Robin Hood
Alberto Vieyra G. lunes 12, Oct 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Robin Hood fue aquel humilde antihéroe de la época medieval en el siglo XIII que, con singular honestidad y empatía por los pobres, robaba a los ricos para entregar lo robado a los plebeyos, a grado tal de enfrentarse a la corona y cambiar el reparto de poder entre el rey y sus súbditos. ¿Quién no recuerda haber leído en la primaria aquella fantástica historia del héroe del bosque de Nottingham?
Robin Hodd describe la vida de un experto arquero al que sólo le interesaba proteger su vida mientras estaba al servicio del rey Ricardo Corazón de León. Pero cuando éste muere, Robin (Russell Crowe) vuelve a Nottingham, una ciudad aplastada por los impuestos recaudados por un sheriff despótico y a partir de entonces, comienza una historia llena de fantasía, heroísmo y amor sin final feliz.
Emulando a Robin Hood, entre los siglos XVII y XVIII brotarían como hongos en muchos países del mundo nuevos antihéroes, unos que solamente rezaban para su santo y otros que, como Chucho el roto, en México asaltaban los caminos para entregar el producto de lo robado al pueblo, particularmente a los de abajo. A Chucho el roto se le vio por última vez en el Centro de la Ciudad de México 1884, cuando salía del actual edificio en el que se ubica el Nacional Monte de Piedad que en ese entonces se convirtió en la primera cárcel en la capital azteca. ¿Por qué hago historia de estos fantásticos antihéroes?
Mire usted: El mes pasado el académico don Jaime Fernando Cárdenas Gracia renunció al Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, institución que desde su creación ordenada por AMLO hace 2 años, se le conocería también como el Robin Hood.
¿Cuál fue el motivo de la renuncia de don Jaime Cárdenas, un hombre extremadamente honesto, al que conocí como diputado federal en la LIV legislatura? Don Jaime ya estaba hasta la madre de la corrupción que imperaba o que impera en el Robin Hood amlista. ¿Ya adivino usted quiénes son esos corruptos? Esos corruptos ladrones no son priistas, panistas ni de ninguna otra hierba de olor, sino morenistas que se han robado lo robado al pueblo. Y entre esos robos a Robin Hood están ranchos, residencias, millonarias cuentas bancarias y finísimas joyas, entre muchas otras propiedades que pertenecieron a mafiosos de las bandas criminales.
En la mañanera del pasado 10 de febrero en Palacio Nacional, AMLO recibió con bombo y platillo de manos del fiscal general de la república, Alejandro Gertz Manero, un cheque por 2 mil millones de pesos y con el cual se pagarían los premios por la rifa del avión presidencial, sin el avión presidencial por 200 mil millones de pesos.
Ese día reveló AMLO: “Este dinero no solo proviene o lo que se está recuperando de la delincuencia común, viene también de la delincuencia de cuello blanco y es un procedimiento legal”, apuntó con el cheque en la mano. Se sabría después que el cheque sin fondos lo había extendido una empresa que defraudó al Infonavit, institución con la que había firmado un convenio para llevar a cabo diversos servicios que finalmente, no cumplió en su totalidad. En rigor, los 2 mil millones de pesos son entonces ahorros de los trabajadores de México y debieron haber sido devueltos al Infonavit, así como usted puede ver el hoy Robin Hood hoy roba, lo robado al pueblo de México.
Interminable sería hablar de la corrupción que ahoga al régimen de AMLO que lucra con la bandera de la anticorrupción que aplica contra los actores políticos del pasado, pero no del presente, como es el caso de su hermano, del que no dice ni Pío, menos del corrupto Manuel Bartlett o el líder minero Napoleón Gómez Urrutia, ni de Ricardo Ahued que fue retirado por cuestiones de corrupción de Aduanas o Rabindranath Salazar que trabajaba en el Banco del Bienestar, pero que salieron huyendo y hoy siguen agarrados de la ubre presupuestal, claro está solapados por su patrón AMLO y seguramente protagonizando acciones al más puro estilo de Robin Hood. La extinción de los fideicomisos, sí, es decir el fideicomicidio es otra perla de la corrupción de AMLO. ¡Averígüelo, Vargas!