Morena, sumido en el escándalo
¬ Augusto Corro lunes 26, Oct 2020Punto por punto
Augusto Corro
El diputado Mario Delgado Castillo será el líder del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). El nuevo presidente de la organización política guinda derrotó a su oponente, diputado Porfirio Muñoz Ledo, en la tercera encuesta pública, para destrabar el empate de ambos contendientes.
En cuanto conoció su triunfo, Delgado Castillo (48 años) invitó a Muñoz Ledo a la unidad y a trabajar juntos. Solo que otra vez el veterano Muñoz Ledo (87 años) se negó a reconocer de nuevo la resolución del INE. Dijo:
“No nos han ganado, de manera alguna. En nosotros, toda la militancia, reside la decisión final. Yo los invito a que se expresen, que rechacen la compra de la política por el dinero”.
Morena se encuentra, pues, en una etapa de divisionismo que de no evitarse que crezca, los guindas tendrán problemas difíciles en las próximas elecciones intermedias que se efectuarán en junio de 2021.
La tarea del nuevo líder morenista es mayúscula porque el partido aglutina a políticos llegados de diferentes partidos políticos: unos con ideología y principios y otros en busca de cargos públicos. Se trata de una institución con dirigentes y militantes de diferentes formas de pensar.
La lucha que se libra por el poder en Morena empezó a agudizarse cuando dejó la dirigencia Andrés Manuel López Obrador para asumir el cargo de presidente de la República. Morena quedó sin cabeza. Dos años transcurrieron para elegir a su líder con la intervención de las autoridades electorales.
Se tuvo que llegar a las encuestas públicas, porque ni los lideres, ni los militantes pudieron elegir en votación directa a quienes los representaran. Sus asambleas estuvieron marcadas por la violencia y el desorden.
Una victoria anunciada
Cuando empezó a formalizarse la elección del líder morenista, las apuestas estaban a favor de Castillo Delgado como el ganador de la contienda electoral. El nombre de Muñoz Ledo no aparecía entre los aspirantes.
Se pensó que la lucha estaría entre la expresidenta interina del partido, Yeidckol Polevnsky y otros candidatos con menor fuerza política, como Gibrán Ramírez. Este joven político y Muñoz Ledo casi decidieron su participación al mismo tiempo. Los insultos y las acusaciones mutuas no tardaron en aparecer.
Muñoz Ledo y Delgado Castillo llegaron a una posición conflictiva derivada de las tres encuestas. En la primera, según se informó, el ganador fue Muñoz Ledo; en la segunda, dijeron las autoridades que los competidores quedaron empatados.
El veterano político dijo que él había ganado. Inclusive exhortó a sus seguidores a tomar posesión del cargo en las oficinas de Morena. Su intento se frustró, porque lo esperaban en el lugar de la reunión varias mujeres con pancartas en las que lo acusaban de cometer abusos sexuales.
Y llegó la tercera encuesta. Delgado Castillo fue elegido con un 58.6% de los apoyos; Muñoz Ledo fue derrotado con el 41.1%. ¿Qué sigue? En un partido en crisis, como se encuentra Morena, la nueva dirigencia tendrá que esmerarse en busca de la unidad. Algo que se ve difícil.
La sucesión presidencial
Sin embargo, algo tendrá que hacer Delgado Castillo porque al obtener la dirigencia de Morena, lo que obtuvo también es la urgencia de revivir a su partido que casi desapareció en los dos últimos años.
Si no hubiera sido por sus escándalos internos, la organización guinda seguiría en el limbo político. Claro, nos referimos a las acciones internas de esa institución llena de tribus en franca lucha por el poder.
Nadie sabe cómo terminará la pugna entre Castillo Delgado y Muñoz Ledo. Si el primero exhortó inmediatamente a la unidad, el segundo acostumbrado al conflicto, podría continuar con su inconformidad y contaminar de descontento a los morenistas.
Y el divisionismos podría agudizarse porque Morena es muy importante apoyo para aquellos aspirantes que buscan sucederle en el cargo al presidente López Obrador. Así se reveló en la designación del líder de Morena.
De tal manera que Delgado Castillo, el ganador oficial, representa al canciller Marcelo Ebrard; y Muñoz Ledo a la jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum. Se debe entender que la paz no regresará automáticamente a Morena.
Las tribus divididas continuarán con los escándalos que podrían agudizase cuando empiecen a designarse los 500 candidatos a diputados federales, así como a 15 gubernaturas.
Todo conjugado ofrecerá más disputas entre los morenistas, así como los escándalos inevitables surgidos de la lucha por el poder y que, como se ve, no hay mucho interés por evitarlos.
Por ahora, es importante estar pendiente de las reacciones de Muñoz Ledo, un político que ya demostró que no se va a conformar con lo sucedido, pues el no para de decir que es el líder de Morena, porque ganó en las encuestas. ¿Usted qué opina amable lector?