Morena, todo un rompecabezas
Ramón Zurita Sahagún lunes 26, Oct 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Después de un estira y afloje, de reclamaciones, desprestigios, infundios, acusaciones y de un fuerte golpeteo entre contendientes, Morena logró elegir a su nueva dirigencia nacional.
Como se esperaba Mario Delgado Carrillo, coordinador de la mayoría en la Cámara de Diputados, salió vencedor de la dura contienda, aunque no se podría decir que salió airoso.
Por el contrario, le toca al nuevo dirigente nacional intentar armar el rompecabezas en que se convirtió el recién creado partido político que a tres años de su primera incursión electoral ganó el proceso comicial anterior en forma avasalladora.
Se trata de que Morena siga creciendo, consolidándose como organismo político y que no se deshaga por culpa de sus militantes y dirigentes.
A Morena se le presenta una encrucijada, ya que siendo el partido con mayoría legislativa en ambas cámaras y la Presidencia de la República, la situación que enfrentará en los comicios federales del año próximo no es tan buena como algunos consideran.
Y es que la elección para renovar la dirigencia nacional no fue para nada lo transparente que algunos creían sería, dejaron dudas por doquier y los contendientes no quedaron a gusto con el resultado.
Dos de los tres principales aspirantes (Mario Delgado y Yeidckol Polevnsky) se contagiaron de Covid-19 durante el paso de las campañas, mientras el tercero de ellos (Porfirio Muñoz Ledo) no se cansó de lanzar acusaciones a diestra y siniestra, terminando por descalificar el resultado, en el que fue ubicado en segundo lugar.
La idea de seleccionar a sus nuevos dirigentes nacionales por la vía de las encuestas no fue del agrado de muchos de los principales cuadros del partido y como sucede cuando no resultan beneficiados, las cuestionan y descalifican.
Así sucedió con Porfirio Muñoz Ledo, quien apareció en un empate técnico en la primera encuesta y se declaró ganador por milésimas de punto y quiso asumir la presidencia del partido.
Otros, como Gibrán Ramírez consideraron que las encuestas de depuración no reflejaban la realidad del conocimiento de los candidatos.
Es por eso que lo primero que deberá hacer el nuevo dirigente nacional es juntar las piezas sueltas del rompecabezas en que se convirtió Morena, para evitar suceda lo mismo que con el PRD que en el pasado formó tantas tribus que al final de cuentas provocó el crecimiento de una de ellas, que se apropió de la dirigencia del partido y hasta el momento no la suelta.
Mario Delgado sabe que el reto es enorme y conlleva la selección de buenos candidatos, fomentar la unidad, evitar resquebrajamiento y mantener la mayoría en la Cámara de Diputados y la mayoría de los Congresos locales en los que Morena tiene mayoría, además de ganar el mayor número de gubernaturas posibles.
La tarea no es sencilla para nadie y menos cuando los dos recientes procesos electorales trajeron resultados contrarios a lo esperado.
El armado del rompecabezas que es Morena no es tarea sencilla y encontrar los puntos de acuerdos con los grupos que se sienten perjudicados por lo ocurrido en esta contienda interna no es nada sencillo y todavía falta el nombramiento del nuevo coordinador de la mayoría en San Lázaro, donde Pablo Gómez y Dolores Padierna, entre otros, disputan el ocupar la plaza vacante.
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Será cierto que el paso de Mario Delgado por la dirigencia nacional de Morena será breve, ya que su destino es Colima, donde mantiene un pacto con su amigo de la juventud y compañero de estudios, José Ignacio Peralta (gobernador de Colima), para que sea su sucesor. Su avanzada es su hermana Leticia, secretaria de Salud en el estado en que nacieron los tres personajes. De darse la nominación de Mario al gobierno del estado, quedaría relegada Indira Vizcaíno Silva, delegada federal en esa entidad y una de las cuatro mujeres que contempla Morena para nominar a distintos cargos de gobernador en 2021.
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Surge una nueva disputa entre miembros de la 4T, el ex subsecretario de Turismo, Simón Levy, acusó al secretario del ramo, Miguel Torruco, de intereses personales con grupos de hoteleros, para evitar el libre tránsito de las playas.
Se recuerda que en el pasado Torruco fue presidente nacional de los hoteleros.