¿Quién “puso” a Cienfuegos?
Armando Ríos Ruiz viernes 30, Oct 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
La detención del general Salvador Cienfuegos en el aeropuerto de Los Ángeles, California, fue causa de una gran sorpresa en México. Antes, Jamás se esbozó el mínimo comentario en su contra, sobre posibles nexos con el crimen organizado. Jamás se supo que estuviera sujeto a investigación alguna. Por el contrario, siempre fue objeto de reconocimientos y alabanzas.
No conozco aún a alguien que hubiera tenido contacto con él, que no exprese su sorpresa y su confusión sobre los hechos de su detención, después de la cual, le encontraron inmediatamente, sin indagatorias previas conocidas, un rosario de delitos arrancados de los supuestos lazos con criminales que se dedican al narcotráfico.
Mientras aquí había total ignorancia sobre el supuesto comportamiento del ex secretario de la Defensa, las agencias del país vecino ya tenían todo su historial delictivo, que lo acusa de haber dado protección y ayuda al grupo criminal comandado por el “H-2”, o Francisco Patrón Sánchez, con orígenes en el cártel de los Beltrán Leyva y con operaciones en Sinaloa y Nayarit.
Se ha dado igualmente, difusión bastante al hecho de haber sido denunciado, presuntamente, por “El Chapo” Guzmán. Pero se sospecha que el ex capo de Badiraguato, detenido también en la Unión Americana, fue escogido porque resulta sumamente difícil comprobar este hecho.
Después de la detención, el Presidente de México dijo que ahora sí se realizaría una investigación en su contra, cuando ya estaba detenido por otras autoridades ajenas a las nuestras.
Pues al respecto, la Secretaría de la Defensa la inició y hoy es el día que no ha encontrado absolutamente nada. No ha conocido un solo hecho incriminatorio que denuncie la adquisición irregular de propiedades ni depósitos bancarios oscuros o dudosos, de dinero que no haya obtenido como secretario de Estado y en muchos otros cargos anteriores.
El capital acumulado durante toda su vida, es de 13 millones de pesos, que cualquier narcotraficante gasta en una cena hasta en propinas. ¿Es suficiente para sospechar siquiera que protegió a un grupo criminal, cuyas ganancias fueron multimillonarias en dólares? Como dijo un paisano: “esa cantidad la tienen cientos de comerciantes de mi pueblo”.
¿Es razonable? Una sola operación hubiera dejado eso, pero multiplicado y además en dólares. ¿Con cuánto en los bancos hubiera dejado el cargo después del tiempo de servir a los jefes de la droga? Hay sospechas, inclusive, de que fue “puesto” desde aquí. Alguien con mucho poder solicitó a las autoridades vecinas su detención, acusado de los presuntos nexos con el crimen. Inclusive avisó de su arribo a la ciudad de Los Ángeles.
Ha sido satanizado. Se ha hablado de un sinfín de operaciones con los criminales. Pero no se ha aportado una sola prueba. Se le ha condenado desde líneas escritas en ciertos medios, de su enriquecimiento por 13 millones de pesos y se le cargaron operaciones totalmente infundadas. Parece que desde aquí hay propensión a desprestigiarlo.
Quienes lo conocían de cerca afirmaron que ni siquiera operaba sus teléfonos y hasta se elucubra en el sentido de que su identidad fue suplantada y los agentes de la DEA engañados. ¿Pero a quién beneficia su captura? No hay claridad. Se ha sostenido que a la campaña de Trump y que para ello, el mismo mandatario mexicano tuvo que ver como respuesta a una solicitud de ayuda.
Todo esto ha traído consigo una enorme inconformidad entre militares, que han protestado en redes sociales por algo que califican de evidentemente injusto.
El asunto es que ahora, sujeto a proceso en Estados Unidos, tendrá que soportar forzosamente su estancia en un hotel que no brinda comodidades, sino peligros continuos, razón por la cual está confinado con todo tipo de seguridades. ¿Cuánto tiempo? No es posible precisarlo.