Muchos aspirantes a convertirse en testigos protegidos
Miguel Ángel Rivera viernes 6, Nov 2020Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Hace unos días comentamos que las denuncias contra el ex funcionarios públicos competían con las series de televisión acerca de los capos del narcotráfico, pero la realidad parece empeñada en dejar atrás esas suposiciones. En realidad, se trata de un programa de concurso, en donde la fila de aspirantes a participar ya resulta interminable.
Entre los nuevos candidatos a entrar a la larga lista de denunciantes está el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien ya está preso y próximo a ser condenado por irregularidades en el manejo del presupuesto de su estado, que al parecer ahora intenta hacer aparecer como el cumplimiento de “órdenes superiores” y no iniciativa propia.
Desafortunadamente, el juez que decide quien se puede convertir en testigo protegido -“criterio de oportunidad” se llama en nuestro flamante sistema penal acusatorio- no está a la altura de las circunstancias.
En efecto, la Fiscalía General de la República (FGR), a la que corresponde determinar si las denuncias de los acogidos al “criterio de oportunidad” sirven para formalizar denuncias penales contra otros ex funcionarios no ha tenido la capacidad de integrar ni una sola denuncia penal. Ahora que ha llegado la temporada anual del “Don Juan Tenorio”, cabe citar uno de los textos más conocidos: “Los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud”.
En efecto, se presume o es un hecho, que uno de los objetivos de la FGR para sancionar irregularidades de ex funcionarios de alto nivel es Luis Videgaray Caso, quien fue secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores durante el sexenio del ex presidente Enrique Peña Nieto.
Sobre este destacado funcionario del sexenio anterior pesan las acusaciones de sus ex compañeros de gabinete, los Emilio, Lozoya y Zebadúa, pero hasta ahora los “sabuesos” de la Fiscalía no han logrado reunir los elementos necesarios para convertir lo que son solamente dichos en pruebas suficientes para justificar una condena penal.
Ayer mismo se confirmó que la FGR decidió retirar una solicitud de aprehensión que había presentado ante un juez penal, para “perfeccionarla” y poder acreditar que, efectivamente, los actos del ex funcionario justifican una orden de captura y, posteriormente, una condena.
Contra versiones anteriores, la Fiscalía General de la República admitió así que, efectivamente, está en vía de consignar penalmente al que fuera el funcionario más influyente del sexenio anterior, sólo detrás del presidente Peña Nieto, quien se presume también está en la mira de los “sagaces investigadores” de la FGR.
La decisión de posponer la acusación contra Videgaray se presentó ante el juez de control del Reclusorio Norte, José Artemio Zúñiga Mendoza, a quien se le hizo saber que se preserva el derecho de solicitar nuevamente una nueva orden de aprehensión.
Las averiguaciones en torno a posibles delitos cometidos por Videgaray se sustentan básicamente en denuncias del ex directo de Pemex, Emilio Lozoya Austin, quien está confeso de diversas irregularidades, pero que gracias al sistema del “criterio de oportunidad” en vez de ir a un reclusorio se mantiene a resguardo en su domicilio particular.
En refuerzo de las denuncias del ex director de Pemex, recientemente trascendió que el ex Oficial Mayor de las secretarías de Desarrollo Social (ahora Bienestar) y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Emilio Zebadúa, está dispuesto a revelar otros datos de presuntas irregularidades realizadas u ordenadas por Videgaray.
El ex gobernador de Veracruz, se incorpora a la fila de aspirantes
Como las mencionadas denuncias no han servido para que la Fiscalía sustente las acusaciones contra Videgaray, de última hora se conoció que el recluido ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, está dispuesto a ganarse la condición de “testigo protegido” mediante el recurso de aportar elementos para dar sustento a las denuncias contra el poderoso ex secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores, que lleven posiblemente también contra el ex presidente Peña Nieto.
Por cierto, el ex primer mandatario ha dejado de aparecer en medios -ya no luce a su nueva pareja- y, supuestamente, se mantiene semi-recluido en una lujosa residencia de España, desde donde puede disfrutar de su afición por el golf.
