Ladridos y mordidas
Alberto Vieyra G. lunes 9, Nov 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Donald Trump, la bestia trumpiana, un populista mentiroso, grosero, demagogo, nefario, tan zafio, tan egocéntrico, tan insolente, tan vulgar y, lo peor, tan dispuesto a desconocer normas legales y políticas y a desafiar cínicamente la vigencia de las instituciones republicanas en EU, anda ladra y ladra y ladra, pues la segunda “mordida” por la presidencia de Estados Unidos se le escapó y ahora no le queda más que ladrar, ladrar y ladrar.
Y los ladridos de Trump en gringolandia, son idénticos a los de AMLO en México cuando en 2006 andaba igualito que Donald Trump, ladra y ladra por un “fraude electoral” que no ha podido comprobar y ladraba para un recuento de ¡voto por voto!, ¡casilla por casilla! y tuvo que conformarse con una “mordida” autoproclamándose como “presidente legítimo” de México.
Y dicen en mi tierra que a los amigous se les conoce en las buenas y en las malas, así que don Andrés Manuel López Obrador debería acudir y con urgencia en auxilio de su amigou Donald Trump, asesorándolo sobre cómo poner patas pa´rriba a una nación en un conflicto poselectoral.
AMLO podría darle cátedra sobre cómo hacerse la víctima desconociendo su derrota, cómo patalear de lo lindo, cómo ladrar y culpar al Estado profundo, es decir, la otra “mafia del poder” en los yunaites por un “compló” en su contra. Y ya que Donald Trump a sitiado con barricadas históricamente a la Casa Blanca para que el pueblo que dividió y enfrentó no se le vaya a echar encima, también AMLO le podría aconsejar cómo poner en jaque a los puntos neurálgicos del capitalismo norteamericano con la instalación de un plantón indefinido en la Avenida de Pensilvania, sitiar el pentágono y las principales instituciones republicanas de Estados Unidos. Y para cubrirse de gloria, AMLO debería mandarle al superdinosaurio, Manuel Bartlett, experto en caídas de sistemas electorales, recuentos de votos para que se multipliquen como el milagro bíblico y muchas otras artes de la defraudación electoral.
Hasta este jueves 6 de noviembre, pasado el mediodía, Donald Trump acumulaba 214 votos del Colegio Electoral y después de ladrar “¡paren el recuento en Pensilvania!” que le representaría 20 votos del Colegio Electoral, su oponente Joe Biden estaba a solamente 6 votos de lograr la marca mágica de 270 votos para convertirse en el presidente número 46 de los yunaites a sus 77 años que lo ubicaría como el presidente más veterano de Estados Unidos.
De confirmarse oficialmente el triunfo de Biden, tendría ante sí un reto monumental de volver a pegar lo que Donald Trump despegó con sus ladridos y mordidas fracturando al imperio norteamericano, evidenciando que el sistema electoral norteamericano está caduco y necesita urgentemente reformas, pues no se puede concebir un sistema electoral bananero o tercermundista en lo que es la primera potencia económica y militar del mundo. Biden tendría que convertirse en algo así como en el padre refundador de los Estados Unidos y dejar que Donald Trump siga ladrando, ladrando, ladrando… y esperando que cumpla uno de sus ladridos muy sonados cuando dijo que si perdía se iría de Estados Unidos y que jamás le volvería a hablar a nadie. ¿A dónde ira que más valga, el perro con sus ladridos?