Enseñanzas de Trump
Armando Ríos Ruiz lunes 9, Nov 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado lecciones increíbles de cómo se ve en todos los lugares del mundo, un mandatario berrinchudo, ante elecciones adversas. No acepta la derrota por nada, como si se tratara de un dios poderoso que todo lo merece.
Olvidó que en todos los juegos, se pierde o se gana. No hay ganador para siempre. Pero su ego gigantesco no le permite admitir que algo hizo mal y eso provocó que muchos que hace cuatro años confiaron en él, se dieran cuenta y decidieran voltear hacia otro jugador.
Si para muchos mexicanos no dio una lección de la que hay que aprender bastante, para otros sí. Se convirtió en un vaticinio de lo que ocurrirá en México el año entrante, en que se celebrarán las llamadas elecciones intermedias, en las que el Presidente mexicano intervendrá, sin ninguna duda.
Las reacciones del vecino, de recurrir a los tribunales a denunciar que fue objeto de fraude, sin ninguna prueba, recuerdan el pasado reciente de las elecciones presidenciales en nuestro país, cuando el actual mandatario hizo innumerables veces exactamente lo mismo. Igual que si símil en la Unión Americana, jamás aceptó una derrota y por el contrario, las bautizó como timos.
Muchos apuestan a un gran fraude. A que ya está preparado y sólo hay que esperar el día. Las reacciones del vecino se traducen como enseñanzas de lo que ocurrirá aquí. Ambos denuncian un parecido más grande que el que deben tener con los propios hermanos.
Por esa razón, en innumerables veces, el presidente rubio dijo que el mexicano le caía bien. Tal vez lo dijo con la idea de ganar los votos mexicanos de los radicados allá y de alguno que otro latino que se identifica con nuestro mandatario. Pero así son los dos. Ambos hacen bien su papel de engaña bobos.
¿Cuánto le gustaría a Trump vivir en el país más poderoso del mundo, pero que se pareciera a México en cuestiones de no respetar la ley? Así podría estar ideando, además de las denuncias de fraude, un asentamiento en una de las avenidas más importantes de Washington para hacer imposible la vida de sus habitantes, en son de protesta por el despojo de que fue objeto por el demócrata Joe Biden.
En el país de los aztecas ya no le es posible realizar marchas, mítines o plantones al Presidente. Pero si puede ordenarlas, orquestarlas con quienes simpatizan con él, que son muchos. Con absoluta seguridad, no admitirá derrotas. Son sus elecciones y desea con vehemencia ganar nuevamente el Congreso, para imponer su voluntad cada vez que le venga en gana, como hasta hoy.
También puede ordenar que las instituciones que tienen que ver en asuntos electorales, tuerzan la norma jurídica para favorecerlo. Ya tuvo una experiencia en Chihuahua y en Hidalgo y seguramente no desearía repetirla. Fueron avisos que ya debe haber ordenado no descuidar nuevamente.
Recordemos que después de ocurrido ese pasaje, regañó a los dirigentes de su partido de estar inmersos en una contienda, gracias a la cual se olvidaron de atender los estados en donde sufrieron derrotas.
Se ha dicho hasta el cansancio que va derecho a una dictadura y también insistentemente, lo ha negado. Sin embargo, sus hechos lo denuncian. Ya actúa como dictador. Toma decisiones que deben ser consultadas con el Congreso, porque es el gobernante que manda al diablo las instituciones.
Después de lo que hasta hoy hemos visto con las elecciones de enfrente, ¿quién podría creer que a Trump no le hubiera gustado vivir en un país en condiciones similares al nuestro? ¿Quién podría dudar que le hubiera gustado reelegirse indefinidamente y asumir las mismas posturas de dictador?
Hay que obtener provecho de lo que el país vecino exhibe ante el mundo entero, para evitar el descalabro que seguramente ya está planeado.