Democracia y diferencias
Ramón Zurita Sahagún lunes 9, Nov 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
A reserva de que se confirme la victoria del demócrata Joe Biden en la contienda por la presidencia de Estados Unidos de América, Donald Trump es apenas el sexto presidente que no consigue la reelección y el tercero en medio siglo que fracasa en la intentona.
Cada uno de los presidentes que perdieron su reelección tuvieron su némesis que los llevó hasta el rechazo del voto ciudadano. Gerald Ford (quien fue sustituto de Nixon y no había sido electo) enfrentó una difícil situación con la caída de Saigón, una economía débil y un extraño reacomodo en la presidencia. A Jimmy Carter le pesó la crisis de los rehenes de Teherán y la del petróleo. George Bush (padre) que encabezó una economía de guerra, con la del Golfo y la invasión a Panamá, no tuvo suerte.
En la caída de los tres obró a favor de los ganadores unos candidatos sólidos, con carisma y bien posicionados.
En el reciente caso de Trump ni siquiera hay la justificación de que Bien haya sido un candidato carismático, que movía masas, con un gran discurso. Simplemente fallaron algunos aspectos que no consideró el todavía presidente que si impactaron en el ánimo electoral.
La pandemia vino a ser el golpe demoledor que pegó en la línea de flotación de la campaña reeleccionista del presidente americano, con todo y que algunas medidas emergentes dejaron satisfechos a las clases desprotegidas, por la ayuda gubernamental.
Influyeron más en el sentido del voto varias de sus declaraciones y extravagancias que el manejo que venía dando al país en el concierto internacional.
Los debate no ayudaron en nada para recomponer su maltrecha imagen y con todo y ello, Trump peleó el voto hasta el último instante.
El sistema electoral, con sus votos por estados mantuvo en vilo la elección de Estados Unidos, aunque finalmente hubo una amplia diferencia entre el ganador y el perdedor.
Ahora queda ver las rutas que seguirán uno y otro y si Trump se mantiene en su posición de protestar un eventual fraude, aunque algo que debe poner contento al hasta ahora derrotado reeleccionista es que sus seguidores se mantuvieron fieles y le dieron la victoria al Partido Republicano en varios sitios en los que no se esperaba.
A diferencia de Trump, que enfrentó a un candidato Demócrata que pensó demasiado si entrar en la contienda o no, los otros presidentes que cayeron en su intento de reelección en los últimos 50 años, fueron vencidos por aspirantes que en su momento jalaron grandes corrientes de seguidores.
Carter venció a Ford; Ronald Reagan a Carter y Bill Clinton a Bush (padre).
Dos de los tres mencionados que derrotaron a los presidentes en intento de reelección sí pudieron lograrla, menos el mencionado Carter.
Y es que en Estados Unidos los electores deciden no aventurarse con experimentos de ninguna clase y prefieren votar en favor de quien ya conocen su manera de gobernar, como ha sucedido en la gran mayoría de los casos.
La economía y la libertad son las premisas de los estadounidenses y mientras ambas se mantengan a salvo, no hay demasiados problemas.
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Tuvieron que pasar dos semanas en que los tabasqueños vivieron anegados para que el gobierno federal volteara los ojos hacia ellos y acudir en su ayuda.
Los pobladores del considerado edén están acostumbrados a las torrenciales lluvias que caen cada año en el tropical estado, pero no a inundaciones como la de ahora y la de 2007. El problema subsiste desde siempre, las presas requieren de desfogue y los cárcamos no funcionan, a lo que se le añade las torrenciales lluvias. Curiosamente cada año se les ofrece tomar medidas adicionales y al año siguiente la historia se repite.
Ahora le tocó al presidente López Obrador repetir las promesas de siempre y estableció que lo primordial es salvar vidas, aunque para los tabasqueños la ayuda gubernamental que se les proporciona, sin distingo de ideologías, no alcanza para remedir los bienes perdidos.
En Tabasco crece la indignación contra el director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz, quien desde siempre muestra su aversión a los tabasqueños por rechazar a su padre como gobernante.
La historia de Bartlett Díaz es ampliamente conocida, cuando quiso ser candidato a gobernador le ofrecieron serlo de Tabasco y él prefirió ir a Puebla, de donde era su acta de nacimiento, pero donde solamente había ido de descanso un par de semanas.
El propio Bartlett Díaz negó la versión de que esté tomando venganza contra Tabasco, pero la realidad es que en Tabasco hay un marcado rechazo en contra de él y sus decisiones.