 200 mil niños prematuros
Investigadores de varias instituciones mexicanas y extranjeras crean consorcio para desarrollar vacuna contra Covid-19. “Es una iniciativa mexicana frente a la pandemia porque tenemos claro que no debemos depender de los desarrollos extranjeros para solucionar nuestros problemas de salud”, señaló Manuel Alejandro Carballo Amador, director científico del qqq, mientras José Manuel Aguilar Yáñez, su presidente, afirma que el instituto nació el 17 de marzo y el 30 de julio ya habían iniciado las pruebas piloto en la Unidad de Desarrollo e Investigación en Bioprocesos del Instituto Politécnico Nacional, bajo la dirección de la investigadora Sonia Mayra Pérez Tapia y de la científica principal de este estudio, la doctora María Martha Pedraza Escalona. “Se trata de un proyecto sin fines de lucro donde se está desarrollando la única vacuna a nivel nacional con un estudio preclínico en desarrollo con todas las especificaciones de la Cofepris”. La vacuna mexicana está hecha a base de plásmidos, una pequeña molécula de ADN circular que a menudo se encuentran en bacterias y otras células. Los plásmidos son separados del cromosoma bacteriano y se replican independientemente de ella. Por lo general, tienen sólo un número pequeño de genes, algunos de ellos asociados con resistencia a los antibióticos. “Al ser tan pequeños se pueden introducir a la célula para que el cuerpo haga la mayor parte del trabajo. Es seguro porque no se puede replicar más que en la célula huésped”, El proyecto se llama: Iniciativa Jonas Salk México vacuna NPJS19, ventajas: replicación segura, con mejoradores de respuesta inmune, señalización celular, promotor y mejorador de expresión. “Usamos sólo un fragmento de la proteína más importante que usa el SARS-CoV-2 para replicarse, con ello buscamos generar anticuerpos que bloquen esta información”. Es una enfermedad devastadora, clasificada como respiratoria por ser los síntomas más obvios, pero por la forma en que entra a la célula infecta a distintos tejidos, afecta órganos como riñones, el tracto digestivo, sistema vascular y hasta el cerebro. Puede provocar daño pulmonar permanente, el sistema inmune podría no regresar a la normalidad, desarrollo de diabetes y agravamiento de la enfermedad que ya padecían, cambios en la estructura cerebral y envejecimiento prematuro del sistema vascular.
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Según cifras de la Secretaría de Salud, anualmente, nacen alrededor de 15 millones de niños prematuros a nivel global. En México, cada año se registran más de 200 mil nacimientos prematuros. Tan sólo en 2017, el 9.8% de los 425,516 partos de los hospitales y clínicas del IMSS de todo el país -41,664-, tuvieron estas circunstancias. En el marco del Día Mundial del Niño Prematuro, que se conmemora el 17 de noviembre, los bebés prematuros son aquellos que nacen antes de haber completado las 37 semanas de gestación, que implica que no alcancen una completa madurez en órganos como pulmones, cerebro, intestinos, corazón. Debido a la inmadurez de su organismo, tienen necesidades específicas que deben cubrirse para lograr el crecimiento y desarrollo que debieron tener en el útero. Sus requerimientos nutrimentales de energía, proteína y electrolitos son más altos que los de un recién nacido a término. Asimismo, nacen con escasas reservas de nutrientes, ya que éstas se producen en las últimas semanas de gestación. Tomando en cuenta que dichos depósitos se empiezan a agotar a partir del nacimiento, es vital cubrir sus requerimientos nutrimentales de manera inmediata. Por ello, necesitan cuidados especiales desde sus primeras horas de nacimiento, bajo la atención de un neonatólogo. Es común que los prematuros de extremo bajo peso y muy bajo peso -los que pesan menos de 1.5 kilogramos al nacer- deban ser alimentados con nutrición parenteral. Ésta se administra con un catéter a través del cordón umbilical, generalmente, a aquellos bebés cuyo sistema digestivo no permite la correcta absorción de nutrimentos de la leche humana o fórmula infantil. En estos casos, la nutrición parenteral es clave, pues funge como una continuación de la administración de nutrientes que el bebé adquiría vía umbilical cuando estaba en el vientre materno, permitiéndole continuar recibiendo las proteínas, carbohidratos y otros nutrientes que su cuerpo requiere para su correcto desarrollo y crecimiento. Las acciones que se realicen durante la primera hora de vida de un bebé prematuro (llamada hora de oro) son fundamentales, ya que tienen consecuencias tanto en el corto como en el largo plazo, que son determinantes en la adultez del paciente.