¿El PRI, de vuelta?
Armando Ríos Ruiz miércoles 21, Oct 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El PRI ha encomiado el triunfo electoral obtenido el domingo pasado, en las elecciones celebradas en Coahuila y en Hidalgo, en donde arrasó con 16 distritos electorales de 16, en la primera entidad y con 32 alcaldías en la segunda, incluida la capital Pachuca, que era panista. El presidente nacional del tricolor dijo sentirse orgulloso de ser su dirigente.
Ciertamente, es para alegrarse sin echar las campanas al vuelo y sin presumir de dirigir a un partido que, por más que haya exhibido una superioridad indiscutible, es repudiado por una cantidad abrumadora de mexicanos, que lo ven como ejemplo de corrupción y desaseo, con el cual muy pocos quieren tener que ver y que no le auguran un futuro halagador.
No hay confianza para Alejandro Moreno, “Alito” o mejor conocido como “Amlito”, su dirigente. Se habla de sus preferencias por el Presidente de México y no son pocos los que opinan que en la gran elección, vigilará hacia dónde se inclina la balanza para ir a la cargada, sin dudar un instante en aliarse con Morena. Es decir, no vacilaría en convertir al tricolor en un partido rémora.
Aunque en ambas elecciones ganó el PRI, también debe tenerse en cuenta que los dos estados han sido tradicionalmente priistas. No obstante, los resultados se traducen en un gran aliento para los mexicanos que no están de acuerdo con la forma de gobernar del tabasqueño, ya que fueron una clara demostración de que sí se puede. De que una derrota a Morena es a todas luces posible, si los mexicanos se concientizan y acuden a votar en 2021, en los comicios más grandes en la historia de este país.
“El PRI está de vuelta”, se ha repetido como si los comicios recientes fueran la biblia de lo que ocurrirá en el futuro más próximo en materia de elecciones. Cuando debería decirse que dicho instituto aún es capaz de lanzar patadas, por ciertas ventajas que ofrecieron ambos escenarios.
Lo que ahora ocurre en Morena, con las amenazas de impugnación de los resultados, de su dirigente Alfonso Ramírez Cuéllar, no son más que pataleos sin sentido, que pretenden dar una sensación de inconformidad. La realidad es que perdió porque dieron por sentado que la figura presidencial provocaría un arrastre natural e induciría a la victoria. Se quedaron con la impresión de las elecciones de 2018. Es práctica normal de los perdedores, después de cada jornada electoral.
Se olvidaron que ya transcurrieron dos años de gobierno de severos desgastes; que el mismo Presidente ha trabajado fuerte para alejarlo de las preferencias de muchos mexicanos y que no apareció en las boletas. Esta es la razón por la que ha regañado a sus máximos representantes en el Congreso, para que peleen porque su fotografía este impresa en las elecciones de 2021.
De acuerdo con lo que se conoció después de las elecciones del domingo, es que el propio mandatario propinó una severa llamada de atención a sus morenistas, a quienes acusó de la derrota, por estar enfrascados en la contienda por la presidencia nacional del partido, que provocó una desatención de los dos estados y con ello, el fracaso.
En las redes sociales circularon mensajes que hablan de que los resultados le produjeron un coraje entripado que le provocó un malestar que urgió la presencia de un médico, para evitar que pasara a mayores. Supuestamente ya sufrió un infarto, que por más que los conocedores de la materia prohíben grandes esfuerzos en estos casos, para evitar consecuencias funestas, no los ha observado para nada.
Mientras tanto, en las redes sociales hubo celebraciones provocadas por los resultados adversos a e Morena. Porque no alcanzó lugares preferenciales en ambos casos.
A querer o no, esto causa un enorme aliento y una esperanza que se mantendrá viva hasta junio del año entrante, además de arrastrar a muchos que aún permanecen indecisos sobre sus preferencias partidarias.