¿Cambio de timón?
Armando Ríos Ruiz miércoles 11, Nov 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
En cada país, los políticos hacen fraudes electorales, de acuerdo con su tecnología e inclusive sin ella, porque no la tienen. En México se practicó durante años el burdo “embarazo” de urnas. Más recientemente, la “operación tamal”, “el carrusel” y como ahora vivimos épocas de la voluntad de un solo hombre, se esperan sus órdenes a instituciones, de proclamar sus triunfos en 2021.
Viene al caso debido a las elecciones en Estados Unidos, en las que el aún presidente, Donald Trump, ha insistido en que su derrota obedece a un timo, que habrá de demostrar con las pruebas que aún no ha presentado, pero que ya reúne y que entregará a las autoridades judiciales, en diferentes estados. También con mítines y protestas. Seguramente, allá no le permitirán un asentamiento en alguna de las avenidas principales de Washington.
El demócrata Joe Biden es virtual ganador de la presidencia desde el viernes pasado que superó los 270 votos del colegio electoral, situación que en México dejó felices a millones de compatriotas que esperan un cambio de trato a nuestro Presidente, aparentemente muy apreciado por su homólogo perdedor.
Hay razones para fundar ese cambio de relación. Es claro que nuestro mandatario esperaba la victoria de Donald Trump, a quien visitó en la única salida de México desde que asumió el poder. Además, hasta hoy se ha negado a enviar una felicitación a Biden. Así se suma a otros que han hecho lo mismo, como los jefes de Estado de Eslovenia, China, Turquía, Israel y Rusia.
Varias instancias han conminado a nuestro Presidente a felicitar al vecino cuanto antes. Toman en cuenta el sentido de oportunidad, que serviría para entablar buenas relaciones en lo futuro. Necesarias por lo que significa un cambio en todos los sentidos. Biden es un político que tiene ideas diametralmente diferentes al derrotado Trump. Por lo tanto, resulta necesaria la medicina del reconocimiento oportuno, que no cuesta nada.
Mientras no ocurre, especialistas en Relaciones Internacionales de la UNAM vislumbran una presión intensa del nuevo gobierno contra México. Por ello, tal vez se dará un cambio de timón. Jamás, desde que nuestros presidentes buscan la bendición de su homólogo del norte, han deseado no estar en su gracia.
Biden es amante de las tecnologías modernas, como las generadoras de energías puras y seguramente habrá de instar a nuestro gobierno a abandonar la idea descabellada de mantener las contaminantes derivadas del combustóleo, como las que aquí se han empeñado en mantener contra viento y marea, con argumentos tan pueriles y ridículos, de que las turbinas para generar ese poder con la fuerza del viento, “afean el paisaje”.
Uno de esos especialistas se refirió a la salud disminuida del virtual nuevo presidente, razón por la cual, la vicepresidente, Kamala Harris, será determinante en un momento dado. Por lo tanto, nada, absolutamente nada cuesta cultivar a las nuevas autoridades del país más poderoso del mundo.
Fue legisladora en California y emprendió varias acciones en contra de los cárteles que se desempeñan en ese estado para perseguirlos y castigar a los locales y a los conformados por mexicanos. Seguramente, el nuevo gobierno pedirá su cuota de cooperación a México, que debe ser bastante importante, dado el flujo de delincuentes que migran entre ambos países.
La política de “abrazos, no balazos”, que tal vez ni el mismo Presidente mexicano cree, pero que se ha empecinado en mantener por razones que no se conocen, pero que todo mundo imagina, tendrá que acabarse forzosamente, si no desea despertar una animadversión que podría traerle consecuencias graves. Los vecinos saben de sobra de su gigantez y de nuestra pequeñez. Del que manda y del que debe obedecer, si la prudencia y la inteligencia faltan.
El canciller Marcelo Ebrard dice que el nuevo gobierno de Estados Unidos tendrá mayor colaboración con México y Canadá. Pero es lógico que no corresponda al vecino buscarla, sino aceptarla.