De acuerdo con versiones que han circulado en redes sociales, el ex gobernador de Veracruz, encarcelado y condenado por corrupción, está dispuesto a confirmar que la constructora brasileña Odebrecht apoyó la campaña presidencial de Peña Nieto.
“Tengo la disposición de declarar todo lo que me consta en este caso ante la autoridad correspondiente”, aseguró en Twitter Duarte, quien supuestamente no persigue ningún beneficio personal, pues aseguró que no pretende solicitar ningún “criterio de oportunidad” o beneficio alguno.
Como “prueba” de su acusación, Duarte recordó que Peña Nieto viajó en 2012, ya como Presidente electo, a Sao Paulo (Brasil), donde estuvo en casa de Marcelo Odebrecht, ex presidente de la constructora brasileña acusada de haber sobornado a decenas de gobernantes latinoamericanos a cambio de contratos.
Según el ex mandatario estatal, recibió entonces instrucciones de Peña Nieto de acelerar la puesta en marcha de la planta Etileno XXI, “ya que él tenía un compromiso muy grande con estas personas”.
Etileno XXI, ubicado en el municipio de Nanchital, Veracruz, es un complejo industrial que recibió una inversión de 2,500 millones de dólares entre 2010 y 2017 de Braskem, la mayor petroquímica de latinoamericana, controlada por Odebrecht.
Los supuestos sobornos de Odebrecht fueron dados a conocer de inicio por Emilio Lozoya, quien por cierto también implicó a Duarte en actos irregulares durante el sexenio pasado, pues aseguró que el ex gobernador regaló al ex presidente un auto Ferrari.
Vamos a ver cuantos más se suman a la lista de denunciantes y conocer si, al fin, la FGR presenta una denuncia formal que pueda ser atendida por un juez.
Ernesto Gándara se apresta a encabezar una alianza contra Morena en Sonora
Las encuestas que, por cierto, han vuelto a perder reconocimiento a raíz de las elecciones en Estados Unidos, pronosticaban para el ex secretario federal de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, una relativamente fácil victoria para convertirse en gobernador de Sonora, pero el panorama empieza a cambiar.
Además de esos pronósticos, Durazo recibió ayuda desde los altos niveles del gobierno de la llamada Cuarta Transformación, donde “convencieron” a la que pudiera ser su principal contendiente, a ex competidora olímpica Ana Gabriela Guevara que no se inscribiera como candidata y conservara su cargo de titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).
Pero contra esa noticia positiva, el panorama político sonorense se ha vuelto más competitivo porque al parecer se consolidó lo que parecía impensable: un alianza electoral del PAN y el PRI para impedir la anunciada victoria “morena”.
Hasta antes de la oleada que provocó López Obrador en las elecciones de 2018, en Sonora la lucha electoral se centraba en dos corrientes, de un lado los priistas y del otro los panistas, mientras el resto de los institutos políticos tenían que conformarse con victorias marginales derivadas de divisiones en los partidos mayoritarios.
Pero ante el riesgo de que Morena extienda a ese estado norteño el control que tiene en gran parte del resto de la República, los dirigentes del PAN y del PRI decidieron ir juntos por el gobierno del estado, aunque lucharán por separado en distritos donde suponen tener ventaja o candidatos competitivos.
En esta perspectiva se debe apreciar la renuncia del experimentado político Ernesto Gándara Camou a sus 40 años de militancia en el tricolor y estar en condiciones de abanderar una coalición electoral que conformarán el PRI y el PAN, a la cual se espera se sume el PRD.
En redes sociales, Gándara Camou dio a conocer su decisión de dejar al PRI para encabezar una “gran alianza ciudadana” que enfrente a la coalición que postulará a Durazo Montaño (Morena, PT y PVEM).
“Lo digo con toda claridad, firmeza y contundencia: mi renuncia no es ruptura, no voy hacia ningún otro partido. Entiendo que un partido político por sí solo no lograría recoger la opinión, el sentir y las expresiones de todas y todos”, manifestó Gándara.